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La foto movida

La fotografía deportiva es una asignatura ardua. Cuando se pulsa el disparador de una cámara se hace justo a tiempo o se hace tarde. El viaje de Adrian Newey a Aston Martin arroja una imagen que copia este patrón.

La foto movida
Un desenfocado Fernando Alonso, junto a Adrian Newey. ¿Demasiado tarde para el asturiano?

12 min. lectura

Publicado: 11/09/2024 17:00

Su aterrizaje suave en el equipo verde, a pesar de haberse rumoreado sin piedad durante meses, ha causado conmoción en la categoría. Rara vez las televisiones habían retransmitido en directo la presentación de algún piloto, pero jamás la de un ingeniero. A Adrian Newey, un tipo de 65 años, discreto y poco dado al espectáculo, se le puso cara de Mbappé. Solo le faltó corear al público asistente con un “¡Hala, Aston Martin!”, al estilo de los estrenos en el Bernabeu.

La mente más preclara de la ingeniería más competida del planeta sale de una formación —y cuyas razones no están del todo claras—, para irse a un prometedor equipo sobre el que llueve dinero, pero que habita la zona media en el plano de los resultados. Los de Silverstone han ido alfombrando las vidas de muchos que salieron de equipos de relumbrón, y con títulos bajo el brazo, para irse a desarrollar una promesa, aunque no una realidad, al menos a día de hoy.

Cuando el 1 de agosto de 2022 Lawrence Stroll dio la orden de publicar el comunicado que anunciaba el fichaje de Fernando Alonso, su equipo estaba noveno en la tabla, para acabar séptimo aquel año. Dos años después están quintos. Simplificando mucho la historia, podría decirse que avanzan a razón de un puesto por año.

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El problema reside en que, más allá del año venidero, hay quien duda de que Alonso corra en 2026 a su edad

La Ley de Plazos

La lógica y la historia dicen que un equipo ganador no se construye de un día para otro, y cuando estás en la zona media, salir de ella te cuesta tiempo, más que dinero, que también.

Ante la pregunta de que si Adrian Newey llega a tiempo o tarde, la respuesta obvia es para quién. Para Aston Martin llega en un momento perfecto en su desarrollo como escudería con miras al futuro; para Fernando Alonso Díaz tenía que haber llegado hace cinco años. Hoy lo agradecerá, pero en el final de su carrera, apenas catará sus posibles beneficios.

En los cálculos que hace cada cual desde su tresillo, rara vez entran dos parámetros clave: el negocio y el tiempo. Lo visible en la pantalla de cada cual está el deporte, pero no las ecuaciones y recetas que arrojan como resultado lo que se ve sobre el asfalto.

El de Oviedo es un corredor extraordinario, de los tres o cuatro mejores en lo que va de siglo, y una referencia siempre para los demás. De esto hay tan pocas dudas como que el resto de sus generaciones —porque abarca a más de una—, han logrado mayor número de títulos y victorias que el bicampeón.

Indio hay, flecha no

Desde hace una década larga, 2012, el bicampeón no tiene un coche a su altura, y aunque hay quien dice que hace magia, aquí magia no hay. Lo que hay es mucho trabajo, mucho talento, y añade un extra que con frecuencia no es suficiente. Para ganar se necesita el mejor piloto, el mejor coche y el mejor equipo; carreras, puede, títulos no.

Alonso rara vez ha tenido a su alrededor lo mejor de cada año; tan solo en 2007 nadie albergó esas dudas y, sin embargo, aquello se gestionó tan mal que acabó como el rosario de doña Aurora. No se trata de buscar una explicación, sino de dejar claro algo que hasta los analistas menos proclives piensan: con mucha frecuencia, Alonso ha estado por encima de sus coches, pero de poco le ha valido desde el punto de vista de los resultados que se escriben en negrita.

Adrian Newey, el superingeniero de los 25 títulos, aterriza en su equipo, y tienen la pasta gansa que cuesta montar una formación ganadora; de lo que Alonso carece es de tiempo. A sus cuarenta y tres tacos va a durar más que un martillo echado en aceite, y muchas gracias. Pero nadie en su sano juicio montaría un proyecto ganador con miras al medio plazo a su alrededor.

Newey se pondrá a dibujar a mano en el coche de 2026, el primer Aston Martin con motor Honda, y ese año Fernando cumplirá los cuarenta y cinco, una edad a la que muchos corredores llevan una década retirados, y andan en sus negocios y cuidando críos. Su capacidad técnica, táctica, la brillantez de su manejo seguramente siga ahí, pero su cuerpo no es ya el que tuvo cuando ganaba carreras.

Fecha de caducidad flexible

Alonso siempre aporta, pero sabe perfectamente que no le queda mucho. Se jalea, afirma que dobla en puntos a su compañero, y es habitual que afirme que las carreras que termina son las mejores de su vida. Puede que sea cierto; si él lo dice, nadie tiene más criterio para poder afirmarlo, no obstante su pelea no es por títulos. Ni victorias. Ni siquiera podios. Su guerra hoy es la de llegar a los puntos, y es una pena.

Newey es la bala de plata que puede otorgarle una herramienta que muy rara vez tuvo, pero para aprovecharse de ello tendría que aguantar hasta al menos 2026 o puede que 2027. El genial ingeniero hace coches ganadores, aunque no de manera instantánea. Tardó en Williams, tardó en McLaren y tardó en Red Bull.

El multipremiado técnico llegó a Williams en 1990 y uno de sus diseños logró su primera corona en 1992. En McLaren le fue mejor. Fichado en 1997, su primer entorchado llegó en 1998, pero McLaren ya era un equipo casi ganador, tanto que en el año previo había vencido en tres ocasiones. Adrian fue contratado por Red Bull en 2006, un año en que la escudería austriaca acabó séptima propulsada por motores Ferrari.

Se puso manos a la obra con los coches de 2007 y 2008, y su primera corona no les llegó hasta 2010, casi cuatro años más tarde. Este caso es el que se podría tomar como referencia histórica como ejemplo de estudio. Red Bull estaba en la zona media, tenía un motor que acabó abandonando, y tenía el dinero necesario —igual que Aston Martin hoy—.

Lo que ocurrió a continuación fue que armaron una escudería ganadora, que es algo que lleva un tiempo, realizaron las inversiones y fichajes necesarios. Faltaba la pieza que cerrase el círculo, y esa era un piloto joven y prometedor, con carrera por delante, alrededor del que hacer rotar su proyecto: Sebastian Vettel.

Toto sabe de esto

En Mercedes hicieron algo similar. Cuando le endiñaron la dirección del equipo a Toto Wolff, echó cuentas, y se plantó ante los directivos de Daimler. Fue claro: «si queréis ganar, hace falta más pasta en ingeniería».

Se la dieron y armó un equipo ganador. Nico Rosberg acabó siendo campeón. Pero el llamado a ejecutar ese guion era Lewis Hamilton, ya campeón con McLaren, joven, con recorrido por delante, y con las habilidades necesarias.

Michael Schumacher dio lustro a la formación de las flechas plateadas, pero ninguna victoria. De haber aguantado hasta los cincuenta, puede que hubiera tenido coches ganadores como los tuvo Sir Lewis. Pero el Schumacher de Mercedes ya no era el invencible de Ferrari; su compañero Rosberg lo arrasó.

Esta es una de las razones por las que la Aston Martin persigue a Max Verstappen en un papel similar al de Lewis Hamilton. Ni más ni menos. Eso, o fichar a un Piastri, Antonelli, o Norris, por poner tres ejemplos de pilotos jóvenes y prometedores, y armar un Sebastian Vettel de color verde.

Lawrence Stroll ha montado un equipo de estrellas, con algunos de los mejores técnicos del mundo. Pero no arrojarán resultados inmediatos.

El destino cercano

¿Se va a beneficiar Alonso de Adrian Newey? Si. El coche de 2025 será una prolongación del actual, y aunque no sea un diseño de Newey, seguramente lo supervise y aporte alguna que otra solución; esto ha ocurrido siempre y siempre los ha mejorado, pero no los ha transformado.

El problema reside en que, más allá del año venidero, hay quien duda de que Alonso corra en 2026 a su edad. Como es habitual en él, y aunque tenga contratos, hará lo que le de la gana. Al final pasará lo que su cuerpo le dicte. Y todos a esperar a que ese organismo hable en este continuo proceso de oxidación que es la existencia.

La fotografía sale movida, de momento. Más adelante sabremos si la de Aston Martin se hizo a tiempo, o tarde para el asturiano, pero tiene aspecto de que puede salir alguna muy nítida, de manera puntual, aunque no un álbum entero. Toca aplicar paciencia, porque lo mejor está por llegar.

Fotos: Aston Martin Racing

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