Es octubre, y llueve en Japón. Y lo hace con fuerza. Esta situación no es en absoluto nueva cuando la Fórmula 1 viaja a Suzuka, y es parte de su encanto hasta cierto punto. Este fin de semana, es el tifón Trami el que amenaza con alterar la programación y el orden establecido en el trazado nipón, aunque las mayores probabilidades de lluvia se concentran en clasificación, a la que los equipos llegan sin haber rodado prácticamente en mojado durante las sesiones de libres, y sin visos de hacerlo en carrera.
Si el guión no se desvía de lo que los entrenamientos libres han asomado, Lewis Hamilton debería poner sobre la mesa otra razón a favor de su cada vez más aparente quinto campeonato con una nueva pole, muy decisiva en un circuito en el que adelantar es una empresa de riesgo. Ferrari ha ido ganando terreno al británico a medida que completaba vueltas, pero su guerra parece estar más en mantener a raya a Red Bull. Más atrás, Carlos Sainz buscará liderar los esfuerzos de Renault tras el accidente de Nico Hülkenberg en los últimos libres, y Fernando Alonso tendrá por misión esquivar la última línea de parrilla. Si Tiáloc (dios de la lluvia en la mitología maya) juega a favor, quizá algo más.
