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GP BélgicaLas tres vueltas de la vergüenza que superan el bochorno de Indy 2005

El Gran Premio de Bélgica de 2021 se convierte en uno de los momentos más vergonzosos de la historia del automovilismo a consecuencia de la actuación de la FIA y la F1, únicamente preocupadas por su bienestar personal.

Las tres vueltas de la vergüenza que superan el bochorno de Indy 2005
El GP de Bélgica tiene ganador, pero en ningún momento se compitió.

8 min. lectura

Publicado: 29/08/2021 19:45

Spa-Francorchamps es lugar de culto para el aficionado al mundo de las carreras y no es de extrañar que sus gradas estuvieran llenas de gente a pesar de la terrible meteorología de este fin de semana.

Pero lo que ha ocurrido este domingo ha pasado a la historia como uno de los momentos más bochornosos de siempre, incluso por encima de lo ocurrido en aquel esperpéntico Gran Premio de Estados Unidos de 2005.

Aquel día, sólo seis coches se alinearon en la parrilla, todos ellos calzados con neumáticos Bridgestone, tras retirarse el resto de participantes, todos ellos clientes de Michelin.

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Lo cierto es que los pilotos son los que menos culpa tienen en todo esto

El fondo de la cuestión estuvo en que el nuevo asfaltado del circuito de Indianápolis en el óvalo destrozaba los neumáticos franceses -incluso Ralf Schumacher acabó en el hospital tras sufrir un reventón en los entrenamientos del viernes-.

La intrahistoria fue mucho más compleja y, a pesar de que equipos y suministrador buscaron todo tipo de soluciones para participar, ni Max Mosley -entonces presidente de la FIA-, ni Jean Todt -entonces director de Ferrari y hoy presidente de la FIA- dieron su brazo a torcer y obligaron a los siete equipos calzados con las gomas francesas a tomar una decisión: correr y parar cada pocas vueltas, con el riesgo que eso conllevaba… o abandonar.

Condiciones infames

Ya centrados en lo ocurrido en Spa-Francorchamps, lo cierto es que la situación era realmente complicada y contaba con múltiples matices, pero Michael Masi, director de carrera y representante de la FIA, ha elegido la peor solución de todas.

Se tiende a errar el tiro a la hora de criticar que la Fórmula 1 hoy en día corre muy poco en condiciones de mojado y nada cuando estas son extremas. Lo cierto es que los pilotos son los que menos culpa tienen en todo esto, pues por un lado deben lidiar con un reglamento que impide tocar el coche desde el día anterior y, por otro, con unos neumáticos de lluvia extrema que tampoco cumplen su función adecuadamente.

Ambas cosas dan como resultado que los coches actuales de F1 son bastante inconducibles con mucha agua, sufriendo rápidamente el temido efecto de aquaplanning. Cualquiera que lo haya sufrido en la carretera sabe que te conviertes en un pasajero a merced de la fortuna.

Si a eso le sumamos la monstruosa estela de spray que los coches generan a su paso a consecuencia de las enormes ruedas y la inmensa carga aerodinámica proveniente de los grandes alerones, formamos el combo perfecto: coche difícil de manejar y visibilidad nula.

No, los pilotos no son los culpables de esto. Y sí, tiene lógica que pidan tan a menudo la bandera roja.

La FIA

Una vez que tenemos claro que las condiciones de Spa-Francorchamps hoy no permitían competir con seguridad -al menos eso es lo que un servidor tiene claro-, entra en juego la actuación de la FIA hoy, pero también desde hace al menos dos años.

Concretamente cuando Anthoine Hubert falleció tras un accidente múltiple en Eau Rouge, lugar que se ha cobrado situaciones similares posteriormente y que ha mandado a numerosos pilotos al hospital, aunque por fortuna sin tan dramáticas consecuencias.

La situación de Eau Rouge la llevan denunciando los pilotos mucho tiempo, pero nadie les ha escuchado hasta ahora. La FIA, que al final es quien importa, no lo ha hecho. El problema no es que sea una curva complicada. En realidad es, en parte, lo contrario.

Con las modificaciones de los últimos años, ahora Eau Rouge se hace fácil a fondo. Y si encima tiramos de la escapatoria de asfalto, algo muy habitual en turismos y GT, miel sobre hojuelas. Pero, ¿qué ocurre el día que hay un accidente o llueve?

Pues que la escapatoria es pequeña y el muro está muy cerca de la pista, propiciando que los coches que impactan contra el mismo acaben siendo rebotados de vuelta a la misma, por donde pasan el resto de coches a gran velocidad y sin margen de maniobra, pues van a fondo y encima la visibilidad es muy escasa o nula si el accidente se ha producido ya en el Raidillon (la cima de la subida). Eso es lo que genera el peligro de verdad.

El viernes, Hamilton denunció un bache enorme en el punto de compresión de Eau Rouge (el cambio de bajada a subida) y el sábado muchos otros pilotos denunciaron que ya era hora de hacer algo tras el accidente de Lando Norris.

Ahora la FIA va a reaccionar y de cara al año que viene ampliará la escapatoria. Pero es que han pasado tres años desde el accidente de Pietro Fittipaldi en las 6 Horas de Spa. Y dos años desde la muerte de Anthoine Hubert, al que le han seguido el accidente de las 24 Horas de Spa o el de las WSeries, entre muchos otros.

Michael Masi

Con todo este combo de condicionantes, Michael Masi tenía que lidiar con una situación muy compleja. El director de carrera debía decidir si mandaba a los pilotos a competir bajo un aguacero y en un circuito que no cumple los estándares de seguridad en una curva muy delicada, o daba por cancelado el evento.

Esto último habría sido perfectamente entendible, pero finalmente -no sé si condicionado o no por instancias más altas- Masi decidió organizar un paripé de más de tres horas que finalizó con una manifiesta manipulación del campeonato: dar las vueltas mínimas que exige el reglamento tras el coche de seguridad y dar por finalizada la carrera sin permitir competir a los pilotos.

De ese modo, el Gran Premio se ha celebrado oficialmente, se reparten la mitad de los puntos y los contratos, localidades, etc, quedan justificados. Sin comentarios… y con mucho bochorno.

Fotos: Red Bull Content Pool

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