Es imposible hacer un motor eléctrico sin pasar por el aro de China, a no ser que hayas creado uno como este
Un equipo de investigadores ha creado un motor eléctrico revolucionario que prescinde de tierras raras como el neodimio, apostando por materiales sostenibles y accesibles como el cobre. Una solución innovadora para reducir costes y la dependencia de mercados extranjeros.
La industria del motor eléctrico está en pleno auge, impulsada por la creciente demanda de vehículos, turbinas eólicas y otros sistemas sostenibles.
Sin embargo, existe un problema común que afecta a todos estos sectores: la dependencia de las tierras raras, materiales esenciales para fabricar motores eléctricos. Estos materiales son escasos y caros de extraer.
«Los fabricantes de automóviles ya están explorando opciones libres de tierras raras, pero estas suelen tener limitaciones significativas»
Pero, además, su suministro está controlado principalmente por China, lo que genera importantes desafíos económicos, medioambientales y de seguridad en la cadena de suministro para Estados Unidos y Europa.
Ante esta problemática, un equipo de la Universidad Texas A&M ha decidido romper el molde. Liderados por la doctora Dorsa Talebi, el profesor Hamid Toliyat y el estudiante de doctorado Mehdi Seyedi, los investigadores han desarrollado un motor eléctrico innovador que no depende de las tierras raras, apostando por materiales más abundantes y sostenibles como el cobre.
Un motor libre de tierras raras: sostenible y competitivo
El proyecto, titulado «Avances en la propulsión de vehículos eléctricos: desarrollo de un motor eléctrico de alta potencia sin tierras raras», busca crear una alternativa más económica, eficiente y sostenible que los motores actuales.
«Muchas de las prácticas mineras para extraer tierras raras no son éticas y consumen enormes cantidades de energía», explica Talebi.
«Aunque hay esfuerzos por hacerlo de forma más sostenible, la regulación es insuficiente y la demanda sigue creciendo. Necesitamos alternativas. Nuestro motor soluciona este problema al eliminar las tierras raras por completo», amplía.
La clave del diseño reside en sustituir los imanes permanentes de neodimio en el rotor del motor por bobinas de cobre, un material mucho más accesible y económico que, además, no está controlado por China.
«Además de reducir costes, esta solución elimina un componente crítico de la cadena de suministro, reduciendo nuestra dependencia de mercados extranjeros», añade Talebi.
Tecnología probada y preparada para la industria
El equipo ha realizado simulaciones para probar su concepto, construyendo también un prototipo funcional que demuestra la viabilidad del diseño. Según Toliyat, su motor ofrece una relación potencia-peso comparable a los modelos que usan tierras raras, lo que lo posiciona como una alternativa competitiva.
«Los fabricantes de automóviles ya están explorando opciones libres de tierras raras, pero estas suelen tener limitaciones significativas», señala Seyedi. «Esperamos que nuestra tecnología resuelva la mayoría de estos problemas y ofrezca una solución eficiente y rentable», concluye.
Más allá de los automóviles
El potencial de esta tecnología no se limita al sector automovilístico. Según Talebi, también podría aplicarse a turbinas eólicas, sistemas de transporte y otras áreas de energía renovable, ampliando su impacto a nivel global.
El proyecto ya ha recibido un impulso financiero significativo: 500.000 dólares a través del programa de premios a la innovación ADM de Texas A&M. Con patentes en curso, el equipo planea comercializar su motor y, eventualmente, fundar su propia empresa.
Con iniciativas como esta, el dominio de China sobre las tierras raras podría empezar a reducirse, marcando el comienzo de una era más sostenible y autónoma en la fabricación de motores eléctricos.
Fuente: Universidad Texas A&M