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5 consejos para guardar la bicicleta en invierno sin que sufra averías o desgaste

Si cuando llega el frío intenso del invierno dejas la bicicleta aparcada, lo mejor que puedes hacer por ella es tomar algunas precauciones para evitar disgustos cuando vayas a retomar la actividad.

5 consejos para guardar la bicicleta en invierno sin que sufra averías o desgaste
No abandones la bicicleta en invierno, guárdala perfecta para no tener disgustos más adelante. - Pixabay

8 min. lectura

Publicado: 10/12/2023 10:00

Se suele decir que las bicicletas son para el verano, aunque nada más lejos de la realidad. Actualmente, existe mucho material que nos permite desarrollar nuestra actividad favorita a pesar del frío, la lluvia y la nieve.

Sin embargo, también es innegable que resulta duro y, en ocasiones, incluso desaconsejable. Así pues, tanto si es tu elección como si te ves en la obligación de guardar la bicicleta durante los meses de invierno, lo mejor que puedes hacer por ella (y por tu bolsillo) es tomar algunas precauciones para evitar problemas futuros e incluso averías.

1. Dónde guardar la bicicleta

Obviamente, no siempre podemos elegir dónde guardar la bicicleta, ya que las circunstancias de nuestra vivienda mandan. Sin embargo, si tienes la posibilidad de hacerlo, designa siempre un espacio cubierto y seco para evitar que las partes metálicas, las gomas y la pintura sufran oxidación y deterioro.

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Además, si tienes la posibilidad de colocarla en un soporte, ya sea de pie o de pared, mejor que mejor. Así evitarás que se caiga accidentalmente o que resulte molesta a la hora de manipular otros objetos que se encuentren en el mismo espacio (trastero, terraza, etc).

También es importante cubrirla con una lona, manta, plástico o cobertor para minimizar la acumulación de polvo y suciedad durante el periodo de inactividad.

Limpia, seca y a cubierto, esa es la forma ideal de guardar una bicicleta durante los periodos prolongados de inactividad. Imagen: Pixabay

2. Limpieza y engrase

Si eres una persona asidua a la bicicleta, seguro que ya sabes que siempre es aconsejable limpiarla después de una salida, especialmente si es una bicicleta de montaña o gravel. También si has montado por zonas de tierra o con lluvia, nieve, barro, etc.

Por eso tiene toda la lógica guardar la bicicleta completamente limpia y engrasada. De ese modo, evitaremos el deterioro prematuro de retenes, transmisión, cadena o frenos, así como de las partes metálicas y la pintura.

Además, si de vez en cuando ‘activas’ las partes móviles: transmisión, suspensiones, etc, contribuirás a evitar que determinadas partes se sequen. Acuérdate también de lubricar el cableado y de hacer que estos se muevan para recoger el teflón o lubricante del interior de las fundas

3. Las ruedas

Cuando la bicicleta deja de utilizarse durante un tiempo, las ruedas tienden a perder aire y presión. Además, si tienes ruedas tubeless, es importante evitar que la carcasa se deforme y que el líquido se convierta en una masa en la parte inferior de la rueda.

Así las cosas, lo mejor que puedes hacer es lo siguiente:

  1. Hincha las ruedas con mayor presión de lo habitual.
  2. Mueve las ruedas de forma periódica para evitar deformaciones en la carcasa y acumulación del líquido tubeless.
  3. Evita la incidencia directa del sol en las cubiertas y también la humedad.
La transmisión sufre si se mantiene tensionada durante mucho tiempo. Imagen: Unsplash

4. Cambio de marchas

Ya hemos hablado de la necesidad de mantener limpia y engrasada la bicicleta, y eso toma mucha importancia en el caso de la transmisión.

Pero además es importante evitar dejar la misma tensionada durante mucho tiempo. De este modo alargaremos la vida útil de la cadena, los desviadores y los cables.

¿Cómo dejamos la transmisión con la menor tensión posible? Es muy sencillo, sólo debemos seleccionar el piñón más pequeño posible, siempre y cuando la cadena no quede excesivamente cruzada.

Lógicamente, no será lo mismo si nuestra bicicleta es monoplato que si tiene dos o incluso tres platos.

¿Y si tu bicicleta es eléctrica?

Todo lo que hemos comentado es válido para cualquier tipo de bicicleta. Pero si la tuya es eléctrica, entonces debes tener algunas precauciones adicionales para preservar correctamente el sistema eléctrico.

En esencia, todo trata de la batería, que es el elemento más vulnerable en periodos de larga inactividad. Esto sucede por las propiedades típicas de las baterías de litio, que en la actualidad monopolizan el mercado de los dispositivos electrónicos, así como el de los patinetes y bicicletas eléctricas.

Por tanto, lo mejor que puedes hacer es cargar la batería entre un 60 y un 80 % y, si es extraíble, sacarla de la bicicleta y guardarla en un lugar seco y no demasiado frío. De ese modo, evitarás que esta se descargue en exceso y, sobre todo, que sufra degradación prematura de sus celdas.

Esto es importante porque, de lo contrario, perderá autonomía y con el tiempo verás que cada vez cubres menos kilómetros con una carga completa.

La batería, mejor cargada a más de la mitad de su capacidad y guardada en un lugar seco y no demasiado frío. Imagen: Unsplash

Volver a la actividad

Con estas cuatro simples operaciones -cinco si tu bicicleta es eléctrica-, te asegurarás de mantener tu bicicleta en perfecto estado durante los largos periodos de inactividad.

Pero no te confíes cuando llegue el momento de volver a utilizarla y realiza una pequeña revisión de todos los componentes para no tener un susto durante la marcha.

Para ello, revisa el funcionamiento de la transmisión, la presión de las ruedas, las suspensiones y la posible presencia de óxido en las partes metálicas. También el correcto apriete de tuercas y tornillos, que nunca viene mal. Además, especialmente si tus frenos son hidráulicos, acciona las manetas varias veces para activar y comprobar que estos funcionar correctamente.

Finalmente, elimina todo el polvo acumulado durante la inactividad, especialmente en frenos, suspensiones, transmisión y otras partes móviles.

Listo, ¡a montar de nuevo!

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