¿Cargas tu coche eléctrico en casa y con un enchufe convencional? Estás tirando dinero de más a la basura
Cuando cargas tu coche eléctrico en tu garaje, que sepas que no toda la energía que estás pagando acaba llegando a la batería. Por el camino se quedan unos preciados euros por las pérdidas de energía generadas, claro que eso depende de cómo se realice dicha carga.

Cuando se genera, se transmite o se distribuye electricidad, existe lo que se conocen como pérdidas de energía. Es inevitable, de la misma forma que sucede cuando enchufamos un vehículo eléctrico para cargar su batería.
En este proceso, la pantalla de tu coche eléctrico te indicará cuanta energía has recuperado en la carga y en la factura de la luz te indicará cuánta energía has consumido, pero que sepas que nada te va a indicar cuántas pérdidas de electricidad se han producido.
Para hacernos a una idea de lo que estamos hablando, el Automóvil Club Alemán (ADAC) ha realizado unas pruebas específicas en dos tandas con cuatro coches eléctricos diferentes, algunos de los más populares del mercado. Todo con un único objetivo: responder a la pregunta de ¿qué tipo de carga es más eficiente?

Cargar el coche eléctrico en casa, mejor con Wallbox
Cuando cargas un coche eléctrico en casa, estás cogiendo la corriente alterna que te da tu sistema eléctrico doméstico y el cargador interno del vehículo lo transforma en corriente continua. En ese proceso, como decíamos, se va a perder un importante porcentaje de energía, pero que será más o menos en función del tipo de carga.
Lo más fácil y económico sería engancharlo a un enchufe doméstico convencional y cargar el vehículo a una potencia de 2,3 kW. Esto no es, primero, la opción más segura ni la más recomendada. En cambio, si tienes un Wallbox en tu casa, a pesar del desembolso que supone (entre 1.000 y 1.500 euros de media), saldrás ganando a la larga, con potencias de carga de 11 o 22 kW.
El ADAC hizo sus pruebas con un Renault ZOE, un Volkswagen ID.3, un FIAT 500e y un Tesla Model 3. Las diferencias entre cada coche fueron notables, de la misma forma que lo fueron al cargar de tres formas distintas: conectados con un enchufe normal, conectados a un Wallbox a máxima potencia y conectados a un Wallbox pero reduciendo la potencia de carga.

Para que te hagas a una idea, en el ZOE fue donde se dieron variaciones más drásticas: se perdió un 24,2 por ciento de la energía durante la recarga en un enchufe normal, mientras que con un Wallbox a 11 kW se perdió un 9,7 por ciento. Es decir, una diferencia de casi el 15 por ciento, lo que puede equivaler a 120 euros anuales tirados a la basura solo por esto.
El FIAT 500e fue el más eficiente en todos los sentidos: una pérdida del 12,7 por ciento y del 6,3 por ciento, respectivamente; pero ojo, también con una pérdida del 13,9 por ciento cuando se limitaba la potencia del Wallbox, siendo el peor registro de este tipo en las pruebas.
Las conclusiones del ADAC quedan claras: la carga mediante Wallbox es la más rentable, mientras que una menor potencia de carga conlleva mayores pérdidas de carga. Detrás de esto hay varios factores, como que la el sistema eléctrico de 12 voltios da servicio a varias unidades de control durante la carga; aquí se pierden unos 100-300 vatios. Las mejoras en los cargadores de los vehículos muestran un enorme potencial de mejora de cara al futuro, según el ADAC.
Si cargamos en un Wallbox, los tiempos de carga se reducen y, por tanto, se producen menos pérdidas de estos dispositivos. Además, los cables de alimentación de los Wallbox están mejor preparados y tienen menos pérdidas en comparación con los que van a los enchufes "schuko" que tenemos en casa.

Así pues, quédate con estos datos: las pérdidas de carga en enchufes domésticos son de entre el 10 y el 30 por ciento, mientras que en un Wallbox se quedan en un 5-10 por ciento.
Cargar el coche en cargadores rápidos, no siempre es mejor
Al usar cargadores en estaciones de carga públicas, entran en juego otras variables: a favor, que la transformación de corriente alterna a continua se produce en la propia estación, por lo que no hay pérdidas en este sentido respecto a lo visto anteriormente.

Sin embargo, estas cargas rápidas se realizan a potencias mucho más elevadas y eso provoca que las baterías cojan mucha más temperatura. Para mantenerlas en control y evitar sobrecalentamientos, los vehículos más modernos cuentan con sistemas de refrigeración avanzados, y eso necesita energía que, precisamente, proviene de los propios cargadores.
Esto se recrudece cuando se intenta cargar el vehículo en situaciones de temperaturas demasiado altas o bajas, lo que provoca que estos sistemas entren en funcionamiento con mayor intensidad.
Probados un Hyundai IONIQ 6, un Renault Mégane E-TECH, un VW ID.3 y un Tesla Model Y, el ADAC determinó que las pérdidas de conversión en una estación de carga rápida promediaron un 3 por ciento, generándose pérdidas adicionales de entre el 2 y el 8 por ciento para el calentamiento de las baterías.
En definitiva, contando toda la energía extraída de la red, las pérdidas totales con CC oscilan entre el 5 y el 15 por ciento. La conclusión del ADAC es que «la carga de corriente continua es la más eficiente, pero la de corriente alterna suele ser la más rentable».
Fuente: ADAC