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Los combustibles sintéticos seguramente no serán ni para ti ni para mí

El verano pasado, pensar en los 3 euros por litro nos causó auténtico terror. Descontando la inflación de los próximos 13 años, ¿quién condiciría alegremente un coche repostando a esos precios -o más altos- para poder seguir usando combustión interna de primera mano?

Los combustibles sintéticos seguramente no serán ni para ti ni para mí
Previsiones de disponibilidad de combustibles sintéticos para 2035 - Transport & Environment

8 min. lectura

Publicado: 13/03/2023 22:00

Mientras seguimos pendientes del tira y afloja entre los países de la Unión Europea, sobre qué pasa con la combustión interna más allá de 2035, hay que poner los puntos sobre las íes. Sí, está contemplada la posibilidad de que se puedan matricular nuevos coches en esa fecha si no producen emisiones de carbono, y un año más para fabricantes de baja producción.

Solo hay dos caminos para hacer eso, la primera es mediante hidrógeno «caliente», que es emplear hidrógeno en un motor de combustión interna, produciendo vapor de agua (el resultado de oxidar el hidrógeno da H2O) en el escape, y la otra manera es con combustibles sintéticos, combustibles alternativos o e-fuels. Estos sí emiten carbono, pero a su vez lo han absorbido previamente del aire, así que son técnicamente «neutros».

Ambos combustibles para motores térmicos se pueden obtener con energías renovables, sin un solo gramo de petróleo, así que son ¿ecológicos? Si no vemos más allá, eso podría parecer, pero el diablo está en los detalles. Uno de ellos, que no es baladí, es el elevado consumo de energía asociado, energía que no se usará para inyectarla en la red eléctrica y serviría para hacer como el triple de kilómetros con un coche elécrtico.

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En 2035, los coches que se comprará la gente normal no van a consumir una gota de combustibles fósiles

Otro de los problemas, y de esto se habla poco, es que no se van a poder industrializar a la misma escala que hoy día se mueven barriles de petróleo. Ni por asomo. La ONG Transport & Environment, o Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, realizó un estudio tomando como partida la producción prevista del sector petrolero -sus propios datos- para combustibles sintéticos.

Aire + agua + mucha electricidad + catalizadores = combustibles sintéticos

Analizando distintos escenarios, la producción no va a ser suficiente ni para el 3% y pico del parque europeo de vehículos, lo cual significa que el precio del litro de combustible sintético nunca va a ser barato, la demanda sobrepasaría a la oferta, y para igualar una a la otra, habría que realizar un consumo bestial de energía que, claramente, no compensaría.

En el caso más optimista, en el que solo los coches con motor térmico usen combustibles sintéticos en 2035, habría producción para menos del 1,5% del parque móvil previsto en Europa. En el caso más optimista, que solo lo empleasen los coches híbridos enchufables, poco más del 3% y pico. Nunca van a ser una solución para la gente normal y corriente, empezando por la obviedad de su coste prohibitivo.

Sí, es posible usar hidrógeno para reemplazar a la gasolina, pero es un derroche energético y una locura a gran escala

Más bien tenemos que pensar en los combustibles sintéticos como un producto de lujo que servirá para mover coches históricos, exóticos o de un enorme valor, y no de forma habitual. Nada respecto a utilitarios, compactos o SUV del «pueblo llano». Si en 2022 ya nos pusieron de punta los precios de más de 2 euros por litro, imaginemos el doble o el triple. No tiene sentido.

Si llenar un depósito cuesta 200 a 400 euros, me temo que pocos se lo van a poder permitir

Las previsiones no son mejores si hablamos de hidrógeno «caliente», el rendimiento «del pozo a la rueda» es pésimo, así que tampoco hay que esperar una elevada producción como para que cualquier coche con motor térmico pueda desengancharse totalmente de la gasolina o gasóleo fósiles. Además, prácticamente ningún fabricante, aparte de Toyota, le ve viabilidad a eso.

Nos queda otra derivada, muy importante, y es que la combustión de hidrógeno produce algo más que vapor de agua. Es inevitable la quema de aceite del motor, como en cualquier motor de combustión interna, y también que se formen óxidos de nitrógeno por la compresión y temperatura. Dicho en otras palabras, contaminar, contaminan, aunque sea muy poco. No son tan «neutros».

En «Los Inmortales II» (1991), película de culto viejuno ambientada en 2024, la humanidad vive sin ver el sol y con gasolina sintética a tan solo 11 dólares el litro. Eso, hace 30 años, ya era una cifra escandalosamente alta. Véase desde el minuto 40.

Si descartamos el uso de los combustibles sintéticos o el hidrógeno «caliente» para que la gente normal se desplace de un lugar a otro de forma habitual, en vez de dar un par de paseos de domingo al año, ¿qué utilidad pueden tener? Pues una en la que el consumo no sea importante, tampoco el coste del combustible en sí: la competición.

Lo mismo respecto a los biocombustibles puros, si queremos producir el suficiente para millones de coches, no quedaría sitio para cultivar nada en Europa

Los que nunca lleguen a aceptar la competición con coches eléctricos, que ni suenan igual, ni aguantan tantas vueltas, ni dan petardeos ni llamaradas puntualmente, aceptarán pagar por ver carreras de coches con combustión interna y combustibles no derivados del petróleo, como empezamos a ver en la actualidad. Y si no pagan directamente, lo harán con su tiempo, es decir, con publicidad.

En 2035, e incluso antes, los coches destinados a la gente normal de nueva fabricación serán ya casi todos (o todos) eléctricos, con una mínima porción de modelos de hidrógeno con pila de combustible. ¿Y los que ya circulaban, qué? Pues como el petróleo no se dejará de consumir en esa fecha, habrá que seguir yendo a repostar zumo de dinosaurio. La pregunta del millón es cuánto costará entonces un litro entonces, entre producción recortada e impuestos disuasorios.

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