El hidrógeno en los coches: ventajas e inconvenientes

Este gas cuenta con varias ventajas y algunos inconvenientes, pero en todo caso supone uno de los proyectos de futuro más interesantes para la automoción en su búsqueda por encontrar combustibles alternativos a los derivados del petróleo.

El hidrógeno en los coches: ventajas e inconvenientes
Hyundai Nexo

6 min. lectura

Publicado: 17/08/2019 13:18

Aunque el hidrógeno no se encuentra de forma libre en la naturaleza, existen múltiples modos de obtenerlo y eso hace que sea virtualmente inagotable al ser el elemento más presente en el universo.

Además, su relación peso/volumen es muy baja y posee un rendimiento energético considerable, por lo que puede utilizarse sin problemas para propulsar vehículos.

La pila de combustible

Aunque es posible adaptar vehículos de gasolina a su uso con hidrógeno, los resultados no son tan interesantes como los que están dotados de pila de combustible.

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Estos elementos captan oxígeno de la atmósfera y lo combinan con hidrógeno a alta presión, propiciando una reacción química que da como resultado electricidad y vapor de agua (H2O).

A partir de ahí el funcionamiento es similar al de un vehículo eléctrico, pues dicha energía eléctrica es utilizada para la impulsión, incluso en el caso de vehículos pesados, pues aunque los depósitos de hidrógeno son de grandes dimensiones, el peso de los mismos es bajo (170 litros de hidrógeno pueden pesar unos 4 kilogramos).

Las emisiones

El hidrógeno es uno de los combustibles más limpios que hay, pues la reacción química resultante produce, además de electricidad, vapor de agua.

Si además el hidrógeno proviene de fuentes de energía renovable, la huella es prácticamente nula. Todo ello propicia que la Dirección General de Tráfico (DGT) otorgue la etiqueta CERO a este tipo de coches, equiparándolos por tanto a los eléctricos e híbridos enchufables.

Repostaje/recarga

Con muchas de las ventajas de los coches eléctricos, los propulsados por hidrógeno carecen además de algunos de sus inconvenientes.

El principal llega a la hora de recargar los depósitos, pues se trata de una operación que no lleva más de cinco minutos, a diferencia de los largos periodos de recarga de las baterías de los vehículos eléctricos. Además, la autonomía es similar a la de coches convencionales.

Esquema interno del Toyota Mirai.

El precio

La tecnología del hidrógeno evoluciona, pero lo hace poco a poco y es muy cara, por lo que adquirir uno de los pocos vehículos disponibles propulsados con hidrógeno puede requerir más de 50 000 euros, incluso más que un eléctrico, que ya de por sí supone una inversión considerable.

En cuanto al combustible, debe tener un alto grado de pureza (95% al menos) o de lo contrario la reacción química no será eficaz. Así, el kilo de hidrógeno tampoco es excesivamente barato y ronda los 10€/kg, siendo el consumo medio de unos 0,9 kg/100 km.

Estaciones de servicio

Otro de los problemas a la hora de utilizar un vehículo de hidrógeno llega a la hora de encontrar un lugar en el que poder hacerlo. El hidrógeno debe almacenarse a una presión no inferior a los 350 bares, lo que además hace que sea un elemento altamente inflamable.

Como resultado, la tecnología necesaria es costosa y el número de clientes potenciales, escaso. Actualmente, hay apenas 375 hidrogeneras en el mundo y sólo seis de ellas están situadas en España.

El peso y el volumen

Como ya hemos comentado, los depósitos de hidrógeno son ligeros, pero muy voluminosos, por lo que en coches privados la autonomía está limitada por el espacio destinado a su almacenaje.

Ello suele dejar los niveles de la misma en cifras inferiores a las de un diésel actual. Además, la tecnología necesaria propicia que los vehículos acaben siendo más pesados de lo habitual.

La seguridad

Aunque el hidrógeno es altamente inflamable a alta presión, requiere de la presencia de oxígeno y una fuente de energía que genere la ignición. Debido a la gran pureza del hidrógeno vehicular, el riesgo se reduce considerablemente y, en caso de producirse una fuga, su alta volatilidad juega en su favor y suele generar una llama vertical que termina por extinguirse. Además, el hidrógeno no es tóxico y su impacto en el medioambiente es bajo.

Diversas industrias como la aeroespacial emplean el hidrógeno desde hace décadas, por lo que existen estándares, protocolos y tecnologías de transporte, almacenamiento y seguridad muy desarrolladas y testadas.

Sin ir más lejos, el Hyundai Nexo de pila de hidrógeno ha obtenido la calificación de 5 estrellas en el test de seguridad Euro NCAP, lo que le convierte en el SUV más seguro del mercado.

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