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Cómo estimular la compraventa de coches usados: dificultando la compra de los nuevos

En España se venden 1,7 coches usados por cada uno nuevo que se vende. Eso significa que es la primera opción de compra para los españoles, y esa tendencia va a ir a más según siga el mercado avanzando como sigue.

Cómo estimular la compraventa de coches usados: dificultando la compra de los nuevos

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Publicado: 13/02/2020 23:00

En su momento los Dacia resultaron muy atractivos porque permitían a muchos europeos de clase media -no inmigrantes con bajos recursos- hacerse con coches nuevos al precio que se habrían comprado uno usado. La marca rumana sigue siendo muy pujante en ese sentido, la de ofrecer coches económicos.

Los fabricantes no hacen sino aumentar el equipamiento y la tecnología de los coches que nos venden, lo cual acaba implicando un leve incremento de precio que sí, merece la pena cuando esa diferencia se tiene o se puede financiar, pero también elimina clientes de la lista, los que van más justos.

Eso, por un lado. Por otro, tenemos el fenómeno de que los fabricantes están retirando de sus catálogos aquellos modelos con los que apenas están ganando dinero o que provocan pérdidas, o que no merece la pena seguir vendiendo, como versiones básicas en los segmentos A y B, y algunos del C también.

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Veamos algunos datos. En 2019 las ventas de coches cayeron un 4,8%, mientras que los particulares retrocedieron más, un 12%. Parte de eso se explica por el aumento de las fórmulas de leasing y renting (que entran como canal de empresa/alquiladoras), pero también es que hay clientes que se han ido del mercado de los nuevos.

En cambio, durante el año pasado las ventas de usados aumentaron un 0,9%, pero quedémonos con este dato: los que tienen más de 15 años aumentaron un 5,3% y fueron prácticamente un tercio del total de operaciones registradas. Si lo acotamos a más de 10 años, casi la mitad de las operaciones.

¡Oh, vaya! Resulta que los españoles estamos haciendo que más coches "viejos" cambien de manos ante la dificultad de comprar modelos más modernos. Ni el temor a las restricciones circulatorias calan en todos los clientes, sobre todo los que no tienen miedo a las restricciones donde viven, o donde... simplemente, no les queda otro remedio.

Y en enero el fenómeno ha ido a más. El mercado de coches nuevos cayó un 7,6%, mientras que la demanda de los particulares cayó el doble, un 14%. ¿Y las ventas de ocasión? Subieron un 6,8% en términos generales, pero en modelos de más de 15 años el aumento fue del 13%, es decir, 56.276 operaciones de compraventa, el 31,4% del total.

Estos clientes no pueden permitirse un modelo nuevo, o no han obtenido una financiación ventajosa para la compra, ya sea a través de una financiera de marca o con entidades bancarias tradicionales. Tampoco ayudan las perspectivas sobre la economía y los rumores de un nuevo estancamiento en nuestro país.

Va a ir a más. Cada vez hay menos modelos económicos nuevos para elegir. Algunos fabricantes empiezan a preocuparse por si el caso español se empieza a contagiar por Europa por la desaparición de modelos económicos, o versiones de acceso, sobre todo cuando hay modelos mucho más interesantes para sus balances contables y que se venden "solos".

A medio plazo, según vayan imponiéndose restricciones a la venta de coches nuevos con motores de combustión interna, o según los fabricantes vayan viéndose obligados a vender coches de bajas emisiones -que un cliente de coches usados ni se plantea-, el mercado de ocasión solo va a subir.

Es más, podría llegarse a la absurda situación de que las medidas que pretenden que se limpien las ciudades de aire contaminado y se reduzcan las emisiones de carbono no son eficaces porque cada vez más gente se ve obligada a mantener en servicio un coche antiguo. Y no es por amor a los clásicos.

Esto ya se vivió en España antes de los planes de achatarramiento, como el 2000E y el PIVE, a los desguaces llegaban los coches básicamente por necesitar reparaciones muy costosas o por accidentes, y claro, eso para el negocio no era bueno. Estas cifras son un termómetro que los gestores políticos no deberían ignorar.

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