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TecnologíaEl ansia por la tecnología y su impacto en la compra de coches

¿Quién mantiene hoy día un aparato tecnológico durante muchos años, pudiéndose permitir un reemplazo moderno? Pues cada vez menos gente, es una consecuencia del consumismo. El coche, la segunda mayor inversión que suele hacer el ciudadano en su vida, parece estarse contagiando de esa fiebre, allí donde los bolsillos lo permiten.

8 min. lectura

Publicado: 26/02/2015 11:00

La industria de la tecnología tiene una elevada rotación de productos, lo que fomenta el consumismo en detrimento de productos hechos para durar. Fotografía de Renato Mitra (Flickr)

Mientras que en nuestro país los consumidores tendemos a mantener nuestros coches más tiempo, debido a la crisis económica, en otras partes del mundo está pasando lo contrario, aprovechando un clima económico favorable. Duran poco en manos de sus primeros dueños.

Está surgiendo una tendencia, la de tener coche nuevo cada menos tiempo y rotar más

Es el mismo fenómeno que se dio con el auge de los smartphone, que dejó en la edad de piedra a los teléfonos móviles que "solo" servían para hablar y manejar mensajes SMS. Los modelos que dejan obsoletos a los anteriores se suceden con rapidez, estimulando una falsa necesidad de ir a lo último.

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Uno de los factores que han estimulado la recuperación del sector automovilístico desde el batacazo de 2008 ha sido el de un mejor equipamiento tecnológico, que permite cobrar precios superiores en concepto de extras, y así subir el beneficio por unidad.

Interior del Ford Focus Titanium (2004) - No hay USB, ni pantallas a color táctiles, ni Bluetooth de serie, ni cámaras de aparcamiento, ni automatismos para la conducción, ni conexión a Internet...

¿Cuántos coches se ponen a la venta hoy día sin alardear de la tecnología que llevan? Contadlos...

El mercado norteamericano, que va camino de crecer por sexto año consecutivo, observa cómo crecen los contratos de leasing frente a la compra en propiedad. En otras palabras, se pagan letras fijas y pasado cierto plazo, el cliente puede quedarse con el coche (pagando su valor residual), cambiarlo por otro, o librarse de él.

Aquellos bolsillos que se lo pueden permitir, están reduciendo los tiempos de contrato por debajo de los tres años, que es algo más digno de aparatos tecnológicos que de un bien duradero como un coche. Y es que no paran de salir novedades que eclipsan a los modelos de solo hace cinco años, hasta dejarlos completamente obsoletos.

Aunque en términos de motorizaciones y seguridad los cambios no están siendo tan bruscos, solo hay que ver qué cambia, a nivel de equipamiento, en los últimos modelos. El Ford Focus de la última prueba que hemos publicado es un excelente ejemplo.

Interior del Ford Focus Titanium (2015) - Buscad las "siete diferencias". Lo más arcaico que tiene es una caja de cambios manual...

Si la gente cambia de coche más a menudo, el mercado de ocasión se renueva rápidamente, animando la sustitución de los modelos más antiguos y facilitando la adquisición de modelos seminuevos por gente con menores ingresos. Como ha pasado con los teléfonos móviles, vaya...

¿Quién se va a preocupar de hacer duradero un bien que tiene un ciclo de vida corto?

Eso implica más dinero para los fabricantes, que pueden acelerar el círculo vicioso ampliando el ritmo de actualizaciones porque disponen de cuentas más saneadas. Filosofía Apple, vender a la gente cosas que no necesita, pero que quiere. Pues va camino de ser una realidad.

Puede que un entusiasta del motor no piense igual, pero para la mayoría de la gente, si por una cantidad razonable de dinero el coche puede tener más comodidades, más tecnología y más asistencias, este se vuelve más atractivo que un seminuevo que no tenga nada de eso.

Control de crucero adaptativo con radar, una revolución para la conducción en autopista de medio y largo recorrido

Desde el punto de vista opuesto, esta obsesión por cambiar de coche cada vez antes de otros puede estimular la bajada de precios en el mercado de ocasión. Según se vaya recuperando nuestra economía, puede que importemos dicha moda.

¿Cuánta gente conocéis que use un teléfono móvil de hace más de cinco años?

Se podría plantear todo esto desde una óptima más sostenible, vendiendo actualizaciones para coches que ya están en las carreteras, siempre y cuando eso sea técnicamente posible. A veces es tan simple como colocar un navegador de última generación que quepa en un hueco 2-DIN, porque es un estándar. Otras veces hay que hacer tantos cambios que ya no merece la pena.

La industria de componentes, si está al loro, puede aprovecharse de esta tendencia y usarla en su propio beneficio. Una transformación de un coche de menos de 10 años, que tiene mucha vida por delante, se antoja más económica que comprar un coche nuevo o estar constantemente pagando letras de leasing o renting.

Jaguar XE con parabrisas de realidad aumentada. "¡¡Yo quiero algo así en mi coche!!"

Existe otra cuestión importante, y es que el gusto por los automóviles como tal está en decadencia, según pierden interés en las nuevas generaciones de compradores, especialmente los nacidos a partir de los años 90. Si no se les ofrece tecnología, son modelos que tendrán poco éxito.

Lo de las versiones básicas, con el mínimo precio y cero extras, están en claro retroceso, peligraría su existencia si no hubiese empresas de alquiler. Lo que hace pocos años era lo más normal del mundo, ahora es marginal. En mercados como el americano, es más acusado el efecto todavía.

¿Estamos perdiendo el norte?

El automóvil es, fundamentalmente, un sistema de transporte privado, no un gadget con ruedas. Cuando lleguen los coches autónomos, se convertirá en un electrodoméstico de transporte. A muchos eso no nos gusta, pero si se lo pueden permitir, serán la primera opción de una cantidad nada despreciable de usuarios.

Fuente: The Washington Post

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