Ford desvela las duras pruebas técnicas del desarrollo del Mustang Mach-E
El nuevo Ford Mustang Mach-E tiene una dura misión por delante, la de convertirse en una referencia del mercado y de la propia marca del óvalo azul. La firma americana ha diseñado el modelo eléctrico para ofrecer el mismo nivel de acabado y de confort a bordo que los equivalentes de combustión, sometiéndose a duras pruebas de durabilidad.
Una de las grandes cuestiones que se hacen los clientes potencias de los coches eléctricos, además de la autonomía, los tiempos de carga y sus prestaciones, es si están fabricados para que ofrezcan la misma durabilidad que un modelo de combustión, pues el parque móvil de cada país es muy diferente, y son muchos los clientes que cuando compran cocheestiran su vida útil al máximo posible.
Una condición que se basa en una mejor calidad de fabricación, y que se presupone que en los eléctricos debe ser, como poco, igual o mayor, si tenemos en cuenta que estos modelos cuentan con menos piezas y que necesitan de un mantenimiento más reducido. Los fabricantes, como Ford, invierten miles de millones en el desarrollo con diferentes fases y pruebas de durabilidad que la marca del óvalo azul ahora ha desvelado del nuevo Mustang Mach-E.
Un programa que comprende los mismos tests que un modelo de combustión, y un SUV, con duras pruebas de esfuerzo en las que se ha abusado todo y más. Carreteras de tierra, vadeos de ríos, barro, piedra, todos los caminos por donde muchos no nos adentraríamos jamás, incluso rodando a velocidades de 100 km/h. Las pruebas también han llegado a lluvias propias de los monzones, en túneles de lavado pero sin jabón, solamente agua a mansalva para comprobar el sellado de la carrocería, puertas y cristales, y fallos del sistema eléctrico.
Para hacerte una idea de la brutalidad, el eléctrico fue lavado con lanzas de agua a una presión de 1700 PSI y una temperatura de 60º a una distancia de 30 centímetros. Una prueba capaz de hacer un agujero en algunos materiales y que, de hecho, destrozó literalmente los marcos de las puertas, las molduras decorativas, los emblemas -de un plumazo- y hasta los grupos ópticos se pulverizaron.
En el interior, además de abrir y cerrar todas las puertas varios miles de cientos de veces, también se utilizaron robots especiales simular el efecto de sentarse en los asientos nada menos que 25.000 veces, martirizando la tapicería hasta que se rajen. Hasta la pantalla táctil vertical de 15,5 pulgadas también ha sufrido la ira más encarnizada. Una muestra de que Ford no ha distinguido especialmente con un trato más «amable» al nuevo Mustang Mach-E por tratarse de un eléctrico.