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El Mazda R360 Coupé, precursor de la fabricación ligera del MX-5

Acaba de cumplir un siglo. El Mazda R360 Coupé es uno de esos modelos que se consideran como parte de la revolución de una marca, en este caso la nipona. Se estrenó en 1960 abriendo un nuevo nicho en el mercado de la época, y a pesar de que se trataba de un kei car. Hoy, solo el MX-5 es el único coupé que representa a la firma.

El Mazda R360 Coupé, precursor de la fabricación ligera del MX-5
Mazda R360 Coupé, el kei car nipón precursor del MX-5 - Mazda

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Publicado: 10/03/2020 08:00

A Mazda le falta un coupé en su gama, un modelo que no solo refleje el estilo japonés más puro, sino también las sensaciones de conducción. Es lo que ofreció el antiguo Mazda R360 Coupé en los años 60 cuando se estrenó, con unas dimensiones muy pequeñas y especialmente concebido para un cliente joven en el país del sol naciente.

Casi se puede decir que fue uno de los modelos que hacen historia, y que ayudó a la motorización de Japón, considerándose un "kei car" por sus medidas y del que se vendieron nada menos que 4.500 unidades, alzándose por aquel entonces como el modelo más vendido de la firma. Entre sus logros, destacó por hacerse con dos tercios de este mercado fiscalmente más económico, lo cual en unos años como los 60, es más que un triunfo.

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Mazda solamente ofreció el R360 Coupé con una versión mecánica, todo lo contrario que ahora, cuyos modelos ofrecen múltiples combinaciones. El motor de antaño era un bloque de dos cilindros en V, como el motor de una moto, con 360 centímetros cúbicos y una potencia máxima de 16 CV, una cifra con la que alcanzaba una velocidad máxima de 90 km/h. Según la firma, para aquellos tiempos era más que suficiente.

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La marca japonesa también utilizó un método de fabricación especial para este modelo, prestando especial atención al chasis tan liviano. Los nipones concibieron una carrocería de poco menos de tres metros, con una estructura monocasco del chasis y utilizaron plexiglás para la luneta trasera, aluminio para el capó trasero donde se alojaba también el motor y una aleación de magnesio para la caja de la transmisión y el cárter.

Con un peso en báscula de solamente 380 kilogramos, Mazda creó la base para el que hoy es una de las insignias de la firma, el MX-5, debutando la "estrategia del gramo", y convirtiéndose en toda una obsesión que, a pesar del paso de los años, sigue siéndolo. El objetivo es rascar y rascar donde sea posible para encontrar el equilibrio perfecto de las masas y ofrecer la dinámica de conducción característica de este modelo, un auténtico desafío al que se enfrentarán para la próxima generación del que quieren convertirlo en híbrido.

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