Porsche recula en su apuesta eléctrica tras el revés chino
Porsche no atraviesa por un buen momento, y todo a cuenta de los giros que está sufriendo la compañía en su estrategia de electrificación. Los alemanes, además, están sufriendo en China y ante la creciente competencia en el gigante asiático.

¿Es quizás esta la segunda mayor crisis que está viviendo Porsche en su historia? Hace unas décadas, el fabricante germano vivió una situación crítica que fue salvada por el Cayenne. Ahora, tras consolidarse como una de las marcas de referencia, está volviendo a pasarlas canutas.
Y todo después de anunciar hace un lustro su gran apuesta por el vehículo eléctrico. Porsche se puso el objetivo de que el 80 por ciento de sus ventas para el 2030 estuvieran protagonizadas por esta tecnología. Sin embargo, el rumbo que ha tomado el mercado automovilístico, marcado por la incertidumbre, y la irrupción de las marcas chinas lo ha cambiado todo.
La crisis actual de Porsche tiene precisamente dos focos muy bien localizados: su estrategia inflexible con los vehículos eléctricos y su enorme caída en el mercado chino. Las consecuencias las estamos viendo ahora, con proyectos cancelados, otros retrasados y despidos masivos en la compañía.

Los analistas lo tienen claro sobre la situación que vive Porsche
Los últimos análisis realizados en torno a la situación de crisis que vive Porsche en la actualidad apuntan a una falta de flexibilidad en la planificación de la marca en los últimos años. Se apostó por fuerza con el coche eléctrico y ahora Porsche está recogiendo el cable, nunca mejor dicho.
Esta estrategia inflexible y agresiva contrasta con lo que está haciendo uno de sus grandes rivales alemanes, BMW, que si bien tiene grandes esperanzas en su inminente familia Neue Klasse, ha sabido leer y adaptarse mejor a la situación de cambio y las tendencias que conviven en el mercado automovilístico. Esto significa, por ejemplo, el apostar por nuevas plataformas compartidas o por los híbridos enchufables.

«Debido a que la adopción de vehículos eléctricos se está retrasando, ahora Porsche tiene que desarrollar modelos de combustión adicionales, además de lidiar con los costosos retrasos en la puesta en marcha de los vehículos eléctricos, gestionar la débil situación en China y la incertidumbre en torno a las exportaciones estadounidenses», asegura el analista Fabio Hölscher.
Demasiadas cosas a un mismo tiempo que ya han tenido sus consecuencias: la cancelación de su proyecto de fábrica de baterías propia, cuando estaba prácticamente lista para arrancar; el retraso de nuevos modelos como los 718 Boxster y Cayman eléctricos (al menos un año más), así como el esperado SUV K1 con tres filas de asientos; y la eliminación de 1.900 puestos de trabajo en su país, con otros 8.000 empleos aún en riesgo, según medios alemanes.
Vehículos como el Porsche Macan, eléctrico puro en su última generación, podrían acabar volviendo al redil de los motores de combustión en un futuro cercano.
Y para más inri, China
Los aranceles globales están golpeando de lleno a Porsche, pero la situación en China está siendo en realidad otro de los males que acechan a Porsche: las cifras de ventas del 2024 no acompañaron en China, con una caída del 28 por ciento respecto al año anterior. Pero es que este inicio de 2025 está siendo fatídico, con un descenso del 42 por ciento durante el primer trimestre.
Porsche se está encontrando en una encrucijada que podría incluso hacerle plantearse abandonar el mercado local chino, ya que la llegada de nuevos modelos de altas prestaciones en clave eléctrica a precios irrisorios está dejando en la estacada a vehículos como el Taycan. El Xiaomi SU7 Ultra o el Yangwang U9 (de BYD) son algunos de los ejemplos más conocidos.