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A pesar de vender miles de coches en todo el mundo, esta compañía está a punto de entrar en una fase muy oscura

El sueño de Henrik Fisker se está tornando en pesadilla. El fabricante americano no encuentra socios y la quiebra está más cerca que nunca. Las opciones se acaban a pesar de haber fabricado y vendido miles de coches.

A pesar de vender miles de coches en todo el mundo, esta compañía está a punto de entrar en una fase muy oscura
A pesar de sus buenas características, Fisker pierde dinero rápidamente.

5 min. lectura

Publicado: 27/03/2024 08:00

Por muy bien que lo hagas, por mucho que te esfuerces no siempre llega la recompensa. Henrik Fisker es uno de los rostros más famosos y reconocibles de la industria. Entre sus éxitos figuran los diseños de coches icónicos como el BMW Z8 y el Aston Martin DB9. En 2007 fundó su propia compañía, Fisker Automotive y el legendario Karma fue su primera unidad. Si bien aquél coche acabó desapareciendo por estar demasiado adelantado a su tiempo, el trabajo actual de la empresa no presenta síntomas mucho mejores. La compañía está en grave peligro tras los últimos acontecimientos.

Ya en 2023 se empezaron a notar los primeros síntomas de debilidad. Si bien las entregas animaron el cotarro, en el tercer trimestre los datos mostraron los primeros problemas. Con el fin de incentivar las ventas, Fisker redujo los precios de su único coche, el Fisker Ocean. En un intento por alcanzar los objetivos de ventas, los beneficios de la empresa cayeron en picado y, lo que es peor, los descuentos no consiguieron el estímulo que se buscaba. Tras el balance de final de año los rumores empezaron a correr como la pólvora, animados por ciertas políticas que no dejaban en buen lugar a la empresa.

La compañía no encuentra solución a su problema. Necesita inversión exterior.

Ninguno de los intentos de salvación de Fisker ha dado buen resultado

En 2022 cerraron el curso con 736,5 millones de dólares en el banco, esa cifra cayó hasta los 325,5 millones a finales de 2023 y en marzo la liquidez de la compañía había descendido abruptamente hasta los 120,9 millones de dólares. A ese ritmo, Fisker se quedaría sin dinero en menos de un año. La compañía se lanzó de cabeza al mercado en busca de un socio inversor que aportara 400 millones de euros para revertir la situación. Nissan apareció en todas las quinielas, pero hoy los americanos han confirmado que las negociaciones están rotas. Los japoneses no van a invertir en otra compañía, pero sí que se gastará los yenes en una asociación con sus rivales de Honda.

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Tras el anuncio oficial el valor de las acciones de la compañía se ha desplomado. El 26 de febrero de 2021 tocaron techo con una capitalización por título de 28,50 dólares. Al cierre del mercado de ayer el precio de la acción fue de tan sólo 0,09 dólares, 9 centavos, para una capitalización bursátil total de 49,90 millones de dólares. Tras la debacle, la bolsa de Nueva York ha retirado las acciones de Fisker del parqué, lo que hunde aún más la imagen de la empresa. Las deudas se acumulan en los despachos y la empresa ya ha incumplido un primer pago de intereses. Nada hace pensar que vaya a cumplir con los siguientes.

Fisker ha ofrecido un coche eléctrico muy interesante a un precio bastante razonable.

El problema no sólo está en que los pagos se acumulan, sino que no hay ingresos. Los concesionarios de todo el mundo, que vendieron miles de unidades el año pasado, tienen mucha mercancía por vender, más de 5.000 unidades. Fisker necesita vender esos coches para seguir adelante mientras que la fábrica de Magna Steyr en Austria ha detenido la producción. Es necesario equilibrar el stock. Desde las autoridades americanas ya están incitando a la compañía ha solicitar la quiebra técnica. El incumplimiento de los intereses obliga a seguir unos pasos muy marcados que, una vez más, no incitan a pensar en un próspero futuro.

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