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Sébastien Ogier es algo más que pentacampeón del WRC

  • Sébastien Ogier ha conseguido su quinto título del WRC consecutivo tras firmar el tercer puesto en el Rally de Gales.
  • El francés ha alcanzado su título más difícil a los mandos de un Ford Fiesta RS WRC de M-Sport que no ha sido un coche dominador.

4 min. lectura

Publicado: 30/10/2017 22:00

Sébastien Ogier ha firmado su quinto título consecutivo del WRC en lo que ha sido su año más complicado desde que se proclamó campeón por primera vez. No obstante, el piloto francés ha tenido que correr sin contar con el calor de una marca como Volkswagen, aunque eso no ha sido impedimento para volver a alzarse con el campeonato, en este caso con un Ford Fiesta RS WRC 2017 desarrollado por M-Sport sin el apoyo directo de la firma americana. Un título que coloca a Ogier como el segundo piloto más laureado del certamen y que de paso le permite estar a mitad de camino de igualar los logros de Sébastien Loeb.

Más allá de sus dos victorias -Montecarlo y Portugal- y de su extrema regularidad con podios en nueve de las doce citas disputadas antes de ser campeón, o de su capacidad para ser rápido con cualquier coche, si hay una cualidad que merece ser valorada en Sébastien Ogier, es su capacidad de decisión. No obstante, no se gana el quinto título del WRC sin ganar los cuatro anteriores y en este aspecto hay que remontarse a la temporada 2012. Entonces, el francés decidió cambiar Citroën, la segunda marca más laureada del WRC por una inédita Volkswagen. Acertó igual que ha acertado eligiendo a M-Sport.

En ambos cambios de fabricante, Sébastien Ogier supo ver más allá de lo que a simple vista se podía apreciar. Abandonar Citroën, marca que había ganado nueve títulos con Sébastien Loeb y donde tenía el escenario perfecto para acabar siendo el relevo de su compatriota, fue cuanto menos arriesgado. Sin embargo, Ogier encajó en Volkswagen como pocos podían imaginar y casi desde su primer rally con el Volkwagen Polo R WRC, el francés ejerció un periodo de gran dominio, casi tiranía, que le llevó a sumar los títulos de 2013, 2014, 2015 y 2016. Jari-Matti Latvala y Andreas Mikkelsen vivieron a su sombra.

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La marcha de Volskwagen Motorsport le pilló a contrapié y sin embargo, Sébastien Ogier supo ejercer de campeón. Sondeó todas las posibilidades y fichó por M-Sport, en otro movimiento en el que supo acertar a pesar de tener como única referencia un breve test con el Toyota Yaris WRC. Sin embargo, el talento natural de Sébastien Ogier, el ímpetu de Malcolm Wilson por conseguir un título que se le escapaba y los esfuerzos casi imposibles del preparador de Cumbria para funcionar como un fabricante con gran presupuesto sin ser fabricante y sin tener una economía boyante han dado como resultado el quinto título de Ogier.

Ahora, Ogier tendrá apenas semanas para tomar su tercera gran decisión. La primera opción es continuar con M-Sport, equipo que sin el apoyo de Ford no puede asegurar que el rendimiento del Fiesta RS WRC no se venga abajo ante el empuje del resto de fabricantes, con presupuestos mucho más grandes Por otro lado, Ogier puede cerrar el círculo y volver a Citroën Racing. Sólo él sabe a estas alturas la decisión que va a tomar, pero a buen seguro será la resolución acertada, porque si algo ha quedado claro es que Sébastien Ogier es algo más que un pentacampeón del WRC, porque no todos los títulos se ganan en los tramos.

Fotos: Red Bull Content Pool

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