¿Tu taller te cobra cada vez más por el mantenimiento del coche? Este vídeo revela la causa
Los coches modernos son cada vez más complicados y sofisticados, algo que repercute indirectamente en su mantenimiento. Pero la razón seguramente no sea la que crees. No es que haya más elementos que controlar, la razón es otra.

El mundo de la automoción ha evolucionado de manera espectacular en las últimas dos décadas. La tecnología ha inundado los vehículos de todas las formas inimaginables, tanto en nombre de la seguridad, como del medio ambiente o el simple entretenimiento.
Sistemas ADAS de ayuda a la conducción o prevención de accidentes (aquí te contamos cuáles son), filtros de partículas, pantallones digitales con los que controlar innumerables parámetros del vehículo, ver una película o jugar al Candy Crush… las opciones son abrumadoras en cuanto accedemos a las versiones medias o altas de cada modelo.
Sin embargo, todo en la vida tiene inconvenientes, y el caso de la tecnología en los vehículos no es una excepción. Y no nos referimos sólo a los precios de compra o el incremento de tamaño y peso.
Antaño, cambiar un filtro, sustituir una bomba de combustible o reemplazar una simple bombilla era una operación sencilla para el mecánico
La tecnología impacta en el coste del mantenimiento, pero no por lo que piensas
Cuantos más elementos tiene un vehículo, más complejo es su mantenimiento. Por un lado, existen más puntos de control, revisión y desgaste, lo que impacta de forma directa en el coste del mismo.
Pero la verdadera clave del incremento del precio del mantenimiento en los últimos años reside en otro aspecto que siempre pasamos por alto a la hora de comprar un coche, y que tiene que ver con los ingenieros que han diseñado el mismo.
Antaño, cambiar un filtro, sustituir una bomba de combustible o reemplazar una simple bombilla era una operación sumamente sencilla para el mecánico. ¿Por qué? Por el simple hecho de que todos estos elementos eran muy accesibles.
En cambio, la cantidad de tecnología asociada a los vehículos actuales, y en concreto a los motores, complica sobremanera el acceso a las piezas de desgaste que deben ser cambiadas con regularidad. A esto también contribuyen la necesidad de aprovechar al máximo el espacio ante el aumento del tamaño de los vehículos, o cuestiones relacionadas con el diseño o la aerodinámica, que compactan aún más los motores.

El vídeo que lo demuestra
Un gran ejemplo de esto que te estamos contando es el vídeo que ha publicado a_pie_de_taller en su cuenta de Instagram. Esta joven periodista cuenta el día a día en el taller mecánico familiar y, en esta ocasión, se ha centrado en el cambio del filtro de combustible de un KIA Sportage de la tercera generación, comercializada entre 2010 y 2015.
En primer lugar, es necesario sacar el filtro de aire y su carcasa, para a continuación extraer la batería. Después toca hacer lo mismo con la centralita del motor. Esto ya hace posible el acceso al filtro de combustible, que se encontraba tras la centralita y junto a la parte del bastidor que separa el vano motor del habitáculo.
Una vez desconectados los sensores y el soporte del filtro, ya es posible extraer el voluminoso elemento que se encarga de retener las impurezas presentes en el carburante. Pero la cosa no queda ahí. Ahora hay que trabajar en la mesa, sacando el cableado y soporte para poder separar el filtro del mismo. Ahora sí, el mecánico ya puede colocar el nuevo filtro de combustible, colocarlo de nuevo en su lugar y deshacer el camino andado.
En definitiva, un buen rato para cambiar un simple filtro de combustible que, obviamente, repercute en la factura a consecuencia de un incremento en el coste de mano de obra.