La UE convence a Volkswagen para mantener sus fábricas de baterías en Europa para impulsar la movilidad eléctrica

Es una evidencia que las marcas de coches se venden al mejor postor. Cuando Herbert Diess anunció la Gigafactoría de baterías para coches eléctricos en Sagunto. Valencia, esperaba un gesto importante por parte del gobierno español en forma de ayuda para la construcción. La primera oferta sorprendió a los alemanes, que decidieron echar un vistazo a otras ubicaciones en Europa mientras el gobierno se lo pensaba una vez más.

La presión surtió efecto, logrando el desembolso de más de 200 millones de euros para asegurarse la fábrica de baterías valenciana. Los de Wolfsburg tienen programadas seis factorías más. La primera es la sueca de Northvolt en Skellefteå, la segunda ya se está construyendo en Hamburgo en el marco de una alianza con los asiáticos de Gotion High-Tech, comenzando a operar en 2025, y la tercera es la española que iniciará la producción de baterías un año después. Planes que se habían paralizado hasta lograr el apoyo de la Unión Europea, y que se ha confirmado que han logrado.

La presión de Volkswagen surte efecto, recibirá el apoyo de Europa

Una negociación que ha sido más que fácil, porque Bruselas solamente se ha hecho eco del ofrecimiento de Estados Unidos a Volkswagen destinando una ayuda de 10.000 millones de euros en incentivos con la condición de que Volkswagen construyese dos de esas Gigafactorías en suelo norteamericano. Una cifra más que atractiva que una fuente de Volkswagen reconoció, echando más presión a la Unión europea al reconocer públicamente que «estamos avanzando mucho más rápido en América del Norte».

A estas declaraciones se sumaron las de Thomas Schmall, miembro del directorio de Volkswagen, que la semana pasada anunció en su cuenta personal de una conocida red social que «Europa corre el riesgo de perder miles de millones en inversiones debido a los atractivos apoyos prometidos por Estados Unidos». Más leña al fuego y más presión para Bruselas, a pesar de que la firma estudiaba una instalación en uno de los países del Este de Europa como objetivo, y donde el precio del suelo es prácticamente un regalo, al mismo tiempo que Skoda sugería una de las regiones de la República Checa.

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Sin embargo, la rectificación de Volkswagen tras conocerse que la Unión Europea ha confirmado que los gobiernos de los países miembros podrán ayudar con fondos europeos a las marcas europeas en la carrera de los coches eléctricos, evitando que se fuguen a Estados Unidos. Y, por supuesto, Volkswagen ahora mismo ha cambiado de opinión, aunque también deja la puerta abierta, máxime cuando dispone de plantas de producción al otro lado del Atlántico donde fabrica el ID.4, como la de Chatanooga que se transformará en pocos años en una planta de producción de coches eléctricos.