He viajado con un coche eléctrico y lo tengo claro: no son necesarios 1.000 km de autonomía
Le pese a quien le pese, a día de hoy no son necesarios los prometidos coches eléctricos con 1.000 kilómetros de autonomía. Esta ha sido mi propia deducción después de realizar un viaje recorriendo media España con un vehículo eléctrico.
¿Cuál es ese «gran problema» que muchos dictan sobre los coches eléctricos? Las indicaciones son muchas y muy variopintas: desde que no hay suficientes infraestructuras, pasando por que estos aún no tienen suficiente autonomía o que sus precios son muy altos. Por mi parte, entiendo totalmente cada uno de estos puntos y por ello me he decidido a escribir una respuesta para cada uno de ellos bajo mi propia experiencia personal.
Empezamos dando un veredicto a muchas de las discusiones: los coches eléctricos no son perfectos, ni tampoco la panacea o la respuesta para todos y cada uno de los casos existentes en el mundo. Eso hay que dejarlo claro. Por ello, y por otros motivos, aún existen marcas que se resisten a dar el paso y comercializar sólo coches eléctricos. Tiene que haber soluciones automovilísticas para todos los gustos y, a día de hoy, todavía las hay. Dicho esto, vamos a por el meollo de la cuestión.
Hace unos meses pude realizar un primer viaje en coche eléctrico, en concreto, en un BYD Seal. Aquel recorrido me dejó un sabor agridulce, tal y como relaté en este otro artículo, pues tuve claro que con los eléctricos existe algo que hasta ahora en los de combustión era impensable: la incertidumbre de si funcionará el cargador, cómo funcionará, a que potencia lo hará y cuánto tiempo tendré que esperar.
Sin embargo, unos meses más tarde, en mi segundo recorrido hice el mismo trayecto que con el BYD de comienzos de año, pero en esta ocasión fue a bordo de un Tesla Model 3 RWD (del que también hablé en profundidad), la versión más accesible de este coche. A priori, las prestaciones serían más o menos equiparables, pues ambos pueden recorrer más de 500 kilómetros y, además, son rivales entre sí por mero segmento.
Así ha sido mi simple experiencia
El resumen de mi segundo viaje es sencillo: salí de Madrid con un 100% de carga en la batería del Tesla Model 3, pues la tarde anterior ya había hecho los deberes en un puesto Supercharger de la marca. He de decir que esto transcurrió el pasado verano, a finales del mes de julio y con una importante ola de calor encima. Esto supuso la necesidad de viajar con el aire acondicionado todo el rato activado, e incluso con la ventilación de los asientos delanteros, con el consecuente gasto energético extra que ello implica. El calor era insoportable.
Siendo Huelva mi destino, el navegador de Tesla planificó el recorrido bastante bien, pues el sistema confirmó que podría llegar hasta Mérida, haciendo así una única parada en todo el viaje. Sin embargo, esta única parada daba como resultado parar con apenas un 8% de carga debido al mayor gasto energético provocado por dichas temperaturas. Decidimos no arriesgar y paramos finalmente en la estación Supercharger de Almaraz y así, además, poder comer algo.
Después de unas dos horas de recorrido, llegamos con algo más de un 50% al primer destino, en el que la parada apenas demoró 25 minutos de enchufe. Con el coche nuevamente al 100% y vuelta al camino con destino a una estación de Wenea situada en Villafranca de los Barros, Badajoz. Nuevamente una parada de unos 20 minutos tras dos horas de camino. Concluido el trámite, llegamos a Huelva con un 50% de carga, lo cual fue suficiente para seguir moviéndome por los alrededores los días en los que estuve de visita.
Por ello, he sacado mis propias conclusiones
Viendo lo realmente bien que ha ido este viaje, debo decir que he sacado mis propias conclusiones al respecto. Y la primera de ellas es que podría haber hecho una única parada en todo el recorrido de más de 600 kilómetros entre Huelva y Madrid. Sí. Pero ni tuve las ganas ni la necesidad de hacerlo. Y esto me encantó.
Todo el mundo piensa que viajar en coche eléctrico es estar atado por horarios a tener que parar cuando realmente no quieres, y para ciertas situaciones no falta razón. La clave para ello es planificarlo de una forma u otra y llegar al punto de carga con tiempo y algo de autonomía por lo que pueda pasar.
La infraestructura, ni el uso de esta, no es algo ni remotamente parecido al de un coche de combustión. Sin embargo, cada vez está mejorando más la situación y ya se puede viajar con un eléctrico sin mayores inconvenientes. Paré en esos dos puntos realmente porque quise, y no porque lo necesitase para recargar la batería del Model 3. Insisto: es lo que más me gustó.
Esto me llevó a otra de las muchas conclusiones: realmente no son necesarios los ansiados coches eléctricos de más de 1.000 kilómetros de autonomía. Soy consciente de que existen personas que no les importa o molesta sentarse tras el volante y estar una decena de horas conduciendo. Pero esto no es ni bueno ni recomendable.
Creo, bajo mi propia experiencia, que los coches eléctricos con alrededor de 500 kilómetros de autonomía reales (ojo, reales), son más que suficientes para la mayoría de las personas. Estos ya permiten encarar largos recorridos parando una vez cada dos o tres horas, tomar un refrigerio, visitar un baño (que siempre viene bien) y continuar con la marcha tras recargar el vehículo.
Por ende, y respondiendo a las preguntas inicialmente planteadas, ¿falta infraestructura de recarga para coches eléctricos? Indudablemente sí. Bien es cierto que en mi planificado viaje no eché en falta más puestos de carga, pero cuando se mira el mapa a este respecto, es desolador, especialmente en ciudades como Huelva y sus alrededores, los puntos de recarga de alta potencia brillan por su ausencia.
Este hecho es aún más patente durante la época estival o en días y momentos de mayor tránsito de viajeros por España. En este caso se puede dar con facilidad el hecho que sucedió la pasada Semana Santa en la estación de Atalaya del Cañavete, entre Madrid y Valencia, donde se vivieron colas casi eternas para poder recargar los coches eléctricos en un Supercharger.
Pese a todo ello, pienso que buena parte del catálogo actual de coches eléctricos ya estaría preparado para ser el compañero vital de muchas personas, pues la mayoría no suele hacer largos recorridos a diario, ni tampoco cada semana.
Sin embargo, lo cierto es que los modelos «cero emisiones» siguen teniendo unos precios mayoritariamente prohibitivos para la mayoría de usuarios. Esto hace que su adopción sea lenta, pues aunque existan alternativas con precios «lógicos», no todo el mundo está dispuesto a gastar una media de 40.000 o 50.000 euros en un modelo de este tipo o con estas características.
Entonces, la solución a todo esto es clara: coches eléctricos con precios más bajos y un mayor número de instalaciones de recarga. Con estos pasos, un buen porcentaje de usuarios ya habría hecho el cambio hacia la movilidad eléctrica sin ser necesarios esos ansiados vehículos con 1.000 km de autonomía.