Prueba Bentley Continental GT Convertible W12, el lujo de no tener prisa
El sector del lujo no entiende de modas o crisis. Los coches de lujo son una fantasía para la mayoría y una realidad para unos pocos. Durante unos días he tenido la suerte de sentirme rico.
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Publicado: 09/09/2024 18:00
El sector del automóvil, al igual que cualquier otra industria, está dividido en niveles o categorías, desde los coches low-cost al lujo pasando por los segmentos generalistas y premium. Cada uno tiene su espacio, marcado por el precio y por factores como la producción, la potencia y la calidad. En el mundo del motor hay dos marcas que representan mejor que ninguna otra lo que es el lujo: Rolls-Royce y Bentley. Las dos inglesas. Hoy nos ponemos al volante de uno de los deportivos más caros y lujosos que existen, el Bentley Continental GT Convertible W12.
Para entender en qué situación nos encontramos nada mejor que echar la vista atrás. El 18 de enero de 1919, en la localidad de Crewe, Inglaterra, nacía la empresa Bentley Motor Limited. Un fabricante de coches de lujo fundada por los hermanos Horace Milliner y Walter Owen Bentley. Durante los primeros compases de su historia, la empresa se especializó en el desarrollo de motores radiales para las primeras aeronaves que combatieron en la Primera Guerra Mundial. Dichos conocimientos poco después acabarían siendo aplicados en la industria del automóvil y en el campo de la competición.
A pesar de sus buenos resultados, la vida de Bentley no ha sido sencilla. En 1929, tras la Gran Depresión, los hermanos fundadores se declararon en quiebra y la compañía pasó a ser de Rolls-Royce. En 1998 pasó a ingresar a las filas del Grupo Volkswagen. Desde entonces la empresa vive su etapa más gloriosa y de mayor éxito. En 2023 la compañía registró uno de sus cursos más exitosos al entregar 13.560 coches en todo el mundo. Es una cifra ridícula si la comparamos con la de un gigante como Toyota, pero es muy elevada si la comparamos con la de cualquier otra marca de lujo.
Bentley Continental GT Convertible W12
El Bentley Bentayga fue el modelo más exitoso, con un 44% de las ventas totales, seguido del Continental GT en cualquiera de sus versiones, coupé o descapotable, con un 31% de las matriculaciones totales. Estados Unidos se posicionó como el mercado principal, seguido de Europa y Asia. De cara al futuro, la compañía ahora dirigida por Adrian Hallmark, se enfoca en seguir siendo un referente del lujo y en adentrarse en la nueva era de la movilidad. Sin embargo, como ya he dicho un poco más arriba, los ricos no entienden ni de crisis ni de modas. Bentley entiende la electrificación de forma muy diferente.
Cuando un coche es considerado de lujo se debe a diversos factores, no sólo precio. Hay otros motivos que condicionan esta clasificación: acabados, producción, rendimiento, diseño y mecánica son los principales. Sí, Bentley va a electrificar su flota, de hecho ya lo hace con modelos PHEV como el Flying Spur o el Bentayga. Ambos disponen de una variante híbrida enchufable de gran rendimiento. Pronto el Continental GT también disfrutará de estas unidades, pero llevadas al extremo. Se convertirá en el Bentley de producción más potente jamás desarrollado con 782 caballos de potencia.
Si bien esta es una gran noticia, también es una mala noticia. El problema no está que el Continental GT abrace la electrificación, el problema es lo que deja en el camino. Su famoso propulsor W12. Por suerte, he tenido la oportunidad de probarlo poco antes de su final y ahora siento más pena que nunca. El W12 de Bentley es uno de esos pocos motores que forman parte de los libros de historia. Un bloque de 12 cilindros turboalimentado de 5.952 centímetros cúbicos que me ha sorprendido enormemente. Ya había probado otros motores de igual número de cilindros, pero ninguno antes como este.
Pensaba que iba a ser muy diferente a lo que ha sido. En la ficha técnica oficial de Bentley, el Continental GT W12 desarrolla una potencia máxima de 635 caballos a 6.000 revoluciones y un par motor impresionante de 900 Nm entre las 1.350 y las 4.500 revoluciones. Un empuje bestial que permite que este barco con cuatro ruedas alcance una velocidad punta de 333 kilómetros por hora con una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 3,8 segundos. Todo ello teniendo en cuenta que mide 4,85 metros y que pesa 2.414 kilogramos.
¿Es mucho peso? Sí, el Continental GT Convertible es ridículamente grande para tratarse de un descapotable, pero no es tan pesado como cabría esperar. El nuevo BMW M5 pesa 2.510 kilogramos en vacío. Sus 727 caballos de potencia y 1.000 Nm de par motor le permiten acelerar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima (electrónicamente limitada) de 250 kilómetros por hora. Es decir, en una recta muy larga el Continental GT se comería al M5. Así de impresionante es. Así que mucho cuidado en tacharlo como vago o lento. En absoluto lo es.
Cuando te dan las llaves de un coche de medio millón de euros, eso es lo que vale la unidad de pruebas, debes tomarte las cosas con calma. No hay que pisar el acelerador a fondo de primeras porque hay mucho en riesgo. No quieres llamar a la empresa y decir que has destrozado un coche que vale más que la mayoría de las casas de nuestro país. Así que los primeros kilómetros transcurren con calma. Como una especie e baile de iniciación. Antes de correr hay que aprender a gatear.
Sin embargo, no pasa mucho tiempo hasta que el Continental te transmite la confianza necesaria. Es realmente sorprendente lo fácil e intuitivo que resulta conducir un coche así. Es entonces cuando este presumible paciente inglés te sorprende. Deja a un lado su traje a medida, coge un bate de béisbol y te pega en el pecho con él para dejarte pegado al asiento. Cuesta asimilar la velocidad que puede coger en tan poco espacio de tiempo. Los 900 Nm de par entrar rápidamente y el velocímetro empieza a sumar unidades, llegando a hacer saltos por decenas. Impresionante.
Mientras, la cuádruple salida de escape ruge como dejando atrás todo atisbo de refinamiento. No pensaba que iba a sonar así. Suponía un escape camuflado, más discreto, pero nada más lejos de la realidad. Gime, grita y petardea, todo como un buen motor W12 debe rugir. Ronco, grave y masculino. Tal es el grado de refinamiento de este coche que no sabes realmente a qué velocidad vas. Sólo percibes que es demasiado cuando dejas atrás al resto de coches del mundo. No es que ellos vayan despacio, es que tú vas muy deprisa. Es diferente.
La capota de lona del Continental GT Convertible tiene cuatro capas que garantizan el mejor aislamiento posible en el mundo de los descapotables. A pesar de ser de tela aisla igual de bien que cualquier otro coche con techo duro y bien aislado. Sin importar la velocidad el habitáculo es un espacio tranquilo y sosegado donde se pueden mantener conversaciones agradables y civilizadas sin tener que elevar el tono de voz. Si quitamos la capota ese efecto se diluye. Dejaremos de oír a los ocupantes traseros, aunque al copiloto sí. Algo a tener en cuenta cuando lleves a acompañantes.
También hay que vigilar las oscilaciones de la carrocería. Como cualquier coche convencional, Bentley ofrece diversos programas de conducción, desde un modo Confort (de serie) a uno más deportivo que saca a relucir todo el excelente trabajo de ingeniería. Sin embargo, el peso y las dimensiones tienen sus problemas en un tramo más revirado. A pesar de que el chasis puede afrontar cambios de dirección desenfrenados y un rápido paso por curva, contener semejante mole es una tarea no muy sencilla. No anima a ir deprisa en una carretera de curvas. Más bien todo lo contrario.
No hay que olvidar que el Continental tiene el apellido GT (Gran Turismo) lo que quiere decir que ha sido diseñado para viajar con gran comodidad y exagerada potencia. Es un coche ideal para recorrerse Europa de punta a punta sin cansarse. Elegante, rápido y sofisticado. Aunque, como ya he dicho, puede ir muy deprisa, no te anima a ello. No te pica. No te incita. El equilibrio se consigue al viajar tranquilo, con la capota quitada, tu música favorita saliendo de los más de 20 altavoces del coche y disfrutando del viaje. Es una conducción idílica. Algo de lo que muy pocos conductores pueden disfrutar habitualmente.
Y no lo digo sólo por el simple hecho de ir tranquilo, algo muy difícil en los tiempos que corren, también lo digo por el extremo confort que el Continental GT Convertible aporta o por la sensación de calidad que transmite. Y eso que hay cosas que no me han gustado. A pesar de que la unidad de pruebas contaba con el acabado Mulliner, el más elegante, caro y refinado de todos, algunos acabados me han parecido horteras. No digo que tengan poca calidad, porque no es así, pero para mí no terminan de encajar con el coche y el estatus que a este le acompaña.
También hecho en falta más elementos metálicos. En el interior de un Rolls no encontrarás nada de plástico, todo es metal, algo que Bentley no ofrece. Sin embargo, en líneas generales, por supuesto que es un coche bien acabado. Muchas vacas han donado su vida para fabricar el interior de este coche y por eso me da pena que algunos detalles no sean mejores. Bentley vende lujo y distinción y la entrega en muchos detalles, como la pantalla central giratoria. Las pantallas no encajan con ese concepto de elegancia. Nunca verás una televisión colgada en el catálogo de fotos de un castillo de la nobleza inglesa. Verás muchos cuadros, pero no pantallas, aunque las haya.
El Bentley Continental GT también juega a ese juego. Hay pantallas, pero te las esconde y sólo te las muestra cuando tu quieras. El módulo central rota sobre su eje y ofrece tres paneles como todo buen trilero. Uno completamente listo y perfectamente enrasado con el resto del salpicadero. Otro con tres esferas analógicas; una brújula, un cronómetro y un termómetro, y por último un gran panel táctil de 12,3 pulgadas que, recuerda mucho el parentesco que Bentley guarda con otras marcas del Grupo Volkswagen. Se parece mucho al sistema operativo de Audi.
Pero posiblemente nada de esto importe a la hora de hablar del Bentley Continental GT Convertible W12. Tampoco importa que su consumo sea disparatadamente alto. Todo aquél que pueda firmar un cheque de medio millón de euros por un coche podrá pagarse la gasolina. Este es un coche donde las cifras en realidad no importan. Lo que sí importa es cómo te hace sentir al volante y ahí, amigo mío, es difícil igualarlo. Sí, un Porsche también te hace especial, pero cuántos Continental GT vas a ver a lo largo de un año. La exclusividad es sinónimo de lujo, es posible que el mayor de ellos.
La gran pregunta es, ¿me lo compraría? Pues posiblemente no. No soy muy amigo de los descapotables, los veo poco prácticos y ciertamente ridículos. Para un rato están bien, pero en el día a día acaban por no correr la capota por razones evidentes. Sin embargo, tengo que reconocer que me ha enamorado su motor. Su W12 turbo es una joya de la ingeniería. Aunque Bentley ya lo ha retirado del mercado tengo que darles las gracias porque al menos, durante unos días, fue mio. Lo pude no sólo probar, sino disfrutar. Fardar y viajar sin prisa, disfrutando del simple hecho de conducir. Hacía mucho que no lo hacía y a eso cuesta ponerle precio, aunque a los ingleses se les da muy bien hacerlo. Medio millón para ser exactos.
- Motor W12
- Confort de marcha
- Sensaciones
- Precio elevado
- Apariencia de calidad
- Dimensiones