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Prueba Mazda MX-5, interior. (III)

Continuamos con la prueba del Mazda MX-5 1.8 Style de 126 caballos. Esta vez os hablamos de su interior, algo simple pero que encaja muy bien con la filosofía del coche. No destaca por su capacidad de carga ni su espacio para alojar objetos, pero si uno tiene la mente focalizada en el producto, encontrará más de lo que espera.

5 min. lectura

Publicado: 24/09/2013 09:15

Tenemos muchas ganas de subirnos a bordo del Mazda MX-5. Los asientos tienen un diseño sencillo de tela y quedan en una posición baja. Hay que tener en cuenta este detalle ya que entrar y salir puede costar un poco. El asiento del piloto puede regularse en altura, profundidad e inclinación del respaldo. El del copiloto no puede hacerlo en altura lo que limita un poco encontrar el ajuste perfecto.

El cuadro de instrumentos muestra varias esferas que indican la velocidad y revoluciones así como temperatura de agua y aceite. También hay un pequeño display para poder visualizar datos como los consumos. El volante es multifunción y de tres radios. Su diseño es sencillo y limpio y el claxon se sitúa justo en el centro del mismo, en el logo. Lo malo es que sólo es regulable en altura lo que limita la postura más idónea.

El Roadster es pequeño y una persona alta puede encontrar el final del asiento sintiendo que le falta espacio. También en altura es algo limitado, pero debe serlo para poder conseguir una sensación de descapotable incomparable. Como el parabrisas queda bajo de altura, a cielo descubierto es uno de los pocos descapotables que tienen una sensación pura. El sistema multimedia de nuestra unidad tiene botones y un display algo desactualizados y parecen pertenecer a una época ya pasada, pero no es necesario pedirle mucho más. Tiene 6 altavoces y una radio CD con MP3 y una entrada AUX. La pena es que descapotado no se escucha la música muy bien y la radio tiende a perder las frecuencias pero no representa un gran inconveniente en el centro de la ciudad. En acabados más altos hay disponible un navegador con una pantalla de más calidad.

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¡Infórmate!

Hay muy poco huecos para dejar objetos. Ni siquiera en las

puertas donde simples redes bastante tensas apenas pueden alojar una cartera

con comodidad. Un par de posavasos en el túnel central y una guantera es todo

lo que encontraremos. Sólo hay un hueco que permite alojar varios bultos, justo

entre ambos asientos, en el hueco solidario que hay entre los dos. Hay un pequeño ‘cajón’ que curiosamente tiene un tirador que sirve para abrir el

depósito de combustible. Con el coche ‘cerrado’ se puede acceder a un hueco

detrás de los asientos bastante generoso que sirve para guardar la capota. En

la cabina encontramos pegatinas que advierten que no debemos usar este espacio

como carga, y dejarlo siempre liberado.

La ventaja es que el techo no ocupa espacio de maletero, que ya de por sí es algo reducido: 150 litros. Sin embargo no lo encuentro pequeño para dos personas que quieren viajar con bultos blandos como mochilas.

El uso de materiales es el que esperábamos: plásticos duros pero con un buen tacto y ajustes de buena calidad. Hay una moldura de plástico brillante que recorre parte de la consola central de izquierda a derecha y rompe con una estética algo anticuada, pero sin duda muy armónica con la filosofía de este descapotable. Si uno se mentaliza desde un primer momento, encuentra mucho más de lo que espera. Si uno quiere más lujos, le recomiendo que mire el BMW Z4, aunque lógicamente está en otro nivel.

El único inconveniente es que se trata de un interior delicado. Cualquier golpe podrá quedar marcado para el resto de la vida del automóvil y es conveniente tratarlo con mucho mimo. Si se practica un uso responsable, entonces el interior del Mazda MX-5 seguirá siendo atemporal por mucho tiempo.

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