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Prueba Peugeot 508, la respuesta a la fiebre SUV

Peugeot cuenta con una amplia gama SUV de todos los tamaños y mecánicas. Sin embargo, también existen alternativas para este segmento tan popular, y es que las berlinas aún siguen vivas, algo que han demostrado con el nuevo 508, uno de los modelos más atractivos de su segmento. Nosotros ya lo hemos podido probar con su reciente actualización.

Prueba Peugeot 508, la respuesta a la fiebre SUV
El Peugeot 508 no defrauda ni en términos dinámicos ni tampoco estéticos.

16 min. lectura

Publicado: 12/10/2023 17:00

Los SUV están por todas partes. De hecho, Peugeot es una de las compañías que no ha dado la espalda a esta particular “moda” y ha lanzado alternativas de todos los tamaños y mecánicas. Con ello, su gama cuenta actualmente con un total de 8 modelos con carrocería sobre elevada. No obstante, también cuenta con alternativas familiares tan válidas y polivalentes como el 508, demostrando así que el sector de los coches “con culo” está aún muy vivo.

El Peugeot 508 se ha actualizado recientemente con elementos visualmente aún más atractivos y modernizados que en su variante anterior. Sin embargo, uno de sus mayores fuertes en esta renovación ha sido la incorporación de nuevas mecánicas electrificadas, aunque sigue manteniendo las de combustión “puras” de siempre en su catálogo como las variantes más accesibles.

El Peugeot 508 está disponible con carrocería berlina y familiar.

Apartado estético

En materia estética, el Peugeot 508 2023 cuenta ahora con unas líneas más arriesgadas y suavizadas que en su versión anterior. Toma para sí todos los cánones estéticos estrenados en otros modelos de la gama, como el Peugeot 308, con el que comparte buena parte de elementos de todo tipo. En el frontal, la berlina francesa cuenta con una parrilla de mayor tamaño que el modelo saliente, ocupando ahora gran parte de todo el frontal y engullendo a los propios faros, los cuales toman ahora un diseño más fino y estilizado.

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Como buen Peugeot que es, el 508 no puede -ni quiere- renunciar a los llamativos “colmillos de león” situados en posición vertical en el extremo del frontal y que está formado por tres líneas lumínicas. También cuenta con cambios que, para algunos, puede pasar más desapercibidos, como la inclusión del nuevo emblema de la marca o el nombre del modelo sobre el capó.

Pasando a su vista lateral, la caída del techo sigue siendo muy pronunciada, dando así ese aspecto de berlina deportiva. En término de cotas, el Peugeot 508 mide 4,75 metros de longitud (4,79 metros en la versión familiar SW), 2,79 metros de distancia entre ejes y 1,86 metros de anchura. Es decir, no es un modelo que pueda presumir de ser especialmente pequeño. En materia puramente decorativa, ahora cuenta con llantas que van desde las 17 a las 20 pulgadas de diámetro, mientras que su carrocería se puede decorar en 7 colores.

El Peugeot 508 PSE es la variante más prestacional de la gama.

Culminando este apartado con su zaga, se encuentran unos nuevos grupos ópticos unidos por una moldura central, lo que da como resultado que presente un efecto visual de que sus faros son una sola pieza. Sobre esta misma moldura reposa el propio nombre de la marca, remarcando así aún más la propia anchura del coche. En la zona del bajo parachoques reposa una doble salida de escape redonda, aunque las formas que la acogen pueden distar entre el propio acabado escogido.

La variante PSE, la más deportiva de toda la gama, cuenta además con elementos propios. Entre ellos destaca la supresión del nombre del modelo sobre el capó, en favor de las tres franjas en color verde, así como unos frenos del mismo color de mayor tamaño, una parrilla en color negro más llamativa, así como unos flaps en el bajo parachoques o las ya mencionadas tres líneas también en el perfil o la zaga del coche.

Un habitáculo llamativo

Accediendo al habitáculo del Peugeot 508 destacan sus buenas calidades y tapizados acolchados por prácticamente toda la superficie susceptible al tacto. No obstante, como punto negativo, la compañía sigue apostando por materiales mejorables, como el ya conocido negro piano, el cual se deteriora y ensucia con suma facilidad.

El habitáculo cuenta con el famoso i-Cockpit, así como con una nueva pantalla central más generosa.

Sin embargo, en términos generales, el Peugeot 508 presenta un habitáculo del todo sobresaliente para el modelo del que se trata. En todo el diseño rezuma el ya conocido diseño de la marca, como la integración del Peugeot iCockpit, con su propio volante de corto diámetro y la instrumentación situada por encima de este. Esto es algo que puede llamar más o menos la atención o gustar en mayor o menor medida. En mi particular opinión es algo que me gusta y me parece cómodo, aunque aquí ya entra en juego el gusto personal de cada individuo.

Asimismo, el espacio interior del 508 apenas ha sufrido cambios con respecto a la versión saliente. El cambio más llamativo denota sobre su pantalla central de info-entretenimiento, la cual ahora es de 10 pulgadas y cuenta con unos gráficos actualizados. Su funcionamiento es notablemente fluido y cuenta con una buena y rápida respuesta al tacto. Como novedad ahora se han introducido las conexiones móviles principales (Apple CarPlay y Android Auto) con tecnología inalámbrica, así como el propio sistema de asistente por voz que se activa bajo bajo la orden “Ok Peugeot”.

Entrando en el territorio de los cambios menores, el habitáculo ahora sustituye la anterior palanca de cambios por un pequeño dial selector, acorde al que se inserta en otros vehículos de Stellantis, así como el botón por el que escoger el modo de conducción. Más allá de esto, sigue contando con el mismo diseño de volante que antes e incluso el mismo espacio habitable para sus ocupantes. Personas de hasta 1,90 metros podrán viajar cómodas en cualquiera de sus asientos. El maletero, por su parte, cuenta con un volumen mínimo de 487 litros en la berlina y 530 en el familiar, obviando el tipo de mecánica escogida, ya que siempre presentará el mismo volumen.

La carrocería berlina cuenta con 487 litros de volumen en el maletero.

Acabados mecánica y precios

El Peugeot 508 cuenta con tres niveles de acabado: Allure, GT y PSE. De todos ellos, el más diferenciador, como cabría esperar es el PSE, el cual, tal y como ya hemos mencionado anteriormente, cuenta con una serie de elementos estéticos propios. Tanto el Allure como el GT cuentan con el mismo catálogo de motorizaciones, mientras que el PSE es exclusivamente la más potente y deportiva de todo el abanico.

Dicho catálogo cuenta con un total de cinco motorizaciones: un diésel y gasolina “puros” y tres híbridos enchufables. Las variantes más “tradicionales” cuentan en ambos casos con 130 CV de potencia y la caja de cambios automática EAT8 con ocho relaciones. Posteriormente ya se da el paso hacia las mecánicas con etiqueta CERO de la DGT. Estas cuentan con 180 o 225 CV para las versiones más accesibles, mientras que la PSE cuenta con un total de 360 CV y tracción total. El esquema mecánico es el mismo con el que cuentan otros modelos de Stellantis, como el DS 7 del que tan buenas sensaciones nos dejó en nuestra prueba.

Desde Peugeot han confirmado oficialmente que esta presente generación no contará con una versión 100% eléctrica, siendo así el único modelo de la gama francesa que no obtenga una variante neta en emisiones de carbono. En la marca ya esperan la llegada de la próxima generación para dotar al 508 de una alternativa eléctrica asentada sobre la plataforma STLA Large.

El Peugeot 508 no cuenta con variante eléctrica pero sí con tres variantes híbridas enchufafles.

En términos de precios, el modelo más accesible de la gama es el Peugeot 508 con el acabado Allure y la mecánica de 130 CV de gasolina; su precio de partida es de 38.010 euros. Un paso por encima se sitúa la variante diésel con 40.160 euros. Las alternativas híbridas enchufables hacen lo propio desde 47.510 euros (180 CV) y 49.010 euros (225 CV). Finalmente, para hacerse con la versión deportiva PSE habrá que contar con un total de 66.460 euros.

Recordemos que todas las motorizaciones pueden ir vinculadas a la carrocería SW (familiar) por un incremento en el precio medio de alrededor de 1.000 euros, aunque dependiendo de la mecánica este montante será mayor o menor.

Prueba de conducción

El Peugeot 508 llama particularmente la atención por lo único de su concepción. En primer lugar, es la única berlina disponible dentro del catálogo del fabricante francés, algo que ya de por sí es notablemente llamativo. Pero también lo es por su condición y enfoque deportivo, así como por ser el único modelo que no tiene una versión 100% eléctrica. El modelo francés rezuma carácter clásico, y eso tiende a gustar mucho; también a quien escribe estas palabras.

Dinámicamente puede presumir de un aplomo digno de las berlinas más conocidas del sector.

Estéticamente puede llamar poderosamente la atención por sus líneas limpias, musculosas y facciones deportivas. Y es que el Peugeot 508 busca precisamente eso, la dinámica ágil, deportiva y dinámica sobre otras posibles cualidades, aunque tampoco renuncia a otras virtudes como la comodidad o el confort para sus ocupantes.

Esa condición lo hace ser precisamente una de las mejores berlinas generalistas a la venta actualmente, ya que lo dota de un gran aplomo en carreteras de alta velocidad, así como de una buena pisada en rutas de curvas. El tacto de mandos como la dirección no es especialmente dura en condiciones normales, al menos que seleccionemos el modo Sport, donde sí se notará algo más rígida, junto a la amortiguación (siempre que instale los amortiguadores adaptativos).

Sin embargo, en situaciones normales, la conducción de este coche será cómoda y bastante silenciosa, salvo por el ruido aerodinámico a altas velocidades, el cual se dejará notar levemente. La propia posición de pilotaje, a mi parecer, me resulta bastante cómoda, ya que el conocido Peugeot i-Cockpit me gusta bastante, aunque esto es algo más personal, pues existen fisionomías propias que no son muy agradecidas ante este diseño.

En términos de habitabilidad, el Peugeot 508 es suficientemente espacioso para cinco ocupantes.

En términos puros de conducción, el Peugeot 508 puede hacer las delicias de los más “ruteros”, pero también de los más fervientes amantes de las curvas. Durante la presentación nacional del modelo hemos podido probar la variante PSE, la más deportiva de ellas, así como la alternativa híbrida enchufable de acceso con 180 CV.

La primera bien es cierto que se siente muy deportiva en todo momento, aunque quizás no tanto como cabría esperar, pues su dirección y tacto de mandos es igual de suave que el resto de alternativas con los modos más cómodos activados. No obstante, en cuanto se le pide algo más de ‘jarana’, el 508 PSE la tiene. La aceleración es muy notable, ya que al propio motor térmico y su tracción total, se une el impulso propio del sistema eléctrico, lo que lo hace ser muy rápido. También son fundamentales sus frenos de gran diámetro y los propios amortiguadores de rigidez variable. Todo ello proporciona un conjunto más que sobresaliente para cualquier situación.

Como ya hemos mencionado, también pudo pasar por nuestras manos la variante PHEV de acceso con 180 CV, una motorización nueva con esta actualización. Bien es cierto que su suavidad y puesta a punto no tiene nada que envidiar a la del propio PSE en condiciones normales (obviamente en Sport la cosa cambia). Sin embargo, sí es una alternativa que cuenta con una aceleración menor a la esperada, algo de lo que sí se diferencia notablemente del 225 CV, donde esta sí es más notable.

Durante la presentación pudimos hacer una ruta con el Peugeot 508.

Sobre términos de consumos no podemos dar unas cifras concretas, dado que nuestra prueba fue corta y probando varios parámetros del coche, por lo que los números no son especialmente fiables. No obstante, en la ruta propuesta por la compañía (unos 140 kilómetros) el PSE marcó un consumo de apenas 2,8 litros (la batería estaba completamente cargada) y el PHEV 180 estipuló un total de 5,9 litros (con batería descargada). Como decimos, unas cifras poco fiables que revisaremos más adelante en una prueba más exhaustiva.

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