Prueba Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet 2020, 492.480 horas y sumando
La perfección se mide en los pequeños detalles. El Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet roza la perfección en todos los sentidos. Es un coche hecho para disfrutar, solo o en compañía. Pero ¿tendrá defectos? Es hora de descubrirlo tras analizarlo a fondo.
Dicen que para llegar a la perfección en una materia hay que emplear 10.000 horas. El Porsche 911 salió al mercado en el año 1963, eso suponen 57 años de experiencia acumulada, o lo que es lo mismo 492.480 horas de experiencia sumada. Son muchas más horas de las necesarias para dominar la fabricación de deportivos. Y créeme cuando te digo que no hace falta nada más que ponerse tras el volante para darte cuenta que esto es así.
En su momento Ferdinand Porsche quiso fabricar el deportivo que no podía comprar. Una atrevida y osada maniobra que con el paso de los años ha hecho de él uno de los nombres más ilustres del mundo del motor. Tanto él como su creación han pasado, de forma merecida, a ocupar páginas doradas de la historia del automovilismo. Todo ello tras pasar horas, meses y años perfeccionado un coche que a día de hoy roza lo que se propone. Ser el deportivo total.
Muchos critican al Porsche 911 porque su diseño no ha evolucionado o porque sigue teniendo el motor en la posición incorrecta. No seré yo el que defienda esa actitud de empecinamiento típicamente alemán. Cierto es que el diseño no ha cambiado mucho, y menos aún de la generación 991, la anterior, a esta 992. Por delante la forma sigue siendo muy similar, aunque también cabe mencionar que todos los paneles son nuevos. Sí, ya sé que no lo parece pero lo son.
Hace tiempo que Porsche descubrió la aerodinámica activa. Elementos de diseño que modifican su comportamiento y/o posición para mejorar la forma en la que el 911 corta el aire. Los alemanes no dan puntada sin hilo, y una vez más saben sacar provecho a cada centímetro cuadrado del coche. El diseño está supeditado al rendimiento, en un coche como el 911 no se permiten las licencias a lo no necesario. El diseño se ha trabajado para que ayude, no para que lastre.
La zona más cambiada es sin lugar a dudas la trasera. En este caso los diseñadores han tenido un poco más de manga ancha. Han podido jugar con los elementos, que no con la forma. El culo del 911 992 es muy similar al del 911 991.2 por el mismo propósito, la aerodinámica. Sin embargo en ese espacio los diseñadores han conseguido crear un ambiente diferente en parte gracias a las ópticas. Cuando veas un 911 por detrás y de noche vas a saber inmediatamente de qué coche se trata.
Una franja de LED recorre todo el ancho, de faro a faro. Una firma lumínica que solo se mostrará de noche, porque de día queda dividida en dos. Otro detalle que se ha cambiado es la forma del alerón trasero. El 911 tiene un alerón activo posterior. A determinadas velocidades se despliega de forma automática para que el coche se pegue, literalmente, al suelo. Se mejora el downforce a alta velocidad y se mejora la aerodinámica y con ello el rendimiento. Como ya digo, no hay puntada sin hilo.
Y ya por último hay que hablar de la capota. Una capota de lona de alta calidad que se recoge en 13 segundos y en una velocidad de hasta 50 Km/h. Ese simple movimiento transforma por completo al 911. Hace ya casi un año tuve ocasión de probar el Porsche 911 en su presentación. Pero aquellas unidades eran coupé. El Cabriolet es un concepto muy diferente. Sigue la tónica de la saga, pero la adorna con otra presentación, con otras sensaciones.
Los dos se apoyan en la misma plataforma, los dos tienen los mismos motores, pero no son el mismo coche. El hecho de poder circular con el cielo por montera hace que el 911 pase de ser un deportivo de pura cepa a un deportivo de pura cepa pero más enfocado al disfrute y no tanto a la precisión. Más que nada que por mucho que los ingenieros se esfuercen las dinámicas no se pueden igualar. También te digo que solo un piloto experimentado y en un circuito puede notar las diferencias. En el mundo real no las hay.
Porsche ha quitado la mayoría de botones físicos, ¡bien!. Pero su nueva ubicación es un infotainment complejo y difícil de manejar en marcha
A los que achacan nulas modificaciones exteriores no podrán quejarse de las interiores. La tecnología ha llegado al 911. Porsche ya es una marca de reconocido prestigio deportivo, ahora quiere ser también una marca de reconocido prestigio tecnológico. Ahí tiene una tarea algo más sencilla porque puede echar mano de las muchas soluciones que tiene el Grupo Volkswagen. De hecho se podría decir que los de Stuttgart tampoco han inventado nada en este apartado, pero sí que le han dado un toque diferente.
Tanto es así que si echamos un vistazo a su interior solo hay un elemento que recuerda al Grupo VAG, y es el mando satélite del control de crucero. Un mando que por cierto es bastante confuso en su manejo. El resto de elementos o tienen una disposición diferente o han sido modificados hasta tal punto que parecen exclusivos de Porsche. Un hecho por el que vamos a tener que pagar, no te olvides de ello. Pero de verdad se agradece en un mundo tan unificado, un poco de particularidad y exclusividad siempre es recibida.
Sé que el apartado tecnológico es importante en un coche moderno, pero creo que no tanto en un 911. Entiendo que el que se compre un Porsche puede valorar esos detalles, pero sobre todo busca sensaciones, conducción y el poder conducir un coche con historia. Basta decir que en lo que a equipamiento se refiere puede disponer de todo o casi todo lo que te imaginas. Y no, Porsche no se plantea la conducción autónoma en los mismos términos que el resto de marcas.
De hecho si echamos un vistazo a los opcionales en el apartado de las asistencias vemos como no hay grandes elementos. Cuenta con control de crucero adaptativo, con asistente de mantenimiento de carril, opcional, asistente de cambio de carril y poco más. De hecho no puede ni contar con un indicador del ángulo muerto, con eso lo digo todo. Pero tampoco se echan de menos, así que dentro de lo que cabe no hay mayor problema salvo por el hecho del feo asunto del dinero.
Lo que cuesta un 911 no se centra en su equipamiento y tampoco en su habitabilidad. El espacio sigue siendo reducido. Tan reducido que caben dos adultos y poco más. Las plazas traseras son meramente testimoniales, y de hecho no sé para qué siguen incluyéndolas, ningún adulto en su plena autonomía puede meter el cuerpo ahí a no ser que los ocupantes delanteros sean de talla cortita. Eso sí, las plazas están bien para poder llevar ahí alguna que otra cosa, pero mucho cuidado con dejarlas sueltas que pueden volar.
Para eso tenemos el maletero delantero. No es un espacio muy grande en sí, pero engaña. Tiene formas muy rectangulares y es muy profundo, así que dentro pueden ir hasta un par de trolleys de viaje o varias mochilas. También cabe la compra del supermercado, porque como más adelante diré, el 911 vale para casi todo. Si nos fijamos en las cifras la ficha técnica nos dice que son 145 litros. Ya decía que para mucho, no da.
Pero vayamos a lo importante. Si el Porsche 911 es todo espíritu su corazón lo pone el motor. Todas las unidades de la legendaria familia montan un bloque de seis cilindros bóxer turboalimentado con diferentes cilindradas. Esto nos da un abanico de potencia que va desde los 385 del Carrera normal hasta los 650 caballos del Porsche 911 Turbo S. Por el momento solo hay tres rangos de potencia, pero una vez se extienda en el tiempo irán apareciendo soluciones intermedias como la que he podido probar.
El Porsche 911 Carrera 4S es una de las opciones intermedias junto con la familia GTS. Motor de seis cilindros bóxer de 2.981 centímetros cúbicos turboalimentado y con doble árbol de levas en cabeza. Desarrolla 450 caballos de potencia a 6.500 vueltas y un par máximo de 530 Nm entre las 2.300 y las 5.000 vueltas. Un rendimiento destacado que como venía diciendo, en el caso del Cabriolet no se enfoca únicamente a las prestaciones puras, también se enfoca a entregar una mayor cantidad de sensaciones.
Y es que basta esperar los 13 segundos que tarda la capota en quitarse para descubrir que un deportivo de pura cepa como es el Porsche 911 se puede disfrutar incluso a un ritmo de paseo. Esa es la versatilidad y esencia que te da un descapotable de este tipo. Por supuesto hay que sumar una conducción exquisita donde no cabe otra definición que precisión. Hace un tiempo planteé la posibilidad de una precisión demasiado exagerada, una precisión tan alta que resta valor al conductor para dársela a la electrónica.
Con el paso de estos 50 años el 911 ha ido evolucionado, mejorando caballo a caballo y décima a décima. Cada vez más preciso, más rápido y más demoledor, pero ¿es excesivo? En cierto modo sí. El Porsche 911 es tan bueno por sí mismo que el conductor ya no pilota, simplemente conduce. El coche hace casi todo el trabajo y esto es muy bueno para quien no busque la décima de segundo en cada paso por curva. Es lo bueno de tener una gama tan completa, que aunque todos parezcan iguales, hay un 911 para cada tipo de comprador.
La visibilidad interior de los tercios traseros no es muy buena. Complica bastante en algunas incorporaciones
El 911 Carrera 4S Cabriolet va destinado a compradores que busquen la historia de un Porsche pero que ni sus manos ni sus intenciones deportivas sean extremadamente exigentes. Ojo que no estoy diciendo que el coche no cumpla, que lo hace y de forma exquisita. Me centro más en el tipo de comprador y en lo que puede buscar con un descapotable de este tipo. Apariencia, sensaciones y calidad. Por ahí creo que van los tiros. A fin de cuentas no creo que nadie busque el máximo rendimiento posible en una carrocería descapotable, no tiene mucho sentido.
Soy un enamorado del 911, lo confieso abiertamente por si no se había notado ya. El que critique al modelo es porque o bien no sabe de lo que habla o bien porque nunca lo ha probado. En un primer momento puede que no te diga nada, puede que parezca otro coche más con una rápida aceleración y tacto duro, pero con el paso del tiempo te va conquistando poco a poco hasta que llegas a esa fase de enamoramiento eterno. Y amor de verdad, de ese del que no te vas a querer divorciar nunca.
Con el paso del tiempo te das cuenta que el Porsche 911 te puede servir para casi todo. Tiene buena maniobrabilidad, no tiene grandes problemas en badenes, es civilizado cuando tiene que serlo, es relativamente cómodo, en su maletero caben más cosas de las que en un principio cabe imaginar... Es una larga lista de cosas que hacen de él un coche muy práctico para casi todos los escenarios. Algo que no muchos deportivos pueden decir. Se siente bien en muchos entornos, y si él se siente cómodo tú también. Ese compromiso es muy difícil conseguir, y de ahí su valor.
Pero ¡qué decir del 911 en una carretera de montaña! Disfrutar es quedarse corto. Es una experiencia catártica que te une a todos los elementos; coche, carretera, tiempo... El Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet es uno de esos deportivos que disfrutas mejor solo. No hace falta decir nada, solo montarte y gozar con cada curva o cada paisaje. Y como he dicho antes, no es necesario exprimirlo al máximo para tener esa experiencia, más bien lo contrario.
Si por algún casual tienes el día gamberro y quieres apretarlo, vas a descubrir toda esa evolución rápidamente. Con el paso de los años Porsche ha ido introduciendo mejoras técnicas que perfeccionan el comportamiento del coche. Las últimas de ellas echan mano de la electrónica para hacer la experiencia más segura, pero también tenemos otros elementos como el eje trasero direccional. Es un opcional caro pero muy recomendable. Total, ya metidos en estas cantidades ¿qué es un poco más?
¿Cuánto vale el Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet? Pues bastante, mucho. Su precio de salida es de 163.355 euros. Como podrás ver no está al alcance de todos los bolsillos, pero a pesar de ello es un coche con el que pasas relativamente desapercibido porque se ven bastantes por la calle. La gente ya está habituada a verlos y por eso los puedes dejar aparcados con toda tranquilidad. Otra ventaja, también sea dicho de paso.
A ese buen puñado de euros hay que sumar una larga lista de elementos de personalización y equipamiento opcional. Ríete tú de esas marcas que dicen que tienen mucha personalización, Porsche coge ese concepto y lo lleva al límite. Cada cliente puede, si lo desea, personalizar cada detalle del coche. Eso sí, prepara más euros porque la gracia no sale barata. Ese puede ser un problema, porque hay modelos de rendimiento parecido o superior por un precio no mucho más alto, como es el caso del Audi R8 o el Mercedes-AMG GT.
Para ir acabando esta prueba tan especial, decir que siento pena de no poder permitirme pagar un 911. Sin lugar a dudas estaría en mi colección de coches doméstica si pudiera, pero al menos me quedo con la sensación de haberlo disfrutado durante unos días. El Porsche 911 Carrera 4S Cabriolet se disfruta de principio a fin. Desde el momento que bajas al garaje y lo ves, hasta el momento en el que giras la llave del contacto para apagarlo. En todo momento te descubre que la teoría de Darwin también se aplica a los coches. Sin lugar a dudas un producto 100% recomendable. No te equivocarás.