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Formula VintageMercedes se despide triunfante con Fangio tras un año trágico

Mercedes asoló la parrilla de nuevo con el genio argentino al frente, pero un trágico giro del destino cambió todos los planes. Formula Vintage viaja a un 1955 marcado por la muerte de Alberto Ascari y el "desastre de Le Mans".

20 min. lectura

Publicado: 12/05/2016 11:00

La irrupción de Mercedes en 1954 había alterado todos los esquemas. Como ya hiciesen en los años 30, la superioridad de su tecnología abrumó a los tradicionales equipos italianos, y estaban dispuestos a prolongar su reinado. De hecho, la marca de la estrella sería la gran protagonista de los sucesos de 1955, tanto de los exitosos, como de aquellos que convirtieron este año en uno de los más trágicos de la historia del automovilismo. De cara al Mundial de Fórmula 1, relegó su modelo carenado al ostracismo, aumentó la potencia de su motor hasta rozar los 300 CV, retuvo a su exitoso equipo, con Juan Manuel Fangio, Karl Kling y Hans Herrmann, y añadió un cuarto coche para el británico Stirling Moss, cuyas actuaciones con Maserati impresionaron a los responsables de Mercedes.

Ferrari, por su parte, se vio sorprendida por la decisión de José Froilán González de quedarse en Argentina para llevar un negocio. Además, Mike Hawthorn centró sus esfuerzos en la resistencia con Jaguar, y redujo su presencia en F1 los dos siguientes años. La Scuderia optó por dejar la responsabilidad del equipo en manos de Giuseppe Farina y Maurice Trintignant, cambió de suministrador de neumáticos (pasó de Pirelli a los Englebert que usaba Gordini) y siguió alternando su veterano 625 derivado de F2 con el 555, una modificación del 553 usado el año anterior. Lancia, por fin preparada desde el principio, incorporó a Eugenio Castellotti, piloto de prototipos, al equipo formado por Alberto Ascari y Luigi Villoresi. Maserati, que mantuvo a Luigi Musso, Roberto Mieres y Sergio Mantovani, contrató para liderar el proyecto a Jean Behra, procedente de una Gordini que ese año alineó de forma irregular a varios pilotos. Por último, Vanwall repitió programa parcial con Mike Hawthorn, Ken Wharton y Harry Schell, en un año en el que la presencia de equipos privados fue muy escasa.

José Froilán González compitió con Ferrari en la prueba inicial en Argentina, y logró su tercera y última pole con medio segundo de ventaja sobre Ascari y Fangio. El día de la carrera se registraron 40 grados, un registro que sólo Dallas 1984 y Bahréin 2005 lograrían igualar. Estas condiciones extremas propiciaron hasta 16 cambios de piloto durante la carrera. Ascari y González pelearon por el liderato las primeras 20 vueltas, hasta que el italiano sufrió un accidente. No pudo volver a la carrera porque sus dos compañeros ya habían abandonado. El asfixiante calor forzó a González a bajarse, supliéndole un Farina al que le había pasado lo mismo, para después recibir el relevo de Trintignant, que había abandonado. Fangio se negó a ceder su asiento a Moss, que acababa de retirarse, y sólo paró a por agua, para después superar a Roberto Mieres en la vuelta 42 y ganar ante su afición. Pagó cara la victoria, ya que sufrió graves quemaduras en su pierna que le dejaron marca de por vida.

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Mieres, cuyos mecánicos le lanzaban cubos de agua fría en las paradas, tampoco dio relevos, pero su gran oportunidad se esfumó por problemas mecánicos y sólo pudo ser quinto. En segundo lugar, acabó el Ferrari de González, pilotado también por Farina y Trintignant. El argentino regresó a coche a mitad de prueba, peleó con Behra (en el Maserati de Schell, que llegó a liderar) antes de su abandono y se salió de pista al cazar a Fangio, tras lo cual Farina completó las últimas vueltas. El coche original del italiano, pilotado también por Umberto Maglioli y Trintignant, acabó tercero. El francés pasó casi al final al Mercedes de Herrmann, que también manejaron Kling y Moss. En este lío monumental, 5 pilotos acabaron en puestos de podio, y 9 puntuaron: Farina y Trintignant terminaron al mismo tiempo segundo y tercero; en el caso del francés, ambos coches eran ajenos.

El regreso de Mónaco, tras 5 años de ausencia, dio de que hablar. Antes de la carrera, Mantovani sufrió un grave accidente en Turín que le supuso la amputación de una pierna y el fin de su carrera; y en los libres, Herrmann sufrió otra importante colisión que acabó con su temporada, siendo sustituido en este evento por el francés André Simon. No fue la única ausencia de Mercedes, que dejó en casa a Kling. Fangio logró una disputadísima pole, con el mismo 1:41.1 que marcó Ascari y una décima mejor que Moss. En una carrera bastante anodina, Fangio dominó la prueba, vuelta rápida incluída, hasta romper la transmisión en la vuelta 49, dejando la victoria a Moss en bandeja de plata, toda vez que Ascari perdió mucho tiempo atascado tras Castellotti. Pero en la vuelta 81, todo estalló.

Moss, que los había doblado a casi todos, rompió el motor. Ascari era el nuevo líder, pero se distrajo por los problemas de Moss, erró en la chicane del puerto y acabó en el agua. El italiano logró salir del coche ileso y se dirigió nadando a una lancha de rescate. Trintignant aprovechó las circunstancias y logró una sorprendente victoria, por delante de 2 primerizos en el podio, Castellotti y Cesare Perdisa, piloto ocasional de Maserati para esta carrera, que intercambió su coche con el de Behra a mitad de prueba y adelantó a Farina a 8 vueltas del final. En este evento, el legendario Louis Chiron pasó a la historia como el piloto más veterano en disputar un Gran Premio a sus 56 años, terminando en un respetable sexto lugar tras Villoresi.

Ascari, un hombre muy supersticioso, tuvo un mal presentimiento sobre éste Gran Premio. Su padre, el también piloto Antonio Ascari, murió un 26 de julio a los 36 años, al trazar una curva a izquierdas llevando un coche con el número 26, cuatro días después de sufrir un grave accidente del que salió ileso. En Mónaco, a Ascari se le asignó el número 26, y salió en parrilla entre Fangio, que llevaba el 2, y Moss, que llevaba el 6. Cuatro días después, un 26 de mayo, Ascari asistió a un test de un prototipo de Ferrari en Monza, y dijo que necesitaba ponerse tras el volante. Lo hizo sin su casco azul, su gran amuleto, que estaba siendo reparado. Cuando se acercaba a la curva a izquierdas que hoy día lleva su nombre, su coche perdió el control repentinamente, golpeó con el morro en el suelo y dio varias vueltas de campana. Al igual que todos los pilotos de la época, Ascari no llevaba cinturón de seguridad: prefería salir por los aires antes que quedarse atrapado en un coche en llamas.

Las múltiples lesiones internas que sufrió al salir despedido le causaron la muerte pocos minutos después. Muchas teorías se han esgrimido sobre la causa del accidente, incluyendo el inadecuado tamaño de los neumáticos, una superficie irregular e incluso una posible lesión cerebral no detectada tras el impacto de Mónaco, pero nunca se supo con exactitud. Tras 9 abandonos consecutivos, aquel lejano domingo de 1953 en Nürburgring que causó su divorcio con Enzo Ferrari no sólo resultó ser su última victoria en la Fórmula 1, sino también la última carrera que logró acabar. Al igual que su padre, Ascari murió un día 26, 4 días después de un grave accidente, a los 36 años de edad y dejando viuda y 2 hijos.

La muerte de Ascari, el primero de los cuatro campeones que fallecieron estando en activo, afectó profundamente al paddock. Fangio dijo haber perdido a su mayor oponente, y Lancia, que atravesaba problemas económicos, fue vendida. El nuevo dueño, en parte por lo ocurrido con Ascari y en parte por falta de interés, retiró el equipo de inmediato. Aún así, Castellotti convenció a la marca para que le dejasen un D50 en Bélgica. El italiano sorprendió a todos al lograr la pole y batir el record de la pista de Fangio, segundo en parrilla sobre Moss. En carrera, las cosas fueron diferentes para Castellotti. Ambos Mercedes le superaron en la salida y tuvo que abandonar en la vuelta 16. Fangio construyó un pequeño margen y se hizo con el triunfo, 8 segundos por delante de Moss. Tras el abandono del Lancia, Giuseppe Farina completó el podio por última vez en su carrera, sobre el héroe local Paul Frére y el Maserati compartido de Mieres y Behra.

Entre las carreras de Bélgica y Holanda, se disputaron las 24 horas de Le Mans de 1955, una cita que cambió para siempre el mundo del motor. En la tercera hora de carrera, Lance Macklin intentó esquivar a Mike Hawthorn, que frenó repentinamente justo delante de él para parar a boxes, y Pierre Levegh, que venía más rápido por la izquierda, chocó con la trasera de Macklin. Levegh tuvo tiempo de hacerle una seña a Fangio, que venía detrás, para que redujera la velocidad. Su coche despegó del asfalto, sobrepasó un montículo de tierra al lado de la pista, se fue directo a la grada y se desintegró en mil pedazos, los cuales decapitaron a varias personas. El impacto también desprotegió el motor, que voló contra los espectadores.

El piloto salió despedido y murió tras fracturarse el cráneo contra el suelo. Una vez el coche se detuvo, el tanque de gasolina explotó, y prendió el chasis, fabricado en magnesio muy inflamable. Los inexpertos comisarios avivaron el fuego al echarle agua, lo que combinado con el magnesio intensificó el incendio, quemando vivos a varios espectadores. En total, 83 personas, más el piloto, perdieron la vida, y otras 120 resultaron heridas, en el peor accidente de la historia del automovilismo. A nadie importó el triunfo de Jaguar con Hawthorn e Ivor Bueb. Las consecuencias de este accidente serían inmensas para el campeonato de Fórmula 1.

El Gran Premio de Holanda se disputaba la siguiente semana, pero los organizadores decidieron seguir adelante con la prueba. Lancia vendió todo su material a Ferrari y desapareció definitivamente. La Scuderia, en crisis de resultados, añadió a Castellotti al equipo, y repescó a Hawthorn para sustituir a Farina. El campeón italiano tomaba numerosos calmantes por sus lesiones, y decidió dejar la competición, para retirarse en el Gran Premio de Italia. Mercedes copó la primera línea, con pole de Fangio sobre Moss y Kling. El argentino dominó de nuevo con mano de hierro a pesar de un tardío diluvio, y cruzó la meta junto a Moss para la foto. Luigi Musso completó el podio en su Maserati, tras un buena salida en la que llegó a superar a Moss antes de ser adelantado una vuelta después, y Mieres y Castellotti puntuaron.

A consecuencia de lo ocurrido en Le Mans, se canceló el Gran Premio de Francia en Reims, por lo que la siguiente prueba fue en el Reino Unido. Esta vez no se disputó en Silverstone, sino en Aintree, un circuito de carreras de caballos que contaba con una pista exterior asfaltada. Mercedes estaba intratable, y Moss, ante su afición, tumbó a Fangio por 2 décimas para lograr su primera pole. Sólo Jean Behra, en una soberbia vuelta con su Maserati, impidió un top 4 Mercedes, pero en carrera abandonó pronto. Tras pelear durante 26 vueltas con Fangio, Moss cogió el liderato y no lo soltó, logrando su primer triunfo con el argentino justo al lado. Se dijo que Fangio, que se mantuvo tras Moss, había dejado ganar al británico, pero el Chueco siempre lo negó, incluso al propio Moss. Kling y el sustituto de Herrmann, Piero Taruffi, completaron un aplastante dominio alemán, y Luigi Musso fue el único piloto fuera de Mercedes en obtener puntos. En esta carrera, debutó de forma poco halagüeña el tricampeón neozelandés Jack Brabham en un nada competitivo Cooper carenado: clasificó en último lugar y abandonó en la vuelta 30.

El ‘desastre de Le Mans’ provocó una reacción muy negativa de la sociedad hacia el automovilismo. Las presiones fueron tales que Suiza llegó a prohibir toda clase de competición, ley que aún sigue vigente, y su Gran Premio fue cancelado, al igual que los de Alemania y España. Con ello, sólo quedaba una carrera por disputarse, en Italia, por lo que Juan Manuel Fangio se convirtió en tricampeón de forma matemática, toda vez que Moss ya no podía alcanzarle. Paradójicamente, Monza apostó para la carrera final por una peligrosísima configuración de su circuito. Se reconstruyó el viejo óvalo peraltado y se remodelaron las 2 últimas curvas para convertirla en la actual Parabólica, usando un circuito combinado de casi 10 kilómetros de longitud.

Ferrari se dispuso a estrenar los D50 que compraron a Lancia, repescando para ello a Villoresi y Farina, pero los coches sufrieron varios pinchazos en el peralte, y el equipo los retiró de la carrera, por lo que Farina no pudo despedirse en la pista. Mercedes rescató por última vez dos W196 carenados para Fangio y Moss, y dominó de nuevo la clasificación, con el argentino delante. La carrera no tuvo historia. Los cuatro Mercedes rodaron en batallón desde el inicio, y Fangio cerró con una victoria otro año triunfal. A Moss se le rompió el parabrisas en la vuelta 20, y 8 giros después, tras hacer vuelta rápida, el motor 8 giros después, mientras Kling, peleando con Taruffi, rompió su caja de cambios en la vuelta 33, dejando el segundo puesto a merced del italiano. Castellotti, la sensación de la temporada, terminó en tercer lugar la carrera, sobre Behra y el argentino Carlos Menditéguy (wild card de Maserati), y el campeonato.

No cabe duda de que 1955 fue un año sombrío. La muerte de Alberto Ascari y el terrorífico accidente de Le Mans plantearon las primeras cuestiones serias sobre la seguridad en el mundo del motor y oscurecieron el éxito de Fangio. Antes del Gran Premio de Italia, Mercedes anunció que se retiraría de todas las competiciones de motor al acabar el año, siguiendo el camino de Jaguar, y ambas marcas tardaron 3 décadas en volver a los circuitos. Las carreras empezaron a ser vistas de otro modo y, sin Mercedes en pista, 1956 debía ser un reinicio.

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CLASIFICACIÓN DEL CAMPEONATO DE PILOTOS (excluyendo resultados de las 500 millas de Indianápolis):

Juan Manuel FangioMercedes40
Stirling MossMercedes23
Eugenio CastellottiLancia / Ferrari12
Maurice TrintignantFerrari11,33
Giuseppe FarinaFerrari10,33
Piero TaruffiMercedes / Ferrari9
Roberto MieresMaserati7
Jean BehraMaserati6
-Luigi MussoMaserati6
10ºKarl KlingMercedes5
11ºPaul FréreFerrari3
12ºJosé Froilán GonzálezFerrari2
-Cesare PerdisaMaserati2
-Luigi VilloresiLancia / Ferrari2
-Carlos MenditéguyMaserati2
16ºUmberto MaglioliFerrari1,33
17ºHans HerrmannMercedes1

Sin puntos (con, al menos, dos Grandes Premios disputados): Mike Hawthorn (Ferrari / Vanwall), Harry Schell (Ferrari / Vanwall / Maserati), Jacques Pollet (Gordini), Hermano da Silva Ramos (Gordini), Louis Rosier (Maserati), Ken Wharton (Vanwall), Robert Manzon (Gordini), Horace Gould (Maserati), Alberto Ascari (Lancia), Élie Bayol (Gordini), André Simon (Mercedes / Maserati), Peter Collins (Maserati) y Peter Walker (Maserati / Connaught).

Fotos: Mercedes AMG F1

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