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El nuevo microrreactor que quiere revolucionar la energía nuclear utiliza sales fundidas

El profesor de la Brigham Young University y experto en ingeniería nuclear Matthew Memmott ha desvelado lo que considera un reactor nuclear más barato, pequeño y, seguro que los reactores actualmente utilizados para producir energía.

El nuevo microrreactor que quiere revolucionar la energía nuclear utiliza sales fundidas
Matthew Memmot afirma haber revolucionado la energía nuclear. - BYU

6 min. lectura

Publicado: 06/10/2022 15:00

La energía nuclear arrastra tras de sí una imagen muy negativa para la opinión pública, principalmente generada por catástrofes como la de Chernobyl en 1986. Sin embargo, este tipo de fuente de energía puede ser muy respetuosa con el medio ambiente y también eficaz si se dan las circunstancias adecuadas.

En cualquier caso, queda claro que para que la energía nuclear se establezca como una opción energética mayoritariamente aceptada deben producirse avances en materia de costes y seguridad. Y eso es precisamente lo que afirman haber conseguido Matthew Memmott y su equipo de investigadores de la BYU.

«La gente tiene la reacción visceral de que la energía nuclear es mala, peligrosa. Esa percepción se basa en problemas potenciales para la primera generación»

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Microrreactor nuclear de sal fundida

Los reactores nucleares más extendidos son los de agua ligera. En ellos, los átomos de uranio se dividen para crear energía, y los productos sobrantes irradian cantidades enormes de calor.

Estos se mantienen en barras de combustible sólido y se hace circular agua a través de las mismas para mantener todo a una temperatura controlada. Pero, si no hay suficiente flujo de agua de enfriamiento, las varillas pueden sobrecalentarse y toda la instalación corre el riesgo de una fusión nuclear, lo que desencadena una catástrofe.

Además, los elementos nucleares tienen la capacidad de emitir calor o radiactividad durante miles de años, por lo que siguen siendo peligrosos y su almacenaje es muy delicado y complejo.

Las grandes y costosas centrales nucleares podrían ser cosa del pasado si Memmott está en lo cierto. Foto: [object Object]

Según informa la Universidad estadounidense Brigham Young, la solución de Memmott pasa por almacenar estos elementos radiactivos en sal fundida en lugar de barras de combustible.

Con este sistema, durante y después de la reacción nuclear, todos los subproductos radiactivos se disuelven en sal fundida. Como la sal tiene una temperatura de fusión extremadamente alta (550°C) y la temperatura de estos elementos en la sal no tarda mucho en caer por debajo del punto de fusión, una vez que la sal se cristaliza el calor irradiado es absorbido por la sal, anulando el peligro de una fusión nuclear en una planta de energía.

No sólo eso, además este reactor nuclear de sales fundidas mantiene los desechos nucleares de forma segura dentro de la sal y no es necesario almacenarlos en otros lugares. Incluso, afirma BYU, algunos de esos productos (por ejemplo, el molibdeno-99 se utiliza en imágenes médicas y escaneos) son valiosos y podrían extraerse y venderse posteriormente.

«A medida que extraíamos elementos valiosos, descubrimos que también podíamos eliminar oxígeno e hidrógeno», afirma Memmott. «A través de este proceso, podemos hacer que la sal vuelva a estar completamente limpia y reutilizarla. Podemos reciclar la sal indefinidamente».

Reactor nuclear más pequeño y más barato

Según afirma Memmott, el microrreactor nuclear demanda un espacio de instalación de únicamente 1,2 x 2,1 metros, mientras que los convencionales necesitan al menos 9 metros. Esto, conjuntamente con la ausencia de una gran zona de seguridad por el inexistente riesgo de fusión, hace que el área necesaria sea mucho más limitada.

El equipo de investigación señala que todo lo que hace falta para hacer funcionar este reactor está diseñado para caber en la plataforma de un camión de 12 metros. Lo que significa que puede hacer que la energía sea accesible incluso en lugares muy remotos, además de abaratar los costes de manera considerable.

«Durante los últimos 60 años, la gente ha tenido la reacción visceral de que la energía nuclear es mala, es grande, es peligrosa», dice Memmott.

«Esas percepciones se basan en problemas potenciales para la primera generación, pero tener el reactor de sal fundida es el equivalente a tener un chip de silicio. Podemos tener reactores más pequeños, más seguros y más baratos y deshacernos de esos problemas», concluye, haciendo referencia a la revolución que supuso para la informática el chip de silicio como sustituto de los enormes tubos de vacío de los primeros ordenadores.

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