BMW cambia las reglas del juego con sus M, menos modelos, más dinero y más potencia
BMW ha vuelto a cambiar de estrategia en una gama que no está al alcance de todos los bolsillos. La marca alemana reducirá lastre al prescindir de las versiones más extremas con la insignia Competition. Lo que esperaba que fuese una excepción se ha convertido en habitual, con dos importantes consecuencias y ambas positivas.

Estaba claro que iba a ocurrir y que pensar en lo contrario era solamente eso, un pensamiento. Y es que BMW ideó una gama de versiones deportivas y de muy alto rendimiento para los clientes más especiales con cuatro niveles en función del nivel de exigencia de cada uno. Una estrategia muy lógica pero que supone gastar más dinero en desarrollo y tecnologías porque, claramente, por algo se tenían que distinguir estos cuatro niveles.
La marca de Múnich ideó una escala en la que los modelos con la letra M y seguido del correspondiente número, que otorga el posicionamiento de un determinado modelo en la gama, era el nivel base. Pero para los clientes que no se conforman, la firma alemana sumó el apellido Competition. Un ejemplo claro es el del M3 que, en su versión más básica, se ofrecía con una potencia máxima de 510 CV, mientras que en el Competition el rendimiento se elevaba hasta los 530 CV, aunque con la mejora clara de la tracción total «M xDrive». Una opción que presume no sólo de este extra, sino también de otras mejoras tanto en el apartado estético, como en el dinámico con una suspensión más firme.

M, CS y CSL, las siglas de la deportividad en BMW
Una opción que podía presumir no sólo de este extra, sino también de otras mejoras tanto en el apartado estético, como en el dinámico con una suspensión más firme. En un nivel como el del M3, hablar de precios es casi un insulto a la inteligencia, ya que hablamos de una diferencia de apenas 5.000 euros. Tan insignificante que ha concentrado el grueso de las ventas, lógicamente, en los modelos con esta insignia, por lo que sigue siendo la única pero con el más alto rendimiento.
Los clientes más elitistas seguirán disfrutando de los radicales CS, las dos letras que indican que se trata de una edición especial y limitada caracterizada por una mayor ligereza, mientras que los auténticos coleccionistas pasarán de esta opción directamente a los CSL. Frank van Meel, responsable de la división deportiva de BMW M, se lo ha confesado a un medio americano durante una entrevista en el Salón del Automóvil de Japón, confirmando que «Se podría decir que todos los modelos M actuales son un Competition».
BMW ganará más con un M menos en la gama
Lo cierto es que si nos detenemos unos minutos y pensamos en esta estrategia de versiones, el movimiento es uno de los más lógicos que BMW debía realizar, en gran medida, promovida por sus nuevos coches eléctricos. Los bávaros están promoviendo las versiones M descafeinadas acompañadas de una cifra de dos dígitos y, además, ya sabemos que el nuevo M3 será de gasolina como eléctrico, pero sin distinción alguna en el nombre. No habrá un iM3, como se podría presuponer, y no sabemos tampoco si optarán por una distinción excepcional en el nombre o no, aunque apunta más a que no lo harán. Al menos, en un principio. Quizás en un futuro el apellido Competition vuelva para estos eléctricos que ofrecen más potencia y una aceleración más rápida. No es descabellado pensarlo...
El movimiento está perfectamente estudiado para todas las partes implicadas. Para los clientes, sacarán tajada con un extra de potencia y sutiles mejoras en el chasis, diseño o equipamiento y nunca podrá decir que se ha equivocado porque se ha llevado el «pobre» y tenía que haber desembolsado un poco más y llevarse el «gordo». Y, para la marca, se beneficia por doble, porque ganará más dinero por unidad vendida, al mismo tiempo que recorta modelos de cara a las emisiones contaminantes de la gama, porque serían dos versiones, y ahorra en el gasto en tecnología.

