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Cada vez será más difícil encontrar un coche nuevo que sea realmente distinto a otros

Está terminándose una época en el mundo de la automoción. Aunque no paran de salir fabricantes nuevos de debajo de las piedras, hay algo que está perdiéndose: la originalidad. La homogeneización está apoderándose de todo, y las elecciones se reducen.

Cada vez será más difícil encontrar un coche nuevo que sea realmente distinto a otros
MG TF, un tipo de coche que casi nadie hace

6 min. lectura

Publicado: 30/11/2021 23:00

En el plazo de unos pocos años, cuando queramos comprarnos un coche nuevo, seguro que podremos elegir entre una miríada de SUV eléctricos. Se distinguirán por su sistema de infoentretenimiento, asistencias a la conducción (o que nos permitan no conducir), tapizados «veganos» y cosas por el estilo, además de su escudo.

Pero lo que es realmente importante en un coche, al menos quien prioriza las sensaciones sobre todo lo demás, será demasiado homogéneo. Pensemos en que hoy día hay asociaciones mentales muy fáciles, como Subaru Boxer, BMW L6, Honda i-VTEC, o Mercedes-Benz V8 o Rolls-Royce V12.

En un futuro no muy lejano, podremos elegir entre coches eléctricos de tracción delantera, de propulsión trasera, o de tracción total, casi todos de colocación transversal, y una minoría con motores en rueda. Las diferencias entre unos motores y otros, dada una potencia idéntica, no serán fáciles de apreciar por los clientes. Actualmente no hay grandes similitudes entre un bóxer flat six, un seis en línea, o un V6 (y todos tienen seis cilindros).

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En la era del coche eléctrico, partiendo de la misma plataforma se pueden hacer muchos más modelos

A nivel de plataformas, cada vez hará falta desarrollar menos. Por ejemplo, el grupo Stellantis tendrá vehículos en 14 marcas a partir de cuatro plataformas modulares. Habrá variaciones entre unas cotas y otras, pero gran parte será común, y eso implica muchas otras cosas. La diferenciación se pierde por el camino.

Tampoco hay que irse al extremo opuesto, en el que el mismo modelo podía tener diversas batallas y longitudes de voladizo, que era lo que pasaba con la producción de coches de alta gama y de lujo antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando prácticamente nadie usaba carrocerías monocasco.

La autonomía cada vez es un factor más importante, especialmente hablando de coches eléctricos. Vamos a llegar al punto en el que la rapidez de los coches se deja de mirar en movimiento, sino en parado, a ver cuál termina de cargar antes por admitir más energía que otro. Suena realmente emocionante, ¿verdad?

¿Realmente son tan distintos los Peugeot 2008, Renault Captur y Nissan Juke?

Si hablamos de carrocerías, es casi para echarse a llorar. Prácticamente han desaparecido los compactos de tres puertas, los coupés, los descapotables, los todoterrenos puros, los roadster... y las marcas que los mantienen en catálogo lo hacen a precios cada vez más prohibitivos. Eso sí, entre carrocerías tipo SUV nos podemos hinchar a elegir: diferentes tallas, diferente caída de techo y diferentes adornos sin funcionalidad específica. Y poco más que contaros. ¡Ah, y colores!

Las berlinas aún están aguantando, hay fabricantes que aún se acuerdan que es una de las carrocerías más aerodinámicas que hay. También han resistido los monovolumen como derivados de furgonetas, familiares aún sale alguno que otro, y los compactos con la altura de suspensión en su sitio están empezando a desaparecer a un ritmo también alarmante.

En esta escalada por la homogeneización, cada vez es más difícil ver a un fabricante haciendo algo realmente atrevido y diferente. Antes se daba carta blanca a diseñadores que podían sacar cosas como Peugeot 1007, Citroën C3 Pluriel o Skoda Felicia Fun. Ahora, en 10 segundos, prueba a nombrar coches nuevos que se salgan de la norma. No me dirías muchos.

Con el paso del tiempo esto va a tener una consecuencia, y es que aquellos modelos que ya no se vuelven a hacer, empiezan a ganar valor como usados, y en algunos casos se pueden disparar en cotización. El mercado es sabio y sabe dar respuestas ante la escasez de algo que no se encuentra ya nuevo.

Este texto está siendo muy pesimista, pero no paro de encontrar motivos. Empiezo a sentir compasión por el que se compra un SUV creyendo que se ha comprado un coche diferente al de su vecino o compañero de trabajo. En cambio, veo que los coches que ya nadie o casi nadie fabrica suben de precio, porque se producen poco, o porque los que hay se aprecian más.

Las modas son cíclicas. Hubo una época en que las berlinas y los coupés lo petaban, y nos cansamos de ellos. Puede que un día nos cansemos de los SUV y vuelvan las carrocerías menos prácticas pero más originales. Lo que no sé si va a volver es una época en la que cada fabricante ofrecía cosas muy diferentes a otros. ¿Y tú qué crees?

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