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Chariot, el transporte público a la carta

Los fabricantes de automóviles ya no quieren ser únicamente vendedores de vehículos, también quieren vender servicios de movilidad. Una de las propuestas más interesantes es Chariot, un servicio de transporte público/privado que llamó la atención de la mismísima Ford Motor Company.

6 min. lectura

Publicado: 13/03/2017 20:00

En las épocas más oscuras de la historia del automóvil, hubo fabricantes que hicieron todo lo posible para que las redes de transporte público fuesen poco atractivas, ineficientes o fuesen directamente eliminadas. Los famosos tranvías de San Francisco fueron víctimas de esta política de eliminar competidores a los coches.

Pero ese modelo está totalmente caducado. Se acumula más población en las áreas urbanas, no pueden tener todos un coche en propiedad, y resulta absurda la escena habitual de atascos llenos de vehículos con una ocupación media de 1,2 personas. El transporte público es una opción, sí, pero no para todo el mundo, ni en recorridos, ni en frecuencias, ni en horarios.

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El servicio más cómodo es el del taxi, un chófer nos lleva de un punto a otro, pero es un servicio caro como para usarlo a diario. De hecho menos de un tercio de los españoles usamos más de un taxi al mes, es una solución esporádica más que un sustituto del transporte público o el coche particular. No obstante, hay más posibilidades, y Chariot es un buen ejemplo de ello.

Chariot nació en Estados Unidos como una empresa más de servicios de movilidad. Se ideó como una mezcla entre el servicio de taxi y el transporte público, es decir, había que averiguar cuáles eran los desplazamientos habituales de la gente, para tratar de crear rutas adaptadas a sus necesidades.

Chariot significa "cuádriga"

Los primeros minibuses empezaron a funciones en abril de 2014, cuatro unidades alquiladas, que empezaron a prestar servicios a los primeros usuarios. En menos de dos años se habían logrado 50.000 viajes en un solo mes, y solo dentro del área de la bahía de San Francisco. En mayo del año pasado ya había 100 vehículos realizando rutas.

Tal fue el potencial de esta compañía que Ford anunció su adquisición en septiembre de 2016, incorporándola como un servicio más de movilidad. En otra época, Ford habría comprado Chariot simplemente para desmantelar la empresa y eliminar su rastro, pero estamos en 2017. Este año empezaron a operar en Austin (Texas) y se verá en ciudades como Londres a corto plazo.

Chariot funciona de forma muy parecida a Uber. Los pasajeros indican cuáles son sus rutas habituales, y la empresa trata de adaptar los recorridos de los minibuses para satisfacer las necesidades de los usuarios. Es todo lo que el transporte público ha querido ser, pero de puerta a puerta, y con los horarios más realistas.

El precio es variable, no es lo mismo pedir un viaje en hora punta que en hora valle. También disponen de abonos para tener descuentos en los viajes habituales. Cualquiera puede subirse a un Chariot, y el pago no se hace en mano, todo es vía aplicación. Los conductores no tienen que extender billetes ni dar las vueltas.

Por otra parte, Chariot también se ocupa de solucionar necesidades de transporte de empresas o ferias. Seguro que en más de una ocasión hemos visto autobuses fletados para llevar empleados a una empresa grande, como puede ser CASA o Endesa. Cada furgón de Chariot puede suprimir la necesidad de hasta 25 turismos, con todo lo que eso implica.

Sí, resulta más ecológico que las Ford Transit vayan con 10-15 personas, aunque el motor sea un sediento V6 de gasolina, si con eso se suprime la circulación de varios turismos. A fin de cuentas, los pasajeros son siempre menos de lo que pesa el vehículo por sí mismo, la mayoría del combustible se consume en transportar su propio peso. Sí, es ridículo, pero así se ha hecho durante décadas.

Chariot se encuentra en fase de expansión. Ford gana dinero con este negocio, de hecho tiene más margen que vender coches en las épocas de vacas gordas. En principio todos salen ganando, los pasajeros obtienen un transporte mucho más personalizado a un precio razonable, se reduce el tráfico y los promotores obtienen beneficios.

No hay que descartar que este tipo de compañías acaben llegando a España, siempre y cuando satisfagan la larga lista de exigencias legales, fiscales y laborales que implicará esto. Prácticamente cualquiera tiene un teléfono móvil, la aplicación puede acabar revelando información valiosísima de cuáles deben ser las rutas de transporte público.

El principal motivo por el que utilizamos nuestros vehículos particulares es por comodidad. Si es posible disponer de esa comodidad a un precio inferior, y sin necesidad de conducir, desde luego unos cuantos miles de personas se van a replantear su forma de transportarse. Chariot puede significar un auténtico pelotazo a medio plazo.

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