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Los chicos duros de Bentley

1930, un lujoso hotel de Cannes y una apuesta que consiste en cruzar toda Francia hasta Londres y batir el tiempo que tardaba el Blue Train en llegar de Cannes a Calais. Parecen los ingredientes de una película de James Bond, pero es el comienzo de la leyenda de los Bentley Boys.

5 min. lectura

Publicado: 06/02/2017 20:00

El Sportsman Coupe fue bautizado como Blue Train Special en honor a la "famosa" apuesta

Mediados de 1930, Hotel Carlton de Cannes. El piloto y millonario poseedor de minas de diamantes Woolf Barnato leía la prensa mientras desayunaba con unos amigos. Alguien comentó que sería muy difícil llegar en coche de Cannes a Calais antes que el Blue Train, el lujoso AVE de la época. Un hombre de desafíos como Barnato no podía dejar escapar la oportunidad y enseguida surgió la apuesta, incluso llego a redoblar: el sería capaz de llegar al Conservative Club, en el centro de Londres, antes de que el tren llegara a Calais, vaya vacilada!!! Sino fuera porque el que la decía era un tricampeón de las 24 horas de Le Mans.

Es fácil imaginar a los Bentley Boys rodeados de chicas, botellas de champagne, navegando por el Mediterráneo y organizando fiestas en Cannes, pero no era del todo así

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Esta apuesta fue la horma de la leyenda de los Bentley Boys, esos chicos malos que pilotando coches grandes y pesados como camiones (así los definía Ettore Bugatti) se encargaron de ganar muchas carreras y llevaron a la marca, fundada en 1919, a lo más alto en tan solo una década.

La imagen que uno se hace un Bentley Boy es la de un joven guaperas descorchando botellas de champagne y rodeado de chicas con las piernas largas, pero no. Walter Owen Bentley prohibió las chicas en los boxes, los pilotos no bebían en las carreras, algo habitual en la época, y todo era planeado con el objetivo de vender más coches.

Aunque si es verdad que algunos de estos chicos si se pegaban la fiesta de vez en cuando, es el caso de Tim Birkin que de vez en cuando se desmadraba, pero no el caso de Barnato. Woolf Barnato era el mejor piloto del equipo, poseía conocimientos profundos de mecánica, nunca desobedecía una orden y parecía que no fallaba jamás. Solo alguien como él podía apostar a su favor 100 libras en una auténtica locura para la época, recorrer Francia a un promedio de velocidad superior a los 70km/h.

Woolf Barnato (segundo por la izquierda) fue el ganador de la apuesta

El millonario fue meticuloso en la elaboración de su plan, tanto que contrató dos gasolineras para que se mantuvieran abiertas a su paso además de un camión cisterna en otro punto del recorrido. Su Speed Six con un motor 6.5 litros salió del Hotel Carlton de Cannes a las 17:54, y Barnato se tomaba su café favorito en Londres a las 15:30 del día siguiente, con cuatro minutos de ventaja sobre el lujoso tren.

Seis meses después, el modelo de techo bajo Sportsman Coupe fue bautizado con el nombre de Blue Train Special y es probable que sea uno de los coches más bonitos de la marca. Actualmente Bentley conserva uno totalmente restaurado y que exhibió en Retromobile París 2015. No el original de Barnato sino el que conmemora su hazaña, ya que Barnato utilizó uno de los 182 Speed Six que se fabricaron entre 1929 y 1930, todos con motor de 180Cv.

Así nació una leyenda, una especie de slogan que la marca ha llevado desde entonces en su ADN y que ha imprimido en todos sus coches, porque para los Bentley Boys “lo importante es ganar sin dejar de ser un caballero”.

El Sportsman Coupe sigue siendo uno de los modelos más bonitos de la marca

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