Europa cree haber salvado su industria del automóvil, pero China es la gran ganadora

Está claro que nunca llueve a gusto de todos. Lo que ha ocurrido en Europa esta semana sobre el futuro de los coches eléctricos ha dejado claras las posiciones de las partes implicadas, un claro ganador, a pesar de que Alemania se ha colgado la medalla, e importantes consecuencias.

Europa cree haber salvado su industria del automóvil, pero China es la gran ganadora
El crossover eléctrico de la marca sueca se ha plantado en Bruselas para protestar contra la combustión. - Polestar

Publicado: 20/12/2025 16:00

7 min. lectura

La importante decisión que ha anunciado Europa sobre el futuro de la movilidad en el continente estaba claro que no iba a contentar a todos los implicados. Los fabricantes no son los claros ganadores de esta contienda que se lleva librando desde hace cuatro años, ni tampoco los ciudadanos, que estamos obligados a seguir pensando en clave eléctrica. Las importantes concesiones de las marcas con tal de seguir vendiendo combustión nos obliga a ello, a menos que pasemos por la caja de la gasolina sintética.

Llenar el tanque con este combustible especial saldrá mucho más caro que recargar la batería de un coche eléctrico una o dos veces a la semana. Por ahora, esta es la realidad que tendremos en 2035, si es que cuando se aproxime la fecha las marcas no empiezan a pedir ampliaciones de tiempo. Pero hay mucho más detrás de esta decisión que se someterá a votación definitiva en 2026 porque, por ejemplo, Polestar ya ha dado muestras de estar en completo desacuerdo, paseándose por la puerta de la Comisión Europea con tres ejemplares del Polestar 4 y mostrando su compromiso con los coches eléctricos.

BYD Seal 6 DM-i
BYD vende ahora más PHEV, como los Seal 6 DM-i, que eléctricos en Europa.

Alemania se cree ganadora pero el triunfo es de las marcas chinas

El que también ha expresado Michael Loscheller, director ejecutivo de Polestar, en su cuenta particular de una conocida red social para profesionales. El alemán representa a una marca que lo apostó todo al coche eléctrico, y que no tiene ninguna arquitectura que le permita lanzar coches de combustión o híbridos como el extinguido Polestar 1, por lo que la decisión europea juega muy en contra de su supervivencia frente un futuro que tenía garantizado.

Por ahora, no se ha puesto una fecha tope a la combustión, puede ser más allá de 2040 o 2050, algo que se tiene que definir, pero no son las marcas las verdaderas ganadoras de esta nueva realidad, a pesar de que Alemania se siente así. Los germanos se han colgado la medalla y se han erigido como salvadores de la industria, mientras que China se está regodeando de la situación.

Las marcas asiáticas son las que han salido airosas de verdad. Estos irrumpieron con sus coches eléctricos para después ir introduciendo la combustión y unos híbridos PHEV con autonomías brutales, asistiendo a un espectáculo en el que, una vez más, se ha demostrado que las marcas europeas no pueden seguirles el ritmo. De hecho, los últimos datos conocidos de exportaciones de coches desde China lo dejan más que claro: las de coches eléctricos suponen el 40 %, mientras que un 60 % tienen un de combustión.

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China pone el foco en una tecnología, cada una tiene su momento. Europa no distingue, las quiere todas a la vez y eso le impide avanzar hacia un futuro sólo de coches eléctricos

Basta echar un vistazo a las declaraciones de Stella Li. La gran jefa de BYD sabe que la decisión de Europa no es un problema ni para su marca, ni para otras compatriotas. Li ha observado que la decisión es más un mecanismo de protección a su industria, pero que no sirve de nada. Según ésta, Europa ha dado un paso atrás con la esperanza de ganar un tiempo que no existe. Por supuesto, frente a China, pero eso supondría que estos se estancaran y ya han demostrado que no ocurrirá nunca.

Por si no fuera suficiente, algunos fabricantes europeos interpretan que eliminar la prohibición (de la combustión) crea más margen de maniobra. A alguno se le ha oído decir que «este tiempo se aprovechará para ampliar la infraestructura de carga». Eso es la teoría, porque Europa ha constatado que ningún país miembro ha hecho los deberes de instalar cargadores, mientras sí ha estado obligando a los fabricantes a transformarse en marcas de coches eléctricos.

Volkswagen Polo R-Line
Volkswagen ya no quiere al Polo de combustión, hasta hace poco sí.

El gran problema de Europa con los coches eléctricos es la demanda

Bruselas no ha puesto coto a los precios, las marcas están haciendo de las autonomías máximas su particular juego -en la combustión, se paga por potencia pero el tanque de combustible es el mismo, en los eléctricos, no- la falta de infraestructura es total y eso disminuye claramente el atractivo de los eléctricos y la demanda. Ahora, buscan que esta aumente con una nueva categoría inspirada en los kei-cars japoneses, los coches eléctricos de ciudad. Pero, mientras los precios sigan por las nubes, las marcas no encontrarán clientes.

Otra cosa es la táctica de Volkswagen. Durante meses, los alemanes se han estado manteniendo fieles a una promesa que acaba de saltar por los aires. Y es que, hasta ahora tanto el nuevo Polo eléctrico como el de combustión iban a convivir durante un tiempo; sin embargo, Thomas Schäfer, director de VW, ha señalado en unas declaraciones que «Los nuevos modelos con motores de combustión en este segmento ya no tienen sentido dadas las futuras normativas sobre emisiones. Serían demasiado caros para nuestros clientes», añadiendo que «Ya no habrá modelos hermanos clásicos con motores de gasolina. El mercado de coches pequeños se convertirá en puramente eléctrico para VW». Jugadón.

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