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Cinco motivos para comprar el Citroën Ami, Opel Rocks-e o Fiat Topolino (y uno para no)

La movilidad en las grandes ciudades está cambiando, y cada vez se apuesta más por la multimodalidad, combinando el transporte privado con el público, y mediante vehículos no siempre con motor. El Citroën Ami y sus derivados está en el centro de dicha oferta.

Cinco motivos para comprar el Citroën Ami, Opel Rocks-e o Fiat Topolino (y uno para no)
Citroën Ami, un «objeto de movilidad»

9 min. lectura

Publicado: 14/09/2023 21:00

No lo llamemos coche, porque no lo es. Cuando Citroën se refiere al Ami como a un coche, lo hace por error, como en esta parte de su página web: «esos felices propietarios son los mejores para compartir su experiencia sobre este emblemático coche». Se trata de un cuadriciclo ligero, limitado por potencia, peso y velocidad máxima. Para la mayoría de zonas urbanas, su velocidad de 45 km/h resulta por lo menos suficiente.

Eso supone que encaja en una categoría de homologación (L6e) inferior a un turismo (M1), por lo que los requisitos son diferentes y más laxos, lo que permite fabricarlo a un coste inferior y, obviamente, a un precio mucho más bajo. Si bien puede aparecer una versión más potente y/o con más autonomía, en lo sucesivo nos vamos a centrar en la versión existente, un ciclomotor a todos los efectos.

Las puertas se abren asimétricamente porque son exactamente iguales

1) No necesita carné

Dado que se trata de un ciclomotor ligero, basta la licencia AM para poder conducirlo. Eso significa que se puede conducir desde los 15 años, para mayor tranquilidad de los progenitores que hayan llegado a la conclusión de que su adolescente necesita un vehículo. Basta con superar la parte teórica y un examen práctico con dos maniobras sencillas en circuito cerrado, sin parte de circulación.

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Para muchos conductores mayores, es una ventaja decisiva

Es la única forma legal, a día de hoy, de que un menor de edad pueda conducir un vehículo de cuatro ruedas. A partir de los 16 años se puede obtener el permiso A1, que también habilita para conducir un vehículo como este. En general, cualquier persona que tenga un permiso de circulación de cualquier tipo, puede conducir el Ami.

No tiene ningún maletero externo, salvo que se tire de una solución ocurrente como una correa. Todo va en el habitáculo

2) Mucho más seguro que una moto

Aunque se pueden hacer muchos chistes sobre la seguridad de este vehículo, resulta evidente que no es más peligroso que una moto. Todo lo contrario, es bastante más seguro. Para empezar, es un vehículo completamente cerrado y tiene cinturones de seguridad de tres puntos en las dos plazas. En caso de colisión, sí hay un chasis que protege a los ocupantes.

Se apoya en el suelo con cuatro neumáticos de coche pequeño, es mucho más estable que cualquier moto apta para un adolescente. Caerse es imposible

En una moto conviene utilizar una elemental protección, empezando por el casco, pero siguiendo por guantes, chaqueta, pantalón técnico, botas o zapatillas especiales e incluso espaldera. Todos sabemos que la adolescencia no es el mejor momento de la vida para preocuparse tanto por la seguridad, y ahí el lector coincidirá conmigo.

El precio aumenta por los extras estéticos y permite cierto grado de personalización

3) El coste por kilómetro es muy bajo

La naturaleza ligera del vehículo y su velocidad máxima de 45 km/h le hacen por definición un consumidor parco de energía. Con una batería de tan solo 5,5 kWh, es capaz de recorrer hasta 75 kilómetros. Será menos yendo todo el rato «a tabla» entre dos poblaciones, pero ningún turismo M1 consume tan poco.

Puede recorrer 75 km con un puñado de céntimos

Puede cargar en cualquier enchufe Schuko, sin instalar nada especial, y solo precisa entre 3 y 4 horas para una carga completa. El gasto en electricidad es muy bajo, y asimismo lo es su mantenimiento. Incluso los neumáticos son muy baratos, aunque en esta partida igual hay que gastar más que en una moto. Por otra parte, el impuesto de tracción mecánica es el mínimo legal -p.ej., en Madrid capital son 7 euros al año-.

Se ve igual por delante que por detrás, las diferencias son mínimas y son estrictamente funcionales

4) Es práctico a más no poder

En su interior, más espacioso de lo que el ojo estima viéndolo por fuera, caben dos adultos de 2 metros sin ningún problema. Además, hay un espacio de carga frente al copiloto, donde cabe una maleta tipo cabina de avión, y hay portaobjetos de sobra para todo lo necesario en el día a día.

Hasta repararlo puede ser trivial, tiene varias piezas simétricas (iguales) y la carrocería de plástico no hay que pintarla

Cuando llueve, uno no se moja. Cuando hace calor, uno no se abrasa entre ropa técnica y casco. Dispone de Pinlock un sistema antivaho y un ventilador pequeño que hace más ruido que el resto del vehículo. No hay punto de comparación con un vehículo de dos ruedas. Además, está totalmente pensado para la vida digital de cualquier adolescente.

5) Por delante de la competencia

Sin lugar a dudas, el Citroën Ami (los otros dos no se venden en España todavía) es el líder de su categoría. De acuerdo a las cifras de la patronal de vehículos ligeros, ANESDOR, solo hay un vehículo de más de dos ruedas que se venda más, el Yamaha Tricity de tres ruedas. Ha aplastado a la competencia de otros «microcoches».

Entre enero y agosto se han matriculado 423 unidades, y eso que tiene un aparente problema de producción en grandes cantidades

A un precio desde 7.990 euros -más los adornos que se les quiera poner- es una oferta muy difícil de batir. Stellantis dio en el clavo ahorrando en cada partida: costes laborales (se hace en Tánger, Marruecos), su simetría, algún componente de coche (como cinturones o ruedas). Sus competidores no pueden ofrecer nada similar a ese precio.

Vuelta extra: es muy difícil de asegurar

Aquí viene la parte fea, y es que, dada su novedad (2020), es un vehículo complicado de asegurar, sobre todo en las compañías donde directamente está excluido de contratación, como Mapfre o Mutua Madrileña. Tras haber hablado con algunos clientes -esto en la nota de prensa no sale-, me han trasladado esa problemática.

Hay algo peor que intentar asegurarlo para un adulto, meter conductores ocasionales menores de edad. Más de uno va a tener tantas negativas que tendrá que acudir al Consorcio de Compensación de Seguros, y para el terceros más pelado posible. Stellantis debería ofrecer una alternativa, porque es una de sus principales pegas.

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