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Conducir un coche eléctrico: sensaciones deportivas incluso con un solo pedal

Existen varios factores que hacen que los coches eléctricos no convenzan a todo el mundo. La autonomía y los tiempos para recargar la batería se llevan la palma entre los detractores, pero hay muchos otros que no les convence la conducción, sin ni siquiera haberlos probado. Aunque tienen sus limitaciones, desde el más pequeño, ofrecen sensaciones especialmente deportivas.

Conducir un coche eléctrico: sensaciones deportivas incluso con un solo pedal
Prueba Audi e-tron quattro - Motor.es

4 min. lectura

Publicado: 05/07/2020 18:00

Para muchos, conducir un eléctrico no transmite nada comparado con un modelo de combustión, todo lo contrario que piensan muchos nuevos usuarios a los que también se les oye decir que nunca volverán a un térmico. Las opiniones son tan variadas como variopintas. Y, aunque algunos vienen limitados, sí dejan entrever que pueden ser mucho más divertidos de conducir en algunas situaciones.

En Motor.es hemos probado unos cuantos eléctricos, de diferentes segmentos del mercado, con mayor o menor potencia y, por tanto, precio. Pero todos tienen una característica común, y es la capacidad de aceleración, tan bruta que no se parece a la de un modelo térmico si no se trata de un deportivo de muy altas prestaciones. Al salir de un semáforo, el eléctrico acelera rápidamente y puede llegar al siguiente casi dejando al resto de vehículos todavía saliendo del anterior.

Conducir un coche eléctrico, por pequeño que sea, proporciona diversión, a costa de la autonomía

Hay que tener en cuenta que los eléctricos cuenta con una transmisión de una sola velocidad y que, además, la potencia se genera inmediatamente con el simple hecho de pisar el acelerador, haciendo que alcance una velocidad de giro imposible en otra propulsión más común, por lo que las sensaciones que transmite son completamente diferentes. Pero estas no suelen ser permanentes, sino más bien limitadas y puntuales.

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Las sensaciones tan deportivas están condicionadas directamente a la energía almacenada en la batería y, por tanto, perdiendo capacidad de autonomía. Un motivo por el que los fabricantes limitan la velocidad punta a un máximo de entre 150 y 180 km/h, dejando un margen extra para la típica función overboost que sirve de ejemplo para demostrar cierto nivel de deportividad. Pero la aceleración no es solo el único factor que hace tan especial conducir un eléctrico.

«En los semáforos es el amo», la frase que oímos repetidamente cuando conducimos un eléctrico

Quizás más todavía lo sea el hecho de conducir con un solo pedal: el mismo del acelerador también sirve para el freno, algo más difícil de que los clientes entiendan. Soltar el pedal supone entrar en un modo de retención bestial, es como si se apagaran de golpes los motores eléctricos, por lo que la energía que se genera, se transforma en eléctrica y se almacena en la batería.

La sensación es similar a la retención en un modelo de combustión al descender una pendiente que, puede ser más abrupta o más suave e, igualmente se puede conseguir en el eléctrico con diferentes niveles. Eso sí, no es una frenada en el sentido estricto de la palabra, el conductor debe pisar el pedal si de verdad quiere que el vehículo reduzca la velocidad rápidamente o se pare por completo. Quizás el único "pero" sea el silencio absoluto...

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