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Aliado de las reducciones de pesoAluminio en los coches, no todo son ventajas

Cada día los coches son más pesados por todos los elementos de seguridad y confort empleados. Como el peso es un enemigo para los fabricantes, hay que buscar soluciones. El aluminio es una de las primeras que se empezó a utilizar, puesto que es tres veces más ligero que el acero, aunque tiene también sus desventajas.

6 min. lectura

Publicado: 21/01/2014 15:46

El peso es uno de los mayores enemigos de los fabricantes de vehículos. Afecta directamente a las prestaciones del motor, de la frenada y los consumos. Además, tiene un efecto negativo en la conducción, en forma de mayores inercias.

En un mundo en el que los coches son cada día más seguros y cómodos nos encontramos con que también son mucho más pesados. Pocas soluciones hay para hacer adelgazar los coches más allá del empleo de materiales más ligeros. El aluminio es uno de los más empleados, y destaca por ser tres veces más ligero que el acero y por su alta resistencia a la corrosión.

Pero como todo, tiene sus pros y sus contras. En el caso del aluminio, hay muchos puntos negros que iremos repasando poco a poco. El primero de ellos y no menos importante, es el precio.

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El aluminio en la fabricación

Un mayor precio de la materia prima necesaria para la construcción de un vehículo repercute directamente en el precio final. Por eso veremos que en coches económicos el aluminio a penas se emplea en capós o algunos paneles de la carrocería, mientras que en coches más caros, todos el chasis puede llegar a ser de aluminio, como es el caso de los Range Rover y Range Rover Sport.

El aluminio también tiene la pega de ser mucho menos resistente que el acero. Es más elástico y tiene menos resistencia a la rotura que el acero. Para conseguir igualar al acero en este aspecto, las piezas han de ser de mayor grosor (más caras aún, pero más ligeras) o deben alearse con otros materiales, proceso que a fin de cuentas también encarece el producto.

Llegó el momento de ir al taller

Con un coche siempre estaremos expuestos a tener un golpe, bien por nuestra culpa o por la de terceros, pero nos veremos obligados a pasar por un taller de reparación.

De entrada, la reparación del aluminio es más compleja y cara. Si el golpe afecta a un panel de puerta o un capó no debería ser preocupante, puesto que en muchos casos será más económico sustituirlo que repararlo.

En cualquier caso, en los talleres de carrocería las herramientas para acero (lijas, martillos, tases...) y para aluminio han de estar convenientemente separadas, tanto en su almacenamiento como a la hora de realizar trabajos de reparación. Trabajar el aluminio con herramientas que hayan estado en contacto con el acero puede ocasionar corrosión. Normalmente las herramientas para aluminio se identifican con color rojo.

El mayor problema de una reparación podría darse cuando el chasis o partes de este sean de aluminio y se hayan visto afectadas por un golpe. Pocos carroceros están adecuadamente formados para estas labores más especializadas, y hasta hace no mucho, se enviaban coches incluso a Alemania para efectuar estas reparaciones.

Hay que tener en cuenta que el aluminio se estira más que el acero, por lo que la suavidad es clave. Además, al calentarlo no se colorea como el acero, no se pone al rojo vivo. Esto requiere controlar muy bien la temperatura, porque el aluminio tiene la misma pinta cuando está frío que cuando está a punto de comenzar a gotear. Las técnicas de soldadura son también mucho más complejas.

Luego, como en cualquier campo de negocio está la diferencia en la formación de los operarios, que influye mucho en la calidad final de la reparación.

Costes que afectan al seguro

Con todo lo visto hasta el momento queda claro que un coche con partes de aluminio, sobre todo en el chasis, afecta a los costes del seguro. Al final aseguramos un valor, y si el coche más caro por el hecho de estar fabricado con aluminio, la prima subirá.

Repararlo será también más caro y complejo, por lo que los seguros también se cubrirán las espaldas en este aspecto, repercutiendo esa diferencia en la reparación o parte de ella en la tarifa anual de una forma u otra.

Como hemos podido comprobar, el uso del aluminio en los vehículos tiene importantísimas ventajas, como el peso, la resistencia a la corrosión o la facilidad de reciclaje, mientras el lado más negativo está en los costes de fabricación y reparación del vehículo, una operación más compleja que deberá ser llevada a cabo por auténticos profesionales.

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