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El Ferrari Modulo de Pininfarina en movimiento por primera vez en décadas

El Ferrari 512S Modulo de Pininfarina ha podido ser grabado en vídeo mientras rodaba por primera vez en décadas. Sometido a una intensa restauración con el fin de convertirlo de nuevo en un modelo funcional, el Modulo es una de las últimas joyas del garaje de James Glickenhaus

3 min. lectura

Publicado: 11/06/2018 16:00

Pininfarina Ferrari 512S Modulo de 1970.

El coleccionista y fundador de Scuderia Cameron Glickenhaus, James Glickenhaus, convenció hace 4 años a Pininfarina para que le vendieran el Ferrari 512S Modulo, un espectacular prototipo de salón presentado en 1970. Ahora, tras extensos trabajos de restauración, el radical concept del carrocero italiano ha vuelto a ser funcional e incluso ha podido rodar por primera vez desde hace décadas.

Scuderia Cameron Glickenhaus ha publicado varias imágenes y vídeos del modelo durante la última etapa de los trabajos de restauración, por lo que es la primera vez en muchos años que se puede ver al minúsculo prototipo rodar por sí mismo.

Presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1970, el Modulo estaba basado en uno de los pocos chasis fabricados del Ferrari 512S, un radical biplaza de competición destinado al Campeonato del Mundo de Constructores, del que tomaba también todos los elementos mecánicos y de bastidor. Solo así lograron crear un modelo con unas dimensiones y formas tan radicales, del estilo del Lancia Stratos HF Zero que Bertone presentó en Turín ese mismo año.

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Bajo su carrocería se encuentra un Ferrari 512S de competición.

Contaba con el mismo V12 de 5.0 litros del Ferrari 512S, que entregaba 558 CV (550 hp) y presumía de una aceleración de 0 a 100 km/h en solo 3,1 segundos con una velocidad máxima de 350 km/h. Cifras imposibles para cualquier modelo de calle de la época y que nunca pudieron ser demostradas, pues el Modulo ha permanecido durante más de años como un mero modelo estático, aunque contaba con todos sus órganos mecánicos intactos.

Aunque lo más llamativo son las líneas que Paolo Martin dibujó para el modelo, pues cuenta con una silueta casi imposible, tan baja que el techo acristalado tipo carlinga es una necesidad real más que un capricho de diseño, pues acceder al habitáculo sería demasiado difícil de contar con un sistema más convencional. Su extraño diseño le ha valido el título de Ferrari más extraño de todos los tiempos, un título muy merecido.

Durante años fue una de las piezas más llamativas del museo de Pininfarina y desde el momento en que Glickenhaus se hizo con él advirtió que sería puesto a punto para devolverle su estado funcional, aunque no creemos que llegue a poner a prueba todo su potencial para comprobar si las estimaciones de Pininfarina fueron correctas.

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