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Los impuestos al combustible aumentarán en la Unión Europea entre 2023 y 2033 (también GLP y GNC)

A partir de 2035 no solamente desaparecerán de los concesionarios los coches nuevos con motores de combustión interna (incluyendo híbridos), también será más caro dar de beber a los ya existentes. Las políticas de la UE también echarán mano a los combustibles y sus impuestos.

Los impuestos al combustible aumentarán en la Unión Europea entre 2023 y 2033 (también GLP y GNC)
Entrada a la Gran Vía de Madrid - Liquid Gas Europe

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Publicado: 14/07/2021 20:00

Después de muchos titulares avanzando lo inevitable, ya contamos con que la Unión Europea ha decidido cortar por lo sano en 2035: no se podrán matricular más coches nuevos con emisiones de carbono en el escape, lo cual prácticamente aniquila los motores de combustión interna y se les pone fecha de caducidad.

Cuestión muy diferente es qué pasará con el combustible que se repostará a los millones de unidades circulando por las carreteras y matriculados con anterioridad, en su gran mayoría de origen fósil y por tanto focos de emisiones de carbono y otras emisiones nocivas (según normas Euro de origen).

Actualmente los combustibles con más carga fiscal para automoción son la gasolina y el gasóleo, son los más utilizados, pero también hay combustibles alternativos de origen gaseoso: GLP o Autogas, GNC o gas natural comprimido, y GNL o gas natural licuado.

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La Directiva sobre fiscalidad de la energía va a ser revisada para acabar con las exenciones fiscales que están vigentes y que dejarán de tener sentido en el futuro, es otra de las medidas anunciadas hoy por la Comisión Europea. Por ejemplo, el famoso «impuesto al diésel», que llegará, es una reducción de una bonificación del gasóleo respecto a la gasolina.

«El régimen fiscal para los productos energéticos debe salvaguardar y mejorar el mercado único y apoyar la transición ecológica mediante el establecimiento de los incentivos adecuados», dice la nota de prensa. En castellano, retocar los impuestos.

Los combustibles de origen gaseoso se adaptaron en su momento como formas de reducir las emisiones de carbono y las perjudiciales para la salud, pese a seguir siendo energías fósiles. Por eso disfrutan de una fiscalidad reducida y moverse con esos combustibles es más económico que con gasolina o gasóleo (casi siempre).

La mayoría de fabricantes están abandonando esta tecnología en modelos nuevos, con honrosas excepciones, pero seguirán siendo una opción razonable a 12 años vista.

Si nos fijamos en la propuesta a la Comisión Europea de reformar la citada Directiva (PDF en inglés), vemos que una de las ideas es acabar a partir del 2023 con estas exenciones o bonificaciones de forma progresiva. Durante un periodo de transición de 10 años, los impuestos irán subiendo.

Esto significa que repostar GLP o GNC puede ser más caro a partir del 2023, lo que nos temíamos hace tiempo, pues se consideraba congelada su fiscalidad. Pese al incremento de precios que habrá, no hay que entrar en pánico, que gasolina y gasóleo también pueden subir. Se barajan diferentes opciones.

Las rentas más bajas pueden quedar exentas de este inevitable aumento fiscal

Esto se hace básicamente para que los europeos cada vez veamos más claro lo de pasarnos de la combustión a la electricidad, teniendo en cuenta que hoy día es cuatro a ocho veces más económico rellenar baterías que llenar depósitos de combustible fósil para hacer kilómetros.

Millones de vehículos van a seguir necesitando repostar combustible en los años venideros, y para eso hacen falta alternativas más ecológicas y que sigan siendo asequibles.

Por lo tanto, seguirá saliendo a cuenta tener un coche que funciona con gas (de serie, o adaptado) a partir de 2023, y más allá de 2033 también, porque gasolina y gasóleo van a seguir siendo más caros. La duda es si habrá sustitutos ecológicos o renovables para no penalizar a los usuarios que no puedan o no quieran pasarse a los enchufes.

Liquid Gas Europe se ha marcado como objetivo que en 2050 todo el GLP que se suministre sea de origen renovable

Cierto es que hay iniciativas muy interesantes para lograr combustibles sintéticos o de origen renovable para seguir moviendo al parque móvil las próximas décadas, pero no se ha resuelto la escala necesaria (no se puede producir tanto) ni el tema de los precios.

Estamos sin duda ante un cambio de paradigma importante. Lo de viajar más económicamente con coches de combustión interna usando gas también tiene una fecha de caducidad, pero por lo menos durante otros 12 años será una solución razonable. Hasta el día en que con un eléctrico salgan las cuentas desde el primer kilómetro. Y habrá que adaptarse a ello.

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