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Renault y Stellantis tienen una patata muy caliente en Rusia

Stellantis es de los pocos fabricantes que aún mantienen actividad en Rusia después de un mes de invasión a Ucrania. Renault ha cedido a la presión y perderá muchísimo dinero. Stellantis, en cambio, no está tan expuesto, y podría irse con daños mucho más controlados.

Renault y Stellantis tienen una patata muy caliente en Rusia
Lada Largus Cross

7 min. lectura

Publicado: 25/03/2022 22:45

El otro día os contamos que Renault ha acabado cediendo a la presión y suspendiendo todas sus actividades industriales en Rusia. El Grupo Renault se encontraba en una situación extremadamente incómoda a cuento de su participación en el mercado ruso. Mientras la mayoría de los fabricantes han suspendido su producción en Rusia alegando distintas razones, como falta de componentes o cumplir con las sanciones internacionales, Renault seguía ahí.

Se da la circunstancia de que Renault ostenta la primera posición en el mercado ruso, al tener una participación mayoritaria (67%) en AvtoVAZ -fabricante de la marca Lada- y por la implantación de las marcas Renault y Nissan. Esta última es parte de la Alianza Renault Nissan Mitsubishi, pero tienen elevadas sinergias que se aprovechan en modelos como el «Nissan Terrano», el Dacia Duster remarcado.

El presidente ucraniano, Volodymir Zelensky, se dirigió a los miembros del parlamento francés el miércoles, en una gira virtual por las cámaras legislativas de distintos países para pedir ayuda internacional. Comentó específicamente el caso de Renault, que tendría que dejar de trabajar en Rusia y por tanto dejar de financiar la invasión a su país. Francia, como accionista al 15% de Renault, se encontró muy incómoda también.

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Dmytro Kuleba, el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, fue aún más lejos y señaló al fabricante de automóviles para un boicot global. Tal vez esa haya sido la gota que ha colmado el vaso. El Consejo de Administración de Renault decidió suspender sus operaciones en Rusia con carácter inmediato.

En un comunicado de prensa, el fabricante francés especificó que, respecto a AvtoVAZ, el Grupo Renault está sopesando las posibles opciones. Considerarán el entorno y dicen que actuarán con responsabilidad respecto a sus 45.000 empleados en Rusia. En esa misma situación se encuentra Stellantis ahora.

Paralizar su fábrica de Kaluga, compartida con Mitsubishi, no solo será un castigo para la economía rusa. También será un castigo para todos sus empleados y la industria auxiliar que le surte de componentes. En cuanto a lo económico, el impacto de Stellantis de echar el freno es de lejos muy diferente al que supondrá para Renault.

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La aventura empresarial de Renault en Rusia podría tener un valor cercano a 0, así que vender su participación mayoritaria en AvtoVAZ no le reportaría necesariamente ganancias. Hay que recordar que la fábrica de Renault en Moscú se inaguró en 2005, esto no era fácil de verlo venir y Renault apostó por varios mercados emergentes.

La exposición de Renault en el mercado ruso es muy grande, es el segundo más importante para el fabricante después de la propia Francia (en China no les ha ido precisamente bien). Por otro lado, la cuota que domina Renault, junto a AvtoVAZ, es de casi el 30% del mercado ruso. Renault entró en AvtoVAZ con el 25% del accionariado en 2008, lo amplió al 67% en 2014.

Que Renault sufra un boicot fuera de Rusia no es especialmente justo, ya que la producción local es para el mercado local, así que las consecuencias las sufrirían otras plantas automóvil como las que hay en España o en Francia, que nada tienen que ver con la mal llamada «operación especial» de Vladímir Putin. Pero, ¿y qué pasa con la mano de obra en Rusia?

Catedral de San Basilio (Moscú) - Fotografía: Pedro Szekely (Flickr) CC BY-SA

Luca de Meo, CEO de Renault, dijo en una comunicación interna que su prioridad son sus trabajadores. Sin embargo, el valor en bolsa de Renault se ha desplomado un 40% en el plazo de un mes, y es un lujo que no se pueden permitir. Bloomberg calcula que la aventura rusa le proporciona a Renault unos 5.000 millones de euros de facturación.

En su momento entrar en el mercado ruso fue muy buena idea, pero ahora permanecer no lo es, al menos en términos de imagen. Stellantis está en una posición más cómoda, si se va de Rusia deja de obtener 20 a 30 millones de euros de beneficio, que para un fabricante tan grande es calderilla. De momento Carlos Tavares -que en su momento fue mano derecha de Carlos Ghosn en Renault- aguanta el chaparrón.

La economía rusa está bien tocada por las sanciones internacionales, la devaluación del rublo y la espantada de tantas empresas de fuera. Esto afectará seriamente a la demanda de vehículos de los rusos. Además, sobrevuela la amenaza de que Vladímir Putin «nacionalice» fábricas con poca actividad. Tal vez malvender AvtoVAZ sea un mal menor, se asume la pérdida y a recuperarse.

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