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Coches RarunosSsangYong Kallista, el incomprendido primer roadster coreano

Exótico y con linaje británico, el SsangYong Kallista rompió todos los tabúes. Fue el primer deportivo, el primer roadster y la primera réplica de un clásico en Corea del Sur. Nunca se había fabricado nada igual pero las ventas no acompañaron.

SsangYong Kallista, el incomprendido primer roadster coreano
El primer deportivo coreano fue un SsangYong

11 min. lectura

Publicado: 24/05/2020 10:00

Muchos de los Coches Rarunos que han pasado por esta sección eran pioneros de una u otra forma. Lo mismo ocurre con el SsangYong Kallista, que a principios de la década de 1990 tuvo el honor de ser el primer descapotable biplaza de Corea del Sur. Pero antes de realizar este viaje nos iremos hasta Reino Unido.

En 1972 Panther Westwinds fue fundada en el condado de Surrey por Robert Jankel, un diseñador de automóviles, con la intención de hacer coches con estilo retro pero con los componentes modernos de coches de otros fabricantes que en ese momento estaban en producción. Inspirado por los Jaguar y Bugatti de los años 30, tras crear el J72, el De Ville, el Rio y el Lima la marca llega a la bancarrota en 1979.

En noviembre de 1980 el empresario surcoreano Kim Young Jin, presidente de Jindo Corporation, se hizo con la compañía. Se dice que Kim Young Jin se quedó enamorado de un Panther Lima que vio en las calles de Londres en uno de sus viajes de negocios a las islas británicas. Aquel pequeño descapotable biplaza con propulsión trasera tenía todos los rasgos de un roadster clásico, con una carrocería estrecha, aletas separadas de la carrocería y llantas de radios. Un encanto.

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Estilo clásico para el Kallista coreano (por Chu / CC BY)

Con el cambio de manos la empresa pasó a denominarse Panther Car Company y el Lima fue actualizado y el nuevo modelo recibió el nombre de Panther Kallista. Además de la puesta al día a nivel estético, el Kallista recibió nuevos motores de origen Ford reemplazando a los de Vauxhall que se utilizaban hasta el momento y la fabricación de algunos elementos del coche la realizaban algunas empresas del conglomerado Jindo. Todo eso logró abaratar costes y rebajar notablemente el precio de venta.

La nueva estrategia empresarial tuvo éxito: con el paso del tiempo el número de empleados aumentó de 17 a 160 y la capacidad de producción anual alcanzó las 800 unidades. Se plantearon nuevos modelos para la marca pero pronto se vio que las cosas se empezaban a torcer porque el mercado británico no pasaba por su mejor momento y la competencia de los coches japoneses que llegaban era cada vez mayor. En ese momento apareció SsangYong.

El fabricante automovilístico más antiguo de Corea del Sur comenzó a vender vehículos comerciales en los años 50 bajo el nombre de Dong-A Motor y a principios de los años 80 adquirió la marca Keowha, que fabricaba todoterrenos con licencia de Jeep y turismos. La unión quedó bajo el control de SsangYong Group que en 1988 derivó en la adaptación del nombre SsangYong Motors para la empresa fabricante de automóviles. En esa vorágine de inversiones y cambios, SsangYong mostró su interés en adquirir Panther.

La trasera del SsangYong Kallista (por Chu / CC BY)

La marca coreana estaba creciendo y tenía ambición. Con la posible adquisición del pequeño fabricante británico vieron la posibilidad de diversificar su gama de vehículos e integrar nuevas tecnologías que permitieran desarrollar otros modelos y se mejoraba la imagen de la nueva marca SsangYong. Las negociaciones con Kim Young Jin fluyeron y en junio de 1987 Panther fue comprado por SsangYong.

La marca surcoreana mantuvo en la gama el Kallista, sin duda el modelo más exitoso de Panther, y SsangYong fue enviando aprendices coreanos a Reino Unido para conocer el proceso de fabricación. En 1990 parte de la línea de producción se trasladó a Corea, donde se fabricaba la carrocería y otros elementos para posteriormente ser enviados a tierras británicas donde eran ensamblados.

Sin embargo en la fábrica británica el coste de la mano de obra era cada vez más alto y la productividad más baja así que se decidió cambiar de estrategia. Este modelo sería el primer roadster fabricado y vendido en Corea del Sur. Pero no sólo eso, también sería la primera réplica de un clásico y el primer deportivo con motor delantero y tracción trasera del país asiático. Aguas desconocidas para el fabricante y para ese mercado.

Un anuncio de la época

El primer deportivo coreano

¿Habría demanda de coches deportivos de estilo retro en Corea? Aunque era una apuesta arriesgada la idea no sonaba mal así que la producción se trasladó a la planta de Pyeongtaek y la fabricación comenzó en diciembre de 1991 mientras que la comercialización arrancó en marzo de 1992. En lugar de mantener la marca original, el coche fue remarcado a SsangYong Kallista para que fuera más familiar al público surcoreano.

El roadster vendido bajo la marca SsangYong apenas recibió modificaciones respecto al modelo de Panther. El diseño era el mismo, incluso se conservaban los logotipos de Panther y la bandera británica, pero la carrocería se realizó en fibra de vidrio. Sus reducidas dimensiones crecían 7 cm de largo y 4 de ancho para llegar a los 3,92 m de longitud y 1,76 de anchura mientras que la altura permanecía invariada en apenas 1,30 m.

Era un exótico juguete para dos ocupantes. En el habitáculo biplaza, SsangYong puso un esfuerzo en trasladar una mayor sensación de calidad con acabados en madera de nogal, volante Nardi y tapicería de cuero natural. Los asientos eran nuevos, escogidos según los gustos y complexión de los asiáticos. Como hay pocas fotos del coche, puedes verlo con más detalle en este completo vídeo de Papa Garage (con audio en perfecto coreano):

Se optó por una oferta mecánica compuesta por dos motores y tanto uno como otro podían asociarse a un cambio manual de cinco velocidades o automático de cuatro marchas. El tope de gama era el motor 2.9 V6 de origen Ford con 145 CV que ya tenía el Panther. Permitía al descapotable unas prestaciones interesantes ya que era capaz de alcanzar los 208 km/h de velocidad máxima y aceleraba de 0 a 100 km/h en 8,4 segundos.

Además, se descartó el modesto propulsor 1.6 de 82 CV que se comercializaba en el mercado inglés en favor de una mecánica 2.0 de cuatro cilindros con 119 CV, también de Ford, que supondría la opción de acceso a la gama. El rendimiento era mucho más humilde y en este caso la velocidad punta quedaba en 171 km/h.

La compañía coreana había previsto mantenerlo en producción hasta 1995 y estimaba vender unas 200 unidades. Sin embargo la acogida del público fue fría y la producción se paralizó un año antes de lo previsto con apenas 78 unidades fabricadas. Tan poco interés despertó en el mercado local que la mayoría fueron exportadas fuera de Corea, principalmente a Hong Kong y Singapur.

Definitivamente fue un fiasco desde el punto de vista comercial en aquel momento. Actualmente se estima que apenas quedarán una quincena de unidades en Corea. Su escaso número, su historia y su peculiaridad hace que hoy en día una unidad en buen estado pueda venderse a un precio superior a cuando era nueva.

El Kallista compartiendo publicidad en un periódico junto al Korando Family

El problema más evidente era que el Kallista coreano era demasiado caro, la versión más accesible costaba 31,7 millones de wones y superaba por mucho lo que se pagaba por un sedán de lujo. Además, el público no entendía muy bien qué pintaba aquel coche en la gama de SsangYong junto con todoterrenos como el Korando y el Musso, no había una gran cultura sobre los coches clásicos y la economía del país no pasaba por su mejor momento.

De hecho, la crisis económica de Corea a finales de los años 90 pasó factura a SsangYong, sufriendo dificultades financieras que provocaron que fuera absorbida por Daewoo en 1999. Poco después, en 2001, Robert Jankel volvió a hacerse con los derechos de la marca con la intención de lanzar un nuevo modelo pero falleció cuatro años después.

Este roadster nacido en Reino Unido murió al otro lado del mundo pero entró en la historia automovilística de Corea del Sur por ser el primero de su clase. Curiosamente en 1996 la historia se repetía con otros protagonistas: un descapotable biplaza de origen inglés acaba siendo fabricado por una marca coreana: Kia comenzó a fabricar el Lotus Elan bajo licencia con cierto éxito, dejando claro que, quizá, el SsangYong Kallista se adelantó demasiado a su tiempo.

Fuente: Carlife, Dailycar, Bobaedream

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