El CEO de Volkswagen explica las dolorosas medidas que deben tomar tras "décadas de problemas estructurales"
Volkswagen está viviendo sus horas más bajas como fabricante automovilístico. Una crisis en toda regla en Alemania cuyo origen está localizado, pero que para sorpresa de todos, según su CEO, los problemas vienen desde hace mucho tiempo.
Llevamos varias semanas escuchando las señales que apuntan y agudizan la crisis que está sufriendo la marca Volkswagen, una de las marcas más populares a nivel mundial, que atraviesa un momento realmente delicado y está dispuesta a tomar decisiones drásticas.
Las últimas noticias que nos llegan desde Alemania apuntan al cierre de al menos tres de sus plantas automovilísticas, lo que implicaría decenas de miles de despidos, y a una rebaja salarial generalizada. Sindicatos y directivos siguen en negociaciones.
Sin embargo, las últimas declaraciones tomadas del propio CEO del Grupo Volkswagen, Oliver Blume, en una entrevista para el medio alemán Bild am Sonntag, muestran la raíz del problema y las causas que han derivado en esta crisis sin precedentes que sufre Volkswagen como marca y, en extensión, todo el Grupo VW.
Las causas de los problemas en Volkswagen
Dos de las principales razones que ha llevado a VW hasta la actual situación están más que claras y se han ido evidenciando con el paso de los últimos años: por un lado, los alemanes han fracasado en la transición hacia el coche eléctrico, al menos hasta ahora; por el otro, han perdido fuerza, y mucho, en Volkswagen.
Esto último tiene una relevancia más grande de la que te piensas, ya que hasta hace no mucho eran la marca líder de ventas en el mercado automovilístico más grande del mundo. Ahora, el avance imparable de BYD y compañía ha hecho que VW, al igual que Mercedes o BMW, esté viendo las orejas al lobo y perdiendo protagonismo en China, perdiendo cuota de mercado de forma alarmante y, cómo no, reduciendo sus ganancias.
Los sindicatos apuntan más bien a la fallida transición hacia el vehículo eléctrico, pero también a una mala política de precios. Y ahora son ellos, los trabajadores, los que afirman estar pagando los errores de los directivos. La raíz del problema, sin embargo, viene desde muy atrás, como ha reconocido Blume en su entrevista.
«La débil demanda del mercado en Europa y los ingresos significativamente reducidos de China revelan décadas de problemas estructurales en Volkswagen». ¡Décadas! A esto hay que sumarle, los pagos por el escándalo del Dieselgate, cifrado en 32 millones de euros, así como los problemas con el desarrollo de su software a través de su empresa CARIAD, que ha ocasionado retrasos y más retrasos, con productos sin terminar, en sus últimos lanzamientos.
«El mercado automovilístico europeo está estancado. La demanda de coches eléctricos en particular, especialmente en Alemania, es demasiado débil. El resultado es un exceso de capacidad en nuestras fábricas», comentó Oliver Blume.
«Los costes de fábrica son entre un 25 y un 50 por ciento superiores a los planes de la compañía», reconoció Thomas Schäfer, director de la marca VW.
Las difíciles decisiones que deberá tomar Volkswagen
La marca alemana tiene claro lo que tiene que hacer: reducir costes a nivel generalizado y de forma masiva. Y eso incluye no solo despidos, sino una lista de decisiones muy complicadas que los directivos de VW deberán tomar en las próximas semanas y meses.
Congelación de los salarios para los dos próximos años, eliminación de ciertos bonos extraordinarios y de fidelidad, recortes salariales de hasta el 18 por ciento (cuando los trabajadores estaban pidiendo una subida del 7 por ciento), ampliación de las jubilaciones parciales, puestos sin cubrir tras las jubilaciones, contratación de menos aprendices y, como decíamos al principio, el cierre de hasta tres plantas en Alemania.
La plantilla de las fábricas alemanas debe estar «dispuesta a aceptar recortes. Solo así podremos invertir en mejores coche, de los que depende nuestro éxito y, por tanto, nuestro trabajo», comentó el CEO del Grupo VW. «Nuestros costes en Alemania deben reducirse masivamente».
A pesar de que las ventas del grupo son mejores (ligeramente) respecto al año pasado, esto no es suficiente para la marca VW y tanto los beneficios como los resultados de sus negocios siguen cayendo: «Nuestros costes laborales aquí, por ejemplo, suelen ser más del doble que el promedio en nuestras sedes europeas. También es necesario actuar al comparar nuestros costos de desarrollo y ventas y otras áreas de costos con los de la competencia», remató Blume.
Fotos: Volkswagen