Prueba Porsche 911 992, por prescripción facultativa
Hay coches que son algo más que cuatro ruedas, un motor y un volante. Hay coches que trascienden su propia figura. El 911 es uno de esos coches. Tras más de 50 años de evolución llega la última generación, el Porsche 911 992 que ya he tenido ocasión de probar.
El Porsche 911 es el remedio para todo. Elimina los problemas de estrés, se deshace de la ansiedad, ahoga en un mar de gasolina la pena. Es el medicamento total para la depresión, una hora al día en este coche tiene el mismo efecto que unos cuantos encuentros amorosos. El 911 te da cariño, te abriga en invierno y te refresca en verano. Es algo más que un coche como bien indican sus más de cinco décadas de constante evolución. La última de sus generaciones acaba de aterrizar en el mercado, se llama 992 y yo ya he tenido ocasión de probarla.
Si nos pusiéramos a contar la vida y milagros del "nueveonce" podríamos echar aquí el día entero y posiblemente no acabaríamos. Es lo que tiene convertirse en una leyenda viva del mundo de la automoción. Pero para resumir de mala manera, decir que el primer Porsche 911 salió de la cabeza y el ingenio de su padre y creador, el gran ingeniero alemán Ferdinand Porsche. Mítica es su frase que dio inicio a este cuento tan increíble: "No podía encontrar el deportivo de mis sueños, por eso lo construí yo mismo".
Tras un tiempo de desarrollo el primer 911 fue presentado en el Salón de Frankfurt de 1963. Tras ese primer modelo se han presentado un total de ocho generaciones. Esos ocho modelos han sido el mejor ejemplo de cómo han evolucionado los coches en la última mitad de siglo. Con cada nueva generación el 911 ha evolucionado adaptándose a su tiempo e incluso adelantándose a él. Por estos motivos, y por muchos otros, no es de extrañar que este considerado uno de los mejores deportivos del mercado y de la historia.
Pero hay que mirar al presente, al 992, la última de las evoluciones. Decir que cada nueva generación del 911 se enfrenta a una responsabilidad difícil de asimilar. Los ingenieros al cargo del desarrollo tienen que ser capaces de contentar a mucha gente. Por un lado a la larga lista de apasionados del modelo, aquellos que critican duramente cada mínimo cambio, y por otro lado a personas críticas con el coche. Convencer a ambos no es sencillo, pero ¿lo habrán conseguido?
Una de las críticas más habituales a las que se tiene que enfrentar el 911 es el diseño. Uno de los principios del señor Porsche era que el diseño debía ser funcional y honesto, sin artificios o trucos. A día de hoy esas palabras están inscritas en el ADN de todo aquél que trabaje para la marca, incluidos los diseñadores. Éstos tienen ante sí un arduo trabajo que consiste en evolucionar un coche mítico pero sin romper con las ideas del pasado a la vez que resulta "honesto" y funcional. La cuadratura del círculo, vamos.
Pero bueno, está claro que los creativos de Porsche saben desenvolverse con razonable soltura ante semejantes retos. Tampoco corren riesgos, cierto es, pero la verdad es que tampoco tienen que hacerlo para conseguir un gran trabajo. Por supuesto que en este 992 vemos cambios estéticos, y aunque no parezcan muchos, todos los paneles de la carrocería son completamente nuevos, aunque como ya digo haya secciones que no parezcan haber cambiado, como es el caso del morro. Sí que tiene nuevo diseño, pero en síntesis es muy similar al anterior.
Sin lugar a dudas los cambios más notorios, en lo que a diseño se refiere, los encontramos en el lateral, donde las manillas de las puertas, eléctricamente escamoteables, se integran en la carrocería y en la parte trasera. En este caso sí que deja constancia que estamos ante una nueva generación, de hecho me atrevo a decir que es una de las evoluciones estéticas más drásticas jamás cometidas en el 911. Reconozco que en este punto prefiero el aspecto trasero de la generación anterior, pero como todo en la vida es cuestión de gustos, y seguro que con el paso del tiempo nos acostumbramos al nuevo culo del 911.
Como buen ingeniero, Ferdinand Porsche hubiera dado su visto bueno a semejantes cambios. Era un hombre que entendía que la función está por encima de la forma, y en este caso el diseño no está hecho sin un motivo. Las modificaciones se deben a mejoras técnicas que supuestamente elevan el rendimiento y el manejo del coche. Una de esas mejoras es el alerón retráctil que ha crecido considerablemente en tamaño. Gracias a ello la carga aerodinámica ha crecido por lo que el agarre del eje trasero es mayor en esta generación. La forma al servicio de la función.
Pero dejando a un lado el aspecto estético, que también da para un debate intenso y largo, es hora de adentrarnos en el interior para comprobar que aquí también hay cambios, y en este caso tengo que reconocer que dichos cambios están bastante condicionados por las nuevas tecnologías. Como ya he dicho más arriba, el 911 es una radiografía de la evolución de los coches en los últimos 50 años. Porsche no se resiste al avance, y solo hay que echar un vistazo al interior para comprobar a qué me refiero.
En los últimos años la tecnología ha tomado un papel fundamental en el desarrollo de cada coche nuevo. La generación de los smartphones ha provocado que también queramos tener grandes pantallas táctiles en nuestros coches, y a día de hoy ningún fabricante se resiste a semejante tendencia. Porsche no lo ha hecho, y por ese motivo vemos como el habitáculo del nuevo 911 se muestra tan cambiado. Cierto es que llegó un momento en el que la cantidad de botones era tan exagerada que no pocas voces se alzaron en contra de los alemanes, pero a día de hoy poco podrán decir.
El 992 es más ancho por culpa del mayor tamaño de las ruedas, siendo de 20 pulgadas en el eje delantero y de 21 en el trasero
Las superficies digitales han tomado casi todo el protagonismo, y es a través de ellas donde podemos gestionar un amplio abanico de posibilidades que van desde el navegador hasta el equipo de sonido pasando por la configuración del coche. Solamente el módulo de climatización queda separado además de unos pocos botones del túnel central que se destinan a nimiedades como la apertura del techo o los asientos calefactables. Sin olvidar tampoco la zona del cambio automático, que para mi gusto pierde en carácter deportivo con respecto a la generación anterior. La palanca del cambio es muy ridícula. Lo mismo que le pasa al Mercedes-AMG GT R que probé hace un tiempo.
La segunda de las pantallas presentes está justo enfrente del puesto de conducción. Desde el principio el 911 ha lucido un cuadro de instrumentos muy característico formado por cinco esferas. Ese detalle tan típico de Porsche ha cambiado en otros modelos como el Porsche Panamera o el Porsche Cayenne, pero no en la joya de la corona. Sin embargo ha evolucionado gracias a la ayuda de las superficies digitales. Los diseñadores han jugado con este efecto para hacernos pensar que las cinco esferas siguen ahí aunque en verdad solo hay una real, la del centro, que como no podía ser de otra manera muestra las revoluciones.
El resto de esferas, las cuatro laterales, aparecen por arte de magia al arrancar el coche. La pantalla simula su apariencia, y gracias a ello nosotros podemos alterar el diseño y la información que podemos ver en dicha pantalla. Es una solución moderna a un problema contemporáneo. Los más puristas y clásicos no lo verán así, pero hay que mirar al futuro y adaptarse a lo que hay. Yo no digo que me guste, solo que acepto el cambio porque creo que en realidad solo es un detalle.
Pero ahí no acaban los cambios del interior. No puedo olvidarme del volante, que si bien presenta un aspecto conservador y muy similar al modelo anterior, sigue presentando un tacto exquisito en cuanto a grosor. Como ya es habitual en muchos deportivos, incluidas en generaciones anteriores del 911, desde el propio volante podemos modificar los programas de conducción del coche gracias a un pequeño mando circular que dispone de todos los programas: Wet, Normal, Sport, Sport Plus e Individual. Los ya conocidos salvo el programa Wet que como su propio nombre indica está especialmente desarrollado para superficies deslizantes.
Con el paso del tiempo los 911 han ido ganando no solo en tecnología y tecnología sino que también lo han hecho en otros apartados como la calidad, donde no hay ni un solo pero que poner, y seguridad. A día de hoy las marcas se esfuerzan por incluir una amplia dotación de elementos de seguridad en sus coches, elementos tanto pasivos como activos. Por ese motivo Porsche ha introducido una larga lista de asistentes a la seguridad que si bien no afectan al rendimiento del coche, pueden llegar a salvarnos de alguna situación cotidiana además de hacernos más fáciles diversos aspectos de nuestra rutina.
En lo que a equipamiento se refiere el 911 992 es un coche muy avanzado, cumple con todos los estándares que se esperan de un coche coetáneo. Puede que esto tampoco guste a los puristas, pero aquél que realmente entienda el significado del 911 entenderá la introducción de semejantes elementos tecnológicos. Y ahora es cuando te digo que puede que éstos se queden cortos ante la lista de novedades técnicas que Porsche ha incluido. Llega el momento de echar un vistazo debajo de la carrocería.
Empecemos por una nueva hornada de motores flat-six, o lo que es lo mismo, seis cilindros bóxer y tres litros de cilindrada. Para esta generación 992 los tradicionales bloques del 911 sufren una actualización profunda dado que tienen que hacer frente no solo a las normativas de emisiones actuales sino también a las futuras. Además de un nuevo filtro de gasolina, el enfoque principal del desarrollo fue incrementar el rendimiento. Por este motivo se introducen nuevos turbocompresores de mayor tamaño con válvulas de salida controladas electrónicamente, y nuevos inyectores piezoeléctricos que logran mejoras en todos los rangos de revoluciones.
El 911 conserva la calidad en sus acabados. Es un coche pensado para sufrir tratos diversos como el día a día o los circuitos
Gracias a todas estas modificaciones el 992 se convierte en la generación 911 más potente hasta la fecha. La potencia mínima pasa a ser de 450 caballos a 6.500 vueltas para todas las versiones del Carrera S, incluidas la variante 4S y también los recién anunciados Porsche 911 Carrera Cabriolet. Pero no solo la potencia crece, también lo hace el par y el rango de actuación. De esta manera el Carrera S es capaz de lograr un máximo de 530 Nm que están disponibles entre las 2.300 y las 5.000 revoluciones. De la gestión en este caso se encarga un cambio automático de doble embrague PDK y ocho velocidades.
Para hacer frente a este rendimiento superior Porsche se ha encargado del desarrollo de un chasis completamente nuevo. Un chasis fabricado en materiales más ligeros pero rígidos que aportan una mayor estabilidad en marcha. Además de eso se echa mano de la tan milagrosa electrónica para conseguir llevar el nivel a donde antes no se había hecho. Programas como el PASM (Porsche Active Suspension Management) que se encarga de gestionar de forma activa e independiente la suspensión del coche en función del modo de conducción y el estado de la carretera. Tampoco hay que pasar por alto el PTV Plus (Porsche Torque Vectoring Plus), el PDCC (Porsche Dynamic Chassis Control) y otra larga lista de acrónimos y siglas que lo único que nos hacen ver es lo avanzado de un coche tan clásico como el 911.
Ahora bien, ¿todas esas letras, códigos y jerga técnica sirven de algo? ¿Cómo es el 992 al volante? ¿Sigue siendo tan bueno como el 991? ¿Han conseguido los ingenieros de Porsche cuadrar el círculo? Pues para comprobarlo me he ido a Valencia, al Circuito de Ricardo Tormo y sus alrededores. Un escenario de lujo que pondrá a prueba el carácter de este "nueveonce". El nivel está muy alto, ¿se habrá superado? Vamos a verlo.
Prueba Porsche 911 992
Como buen ingeniero el señor Porsche buscaba por todos los medios alcanzar más. Cada generación del 911 ha sido más, más en todos los sentidos. Más grande, más pesada, más potente, más rápida... Pero también a cada una de ellas se la acompaña de la palabra mejor. No importa el tamaño ni el peso ni la potencia ni la velocidad, si es mejor basta. Aunque obviamente una cosa lleva a la otra, tampoco nos tenemos que engañar. El 911 es una máquina de sensaciones, una máquina que une el conductor con el coche. Un viaje de sensaciones y una experiencia increíble.
Digamos que explicar y contar el comportamiento del 911 no es algo sencillo, pero por resumirlo de alguna manera podría decir que es una experiencia increíble. Lo más cerca del orgasmo que se puede estar fuera de la cama. Es un coche tan afinado que roza la perfección. Y todo ello a pesar de estar contrahecho, con su motor colgando de las ruedas traseras. Es una manera muy compleja de fabricar un coche, pero Porsche ha demostrado que con una paciencia casi infinita, funciona.
Ya sea en circuito o en carretera abierta el 911 se muestra noble pero salvaje. Si buscas un deportivo duro, extremo y aterrador puede que el 911 no sea tu coche, o no al menos estas versiones de acceso. En este caso se ofrece mucho rendimiento y sensaciones, pero no es lo podríamos llamar extremo o peligroso. La efectividad y la precisión son sus lemas, y como siempre el coche tiene el límite mucho más arriba que tú. Es uno de esos coches que te elevan la moral haciéndote creer que eres un piloto a la altura de Walter Röhl, pero solo es un efecto. El coche se encarga de hacer el 80% del trabajo, y tu el otro 20%. Ojo que a mi esto no me supone ningún problema.
El 911 es un deportivo para el día a día. Eso quiere decir que tiene que ser capaz de enfrentarse a la aburrida rutina y al circuito más complejo sin despeinarse o perder la compostura. Terrenos tan alejados el uno del otro como el día y la noche. Una vez entiendes que este coche cumple perfectamente en los dos terrenos, te enamoras de él. Los habrá más salvajes, más rápidos y más aterradores, pero no lo hay más completo. Y punto.
La tracción del 992 es brutal. Capaz de sacarte los ojos de las cuencas gracias al agarre mecánico y electrónico
Esos cincuenta años de evolución han servido para que cada generación sea poco a poco mejor. En lo que al 992 se refiere cuesta creerlo pero es mejor que el 991. Sumando aquí y allí se ha conseguido mejorar lo que no parecía posible. El chasis no está afinado como piano, lo está como la orquesta entera. Deja claro que si la base es buena, el resto del trabajo es más “sencillo”. Se que a los teóricos de la conspiración, a los fanaticos de Porsche, las ayudas son como el demonio, pero yo me considero fiel creyente. No creo que hagan al coche peor, lo hacen diferente.
Además Porsche lo ha dispuesto todo para que esas ayuditas sirvan a la causa, no para destruirla. Aunque la dirección, el PVT, el PASM y el PDCC, estén gestionados por un ordenador sirven para que el coche sea capaz de ofrecer más, nunca menos. Por ese motivo vemos que las cifras de rendimiento crecen hasta los 308 Km/h de velocidad punta siendo capaz de hacer el 0-100 Km/h en 3,5 segundos. De hecho si no lo paras los 200 Km/h. los alcanza a los 12,1 segundos. Tremendo.
Una vez en marcha te olvidas de todo, de la electrónica, de los asistentes, de la tecnología, incluso de los problemas. Empieza la diversion. Las pupilas se dilatan, el corazón bombea más fuerte, la adrenalina total el control, y las endocrfinas inundan tu cerebro. Los labios empiezan a arquearse y si hundes el pie a fondo puede llegar a asomarse algún diente. En cada curva, en cada centelleante cambio de dirección notas que cada miembro de la banda 911 está perfectamente afinado, incluidas las trompetas del escape que emiten un sonido tan natural como embriagador. Si eso no es la felicidad que venga Dios y lo vea.
A cada paso que demos en los modos de conducción el coche se tensa, se hace más reactivo y sensible a nuestras órdenes, incluso el sonido del escape crece. Lo más notable es el cambio en el PDK. No hay adjetivos para describir esta transmisión automática que ahora dispone de ocho velocidades. Rápida, eficaz y predictiva. Parece leer la mente de quien conduce y sabe aprovechar cada una de las cualidades del coche. Un excelente maestro de ceremonias. A pesar de tener ocho marchas la velocidad punta la alcanza en la sexta, por lo que las dos ultimas solo están para para bajar los consumos. Y esto me lleva al siguiente apartado.
Más arriba he dicho que a cada nueva generación el 911 es más en todo, pero se me ha olvidado comentar la eficiencia. Aunque esta tendencia no siempre se ha seguido, la generación 992 es la más eficiente de la historia. Un arduo trabajo que ha llevado horas de túnel de viento hasta conseguir un coeficiente de arrastre de 0,29, de simulaciones y de modificaciones, pero que ha tenido sus frutos. El Carrera S tiene el orgullo de anunciar un gasto medio, homologado, de 8,9 litros por cada 100 kilómetros. Una cifra ridícula si tenemos en cuenta las prestaciones del coche.
Pero no es un coche pensado para ser conducido de esa manera, puede, pero yo no me hago a la idea de conducir un 911 buscando el máximo ahorro. Pero eso tampoco quiere decir que el coche no sea capaz de hacerlo, solo que el trozo de carne que se sienta tras el volante tiene muchos alicientes para mandar esas cifras de consumo al garete. Pero claro está que en un futuro, no se sabe cuando, todo esto se acabará y tendremos que echar mano de los amperios, los kilovatios y los voltios para saber qué consume un 911.
Atendido a las últimas noticias y novedades de movilidad está más que claro que en unos años tendremos que decir adiós a la gasolina. Todo tiende a la electrificación y Porsche ya está plantando las semillas de ese futuro eléctrico. El Porche Taycan será la piedra sobre la que se asiente todo, y aunque ya nos es extraño ver un Porsche híbrido aunque todavía no se ha visto en el 911, pero llegará. Lógicamente resultará raro, pero como ya ha demostrado muchas veces en el pasado, el "nueveonce" es un coche adaptado a su época, y esa adaptación híbrida será más pronto que tarde como ya han dejado caer.
Conclusiones
Siga atentamente las instrucciones de uso de este coche y ante cualquier duda baje las marchas necesarias y pise a fondo. El Porsche 911 debería prescibirse por todo facultativo que se precie. Estoy seguro que podría ser el remedio a muchos de los males que nos pueden achacar. Una hora a bordo del 992 alivia penas y males hasta límites insospechados. Puede que los críticos digan que es el mismo coche del pasado, pero eso lo dicen porque no lo han probado. Una vez te sientas y conduces notas esa experiencia, esos 50 años largos de evolución desde que el mismísimo Ferdinand Porsche lo soñó hasta que el 992 ha llegado al mundo.
Cuesta creer que los ingenieros y desarrolladores de Porsche hayan logrado mejorar lo que ya era casi perfecto. La perfección no existe, todos lo sabemos, pero si hay algo que se acerque es este coche. Su sencillez de manejo, su diseño, su calidad, su tecnología, su equipamiento y sobre todo su comportamiento, están fuera de toda duda. ¿Es esta generación mejor que la anterior? Para mi sí, pero también te digo una cosa, la anterior también me la quedaba. Pena no tener a mano los 138.105 euros que Porsche pide como mínimo. De tenerlos ya hubiera encargado uno.