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El interruptor Agag

Lo hemos vivido ya y se llama El Interruptor Negroponte. El fundador del Media Lab del MIT de Massachussets, Nicholas Negroponte, postuló una teoría que más tarde se hizo real. Si hasta la llegada de Internet el teléfono nos llegaba por cables y la tele por el aire, con la llegada de lo digital se invirtió todo y ahora por el aire nos llega la voz y la serie Juego de tronos por cables de fibra pegada al suelo.

12 min. lectura

Publicado: 05/11/2018 12:30

El mundo gira de manera inevitable y a tiro de piedra de la tercera década del Siglo XXI estamos a punto de cambiarlo todo en lo que a movilidad se refiere y por lo tanto a automoción. Nuevas formas, nuevos mecanismos y nuevas energías están transformando la forma de desplazarse y por resonancia, cual cuerdas de guitarras contiguas, el deporte basado en el rey de los vehículos que reptan por el suelo, el automóvil, está a punto de pegar el cambio más grande de sus cien años de vida.

Al igual que como ya hemos visto en las comunicaciones, es ahora en el motorsport Alejandro Agag el que dispone de un botón rojo, igual que el que pulsan Malú o Melendi en el programa La Voz cuando quieren seleccionar a un cantante que les mola. Un buen día una mano invisible pulsará ese botón, y tal y como trocó el destino de telefonía y televisión, cambiará el del automovilismo gasolinófago y eléctrico. Si hasta hoy lo primero era ‘lo de siempre’ y lo segundo una curiosidad, cuando ese pulsador encarnado haga su tarea, las tornas se invertirán y lo que hoy domina las pistas será un bonito recuerdo para que el protagonista sea esa nueva generación de motores silenciosos, no contaminantes, muy eficientes y con los que podrás pasear por la Gran Vía de Madrid sin que los urbanitas de la tercera década te señalen con el dedo.

El mundo avanza y lo hace porque dejamos atrás cosas que acaban siendo devoradas por otras aún mejores. Cuando Virutas era niño era un coñazo dejar de ver los dibujos animados en blanco y negro en el único canal de TV disponible porque al teléfono de casa, de seis cifras, llamaba el hermano del vecino. Si pedías una línea a Telefonica, compañía única en el mercado, podían tardar años en tirar el cable que llegaba a tu domicilio, así que al bueno de Juanma, el vecino, le hacíamos el favor de pegar en la puerta, se venía al salón, se sentaba en una esquinita del sofá de escái azul y charlaba unos minutos rodeado de toda la virufamilia. Esto quedó atrás como está quedando atrás el 50% de las opciones de combustible tradicional. El gasoil está quedándose fuera del mercado, demonizado por los gobiernos desde el Dieselgatea pesar de disponer de tecnologías de corte medioambiental superiores a los coches de gasolina. Sí, el problema son los gasoil antiguos, pero después de los más recientes los perseguidos serán los gasolina por la presión de las normativas Euro 6, 7, 8 y las que vengan.

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Poco a poco los híbridos y eléctricos inundarán las calles hasta el punto que nadie quiera lo que no sea esto, que perderán valor, y no encontrarán pegatinas amarillas y verdes de la DGT que les permitan acceder al centro de las ciudades, centro que irá expandiéndose cual mancha de aceite en el mar hasta ocuparlo todo. Es el principio del fin, de su fin. De forma paralela y en los circuitos los del MotoGP ya tienen sus motos eléctricas, el TCR acaba de presentar sus primeros coches eléctricos como pepinos de carreras en una variante de su competición para 2020, y la Fórmula E comienza a dar beneficios con mayúsculas. No sólo eso, sino que andan maquinando competiciones paralelas y se frotan las manos con el Gen3 de su electroproyectil, con el que sueñan con acercarse en prestaciones a los Fórmula 2.

FIA y FOM, antes incluso de que llegase Liberty, andaban confabulados en crear el motor de 2021 y puede que ese motor se esté quedando viejo antes de nacer, pero no en prestaciones ni en vida útil, sino en un mecanismo que dentro de unos pocos años nos va a parecer un arado de bueyes comparado con una nave espacial y que la gente lo va a percibir como algo obsoleto. El mundo, impulsado por la normativa y la industria, va encarrilado hacia un sitio muy concreto y la F1 que siempre ha ido por delante, se está quedando conceptualmente por detrás. Falla la tecnología de las baterías, pero el destino final es la colisión contra el voltaje, y ahí es donde se accionará el Interruptor Agag. El tiempo corre contra la Fórmula 1 y a favor de los Fórmula E.

Desde la cúspide del automovilismo tentaron a motoristas para que se metieran en el negocio con una reglamentación favorecedora, pero ya miran para otro lado. Porsche, Audi, Mercedes, Nissan, Nio o Mahindra están ya o están a punto de embarcarse en esto. Esos y Heineken, o Hugo Boss. Llegarán más. Esto indica que los ojos ya miran para otro lado, porque es barato, sí, pero porque el futuro apunta a lo de los chispazos. A Porsche le pusieron la muleta para que embistiera a la F1 ¿y que ha hecho? Ha puesto a cien ingenieros a trabajar en su Fórmula E porque en breve se van a liberar las regulaciones para que cada equipo se fabrique sus propios motores eléctricos y trastoque a su parecer el diferencial. El sorpaso no es sólo esto, sino que detrás llega Mercedes, que ya tiene coches eléctricos calentando por la banda para que pisen la calle con su submarca EQ. Ojo, que la traca final es que hasta Ferrari anda desarrollando su pepino de calle a pilas.

A Porsche le pusieron la muleta para que embistiera a la F1 ¿y que ha hecho? Ha puesto a cien ingenieros a trabajar en su Fórmula E

La Fórmula 1 ha cambiado su ADN empresarial, pero el mundo también, y los nuevos amos se han topado con que el futuro les va a comer la merienda si no aceptan sus reglas. Se sabe que para el año que viene los equipos van a tener entre un 5 y un 8% menos de dinero para repartirse y esto no escollo que haya crisis en el planeta, sino que a la par significa que millones de ojos ya empiezan a desviar su mirada hacia otras opciones. La F1 se ha encontrado con algo que hasta ahora era poco menos que impensable: competencia, no a su altura, pero si de similar valor. Por cada coche que Tesla vende en EEUU, General Motors vende diez, y sin embargo en bolsa la primera vale más. Una cosa es precio y la otra valor, y lo primero va al alza mientras que lo de siempre no.

Alejandro Agag arrancó de forma dolorosa su circo voltaico con una primera temporada carcomida por los números rojos, y en cuatro años ha conseguido facturar dinero suficiente como para poder manejar una escudería de F1 medianera. La gracia reside en que todo lo eléctrico crece de forma exponencial y su contrato con Arabia Saudí por diez años a cambio de 30 millones de euros por año sólo hace pensar que esto va a seguir esa tendencia. Así que si unos crecen, y los otros decrecen, con el arrastre de las marcas, las normativas medioambientales, la industria y las nuevas apetencias de todo un planeta es fácil pensar que haya un momento en que se crucen por el camino y no sea la F1 la que engulla a la Fórmula E sino que sea justo al contrario.

La velocidad de los Fórmula 1 es inigualable, pero hay quien piensa que su concepto está obsoleto.

Suma a esto que tras el discreto anuncio de los amos del cortijo a los equipos acerca de ese descenso global de la facturación, han sido varios responsables de escuderías que fuera de los focos han mostrado su disgusto y echan de menos a Bernie y a día de hoy hay muy pocos que ofrezcan un perfil como el suyo: Carmelo Ezpeleta, el indestructible factótum del MotoGP, y Alejandro Agag, creador desde la nada de lo que poco a poco ha adquirido el valor y comprensión de lo que careció en sus inicios.

Conclusión teórica fabulacionista conspiranoica y propia de un pirado que imagina: la Fórmula E seguirá creciendo, la Fórmula 1 seguirá decreciendo, y llegará un momento antes de esos 20 años que le quedan a la primera con la exclusiva de explotación en que los negocios alcancen un equilibrio de valores, y la competición de Agag se quedará con la F1 con precio a la baja para que la Fórmula 1 del futuro sea la Fórmula E. Es cuestión de tiempo, de que las tecnologías cumplan su parte, y que te guste o no forma parte de otra conversación. El botón rojo ya tiene quitado el seguro. Negroponte approved.

Fotos: Fórmula E | McLaren Racing

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