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OpiniónDéjalo ya, Carmen

La ex-piloto alicantina ha ingresado en la comisión que vela por los valores que potencian la participación de las mujeres en el deporte del motor. Carmen Jordá lleva años haciendo campaña para conseguir la creación de campeonatos exclusivamente dirigidos a las mujeres, ya que en todos los deportes “hay diferencia de sexos. Eso hace que las mujeres tengan la oportunidad de ganar”.

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Publicado: 08/12/2017 22:20

“La comisión de las mujeres y los deportes del motor (The Women & Motor Sport Comission) tiene como objetivo crear una cultura deportiva que facilite y valore la plena participación de las mujeres en todos los aspectos del deporte del motor”. Esa es la cita que sirve de presentación al apartado dedicado a dicho organismo en la web de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). Una frase pronunciada por su Presidente, Michele Mouton.

Esta francesa de 66 años fue pionera en su especialidad: los rallyes. Junto a Fabrizia Pons, compitió en el Campeonato del Mundo, logrando la victoria en cuatro ocasiones y alcanzando nueve podios, llegando incluso a ser Subcampeona del Mundo en 1982 como piloto oficial de Audi.

También participó en las 24 Horas de Le Mans de 1975 con el equipo exclusivamente femenino Moynet LM75, ganando su clase. Diez años más tarde participó en la mítica subida al Pikes Peak, venciendo también tras batir el récord y convertirse en el primer piloto no estadounidense en alzarse con el triunfo. Hay más, pero estos logros, conseguidos en tiempos mucho más complicados que los actuales para las mujeres que luchan cada día para abrirse paso en el mundo de la competición automovilística, son un buen ejemplo de lo que el talento y, sobre todo, la fuerza de voluntad y la valentía pueden lograr recorriendo un camino que abrieron otras mujeres como María Teresa de Filippis, la primera en competir en la Fórmula 1 en 1958.

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Pero resulta que Carmen Jordá ha sido anunciada hoy, en la Asamblea General organizada por la FIA y que ha nombrado a Jean Todt como Presidente por cuatro años más, como nuevo miembro de la comisión de las mujeres y el deporte del motor. La misma que, bajo el mandato de Michele Mouton, defiende su inclusión en todos los estamentos de la competición.

Carmen Jordá llegó a formar parte del equipo de pilotos probadores de Lotus y Renault, aunque nunca se subió a un Fórmula 1.

Personalmente, que Carmen Jordá haya intentado durante años vendernos la moto a la prensa y a los aficionados sobre que era una piloto de nivel suficiente como para llegar a la Fórmula 1 por méritos deportivos -cuando ni siquiera ha demostrado nivel como para salir del fondo de la parrilla en campeonatos menores-, me molesta, pero no deja de ser una anécdota. Cada cual que compre lo que quiera.

Pero Carmen Jordá pasó al siguiente nivel cuando comenzó a promover campeonatos exclusivamente pensados para las mujeres, pues considero que inició una maniobra que puede terminar dañando seriamente a este deporte, que si de algo puede presumir, es de no diferenciar a sus participantes por sexo.

Lo malo de todo esto es que podría llegar a tener éxito, pues siempre habrá gente dispuesta a aprovechar un negocio y también habrá mujeres piloto que, ante la perspectiva de tener que elegir entre quedarse en casa sin oportunidades por falta de talento y/o dinero, o competir en lo que sea, estarán dispuestas a ceder.

Pero supongamos, por un momento, que el argumento de Carmen Jordá es cierto y las mujeres no pueden competir en igualdad de condiciones con los hombres porque, sencillamente, son inferiores dentro de un monoplaza. Si eso es cierto, pero el 95% (quizá me quede corto) de las mujeres piloto expresan públicamente su rechazo a verse privadas de la oportunidad de medirse contra hombres como iguales, ¿qué hacemos?

En mi humilde posición de informador de este deporte y, sobre todo, de aficionado, me enorgullece la respuesta pública de Pippa Mann, Tatiana Calderón, Beitske Visser, Simona de Silvestro y muchas más, ante lo que defiende y representa Carmen Jordá para el automovilismo mundial. Y sólo espero dos cosas: que Michele Mouton tenga fuerza suficiente para defender sus ideas dentro de una FIA que parece haberse vendido a cierto entorno, y que Carmen entienda, de una vez por todas, que no representa a ningún colectivo: únicamente se representa a sí misma y a sus propias limitaciones.

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