Las promesas arancelarias de Donald Trump sacuden las industrias de Estados Unidos y Europa, ya están afectando
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, tiene planes muy agresivos para la movilidad eléctrica. Su plan puede poner en serio peligro las industrias de Estados Unidos y Europa, así es como se verán afectadas.
Vivimos en un mundo globalizado y conectado. Las personas y las empresas tiene a su alcance la mejor conexión que nunca ha vivido el ser humano. El mundo es cada vez más pequeño y hoy por hoy resulta muy difícil, por no decir que imposible, no depender de otros países y mercados. A pesar de ello, Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos desde la celebración de las pasadas elecciones a principios de noviembre, tiene muy claro qué es lo que quiere para su industria automovilística. En realidad tiene más claro qué es lo que no quiere.
Todos los fabricantes del mundo necesitan el apoyo de proveedores, empresas y fábricas en el extranjero. Sin ir más lejos, Volkswagen es alemana y está fuertemente arraigada en Europa, pero depende de empresas chinas, americanas y japonesas. Una marca por sí misma no puede fabricar todas y cada una de las piezas que componen un coche. Mucho menos cuando hablamos de coches eléctricos, en los que la dependencia de China es prácticamente absoluta. Ford, el mayor fabricante de Estados Unidos, está en la misma situación que los alemanes y que cualquier otra marca.
Trump se apoya bajo el eslogan de campaña «Make America Great Again»
El pasado martes, Donald Trump anunció, aunque ya lo había hecho varias veces durante la campaña presidencial, que piensa imponer un arancel del 25% a todos los productos de México y Canadá, y un arancel complementario del 10% a los productos hechos en China. Todo ello el primer día de su presidencia. Muchos fabricantes han levantado fábricas en otros países atraídos por unos costes de producción menores y por una excelente conexión con los principales mercados. México, sin duda alguna ha sido el que más inversión ha atraído en el continente americano.
Imponer aranceles obligará a las marcas a elevar los precios de los coches si es que no quieren reducir su margen de beneficio o sufrir pérdidas. Los coches eléctricos serán los grandes damnificados. La cuota de mercado sigue siendo débil y muy dependiente del precio y de las ayudas. Subvenciones públicas que Donald Trump también quiere eliminar en algún momento de su presidencia. Lo más curioso o contradictorio de todo es que Elon Musk, el presidente de Tesla está a favor de la eliminación de dichas ventajas fiscales. Considera que a pesar de verse también perjudicada, a la larga, su compañía se beneficiará de la situación ya que es la única en capaz de ofrecer precios económicos.
La respuesta de los mercados no se ha hecho esperar tras las declaraciones del presidente electo, que jurará su mandato a principios del próximo mes de enero. En Estados Unidos, las acciones de General Motors se han contraído un 7,5%, las de Ford un 1,7% y las de Toyota otro 1,7%. El varapalo ha cruzado el charco pues son muchas las empresas europeas que tienen intereses en Norteamérica. Stellantis ha bajado la cotización un 4%, frente al 2% experimentado por Volkswagen. Numerosas fuentes mantienen la esperanza al considerar que las negativas implicaciones de la medida suavizarán a Donald Trump. En enero veremos si es verdad.
Mientras tanto, las marcas, que ya retiraron su apoyo a la candidatura presidencial de Trump, siguen trabajando y negociando con toda discreción. Tanto General Motors, como Ford o cualquier otra empresa implicada han preferido no hacer declaraciones al respecto. No sólo los fabricantes finales se enfrentan a sanciones, también muchas otras empresas secundarias y asociadas que tendrán que pagar impuestos adicionales por importar materiales o productos desde el extranjero. Los analistas cifran en miles de millones los potenciales daños económicos al sector.
Fuente: Reuters