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Cataluña se despide de los peajes de las AP-2 y AP-7

El 1 de septiembre de 2021 se pone fin a décadas de cobro por circular por estas autopistas. El fin de las concesiones tiene su parte positiva, qué duda cabe, pero agrava la carga sobre cuentas públicas con esas mismas carreteras.

Cataluña se despide de los peajes de las AP-2 y AP-7
Manifestante en contra de los peajes (2012) - María (Flickr) CC BY-NC-ND

7 min. lectura

Publicado: 31/08/2021 21:00

La actual AP-2 es una de las autopistas más antiguas de España, pues se construyó entre 1969 y 1977, enlazando Zaragoza con El Vendrell, alternativa a la N-II. Mañana dejará de ser de peaje, siempre lo había sido. Es la principal conexión de Cataluña con el resto de España por carretera, además de la AP-7.

Esta última, por su parte, es una autopista que discurre entre la frontera con Francia (La Jonquera) y Almería (Vera), que también tiene un tramo aparte entre Málaga y Algeciras. El primer tramo de la AP-7 data de 1969. Faltaba mucho tiempo para que circular por España por vías de alta capacidad fuese una realidad.

Gran parte de la AP-7 ya había sido liberada de los peajes. En 2020 ya se pudo circular entre Salou y Alicante sin tener que pagar un céntimo. A partir de mañana, ya no se pagará nada entre Francia y la circunvalación de Alicante. El tramo Cartagena-Vera y el de Málaga-Algeciras seguirán siendo de pago.

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Este vídeo fue el germen del movimiento «No vull pagar» (no quiero pagar), que protestó contra los peajes pasando conductores sin pagar, aprovechando un vacío legal que fue tapiado ese mismo año

No solo eso, también se van a terminar los peajes dependientes de la Generalitat de Catalunya en la C-32 (Montgat-Palafolls) y C-33 (Barcelona-Granollers). Se pone fin a una asimetría histórica, por la que Cataluña tuvo autopistas primero, pero las tuvo de peaje, y la diferencia se hizo palpable cuando en el resto de España apenas había peajes, porque las obras se hicieron con dinero público.

Las AP-2 y AP-7, al liberalizarse, ahorrarán a sus usuarios más de 500 millones de euros al año

Es más, si hacemos un poco de memoria, y nos vamos a 2012, hubo una gran reivindicación en Cataluña contra los peajes, y fue precisamente del movimiento independista. El 29 de marzo un vecino de Anglès decidió que no pagaría su peaje en la AP-7 y subió el vídeo a Youtube. Fue la chispa de un movimiento antipeajes.

El Gobierno de España, entonces del Partido Popular, acabó zanjando la cuestión eliminando la brecha legal que toleraba pasar un peaje sin pagar. A partir de ahí, el movimiento pasó a tener un perfil más bajo, pero se sentó ese precedente. Los catalanes estaban hartos de pagar, repagar y tripagar autopistas ya amortizadas y con concesiones alargadas por motivos políticos. Desde mañana el Estado ya no tendrá ni un kilómetro de peaje en Cataluña, los que restan dependen todos de la Generalitat.

Las imágenes de los peajes en Cataluña atascados de coches pasarán a ser ya una imagen de archivo

En un primer momento va a ser un momento muy alegre porque los automovilistas podrán pasar por los peajes con las barreras levantadas, sin detenerse, tan solo respetando una pequeña limitación de velocidad mientras se desmantelan las instalaciones. Habrá un gran trasvase de tráfico de las vías alternativas a las autopistas.

En Cataluña solo restarán cuatro tramos con peajes que suman 130 kilómetros, que están vigentes hasta 2037-2039

Entre los beneficiarios, todos aquellos conductores que se ahorrarán un buen dinero y que no tendrán que elegir si se lo ahorran a cambio de correr un riesgo superior (circulando por vías de doble sentido) o si siguen ingresando dinero en empresas privadas que tenían la concesión de explotación.

Entre los perjudicados, los empleados de dichas empresas concesionarias, sobre todo los cobradores, que a pesar de los medios automatizados y digitales siguen estando en las casetas para el pago en efectivo o con tarjeta. Hoy es su último día de trabajo. En cuanto al mantenimiento de esas vías, pasará a costar dinero a todos, no a los usuarios.

AP-7 a su paso por Barcelona - Fotografía: Jorge Franganillo (Flickr) CC BY

La alegría puede ser temporal, el Estado ya tenía un déficit de mantenimiento de carreteras bestial (falta inversión), y entre 2018 y 2021 se ha cargado a sus espaldas con kilómetros de autopistas que ya no son de peaje: AP-1, AP-2, AP-4 y AP-7. Ese déficit va en aumento.

Aunque habrá un evidente beneficio colectivo por la reducción en la siniestralidad de las vías alternativas -como ya pasó con la AP-1-, pues todo eso tiene un coste, surge la cuestión de cómo se pagan esas vías con dinero público, con cargo a presupuestos o volviendo a cobrar por su uso aunque eso no implique cabinas de cobro ni barreras.

El Gobierno actual, coalición de PSOE con UP, lleva meses dejando caer que es algo que se estudia, que sucede en países de toda Europa... centímetro a centímetro nos los van colando. Los movimientos antipeajes en Cataluña no van a desaparecer, van a estar pendientes por si a alguien se le ocurre volver a ponerlos, y a buen seguro se manifestarán. En el resto de España también pasará.

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