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CineRush: velocidad, riesgo y competición

James Hunt y Niki Lauda protagonizaron en 1976 uno de los capítulos más emocionantes de la historia de la F1. Ahora el cine lo trae de vuelta. Rush cuenta con mucho detalle la vida de dos campeones del mundo que se enfrentaron en la pista para demostrar quien de los dos era el mejor.

6 min. lectura

Publicado: 27/09/2013 08:45

Hablar sobre Fórmula 1 del ’76 es hablar de pasión, velocidad, adrenalina, competición, drama, gloria… Y todo eso es Rush. Ron Howard ha sido el encargado de dirigirla, quien cuenta con una amplia carrera a sus espaldas desde 1977 y con experiencia en las películas de contenido histórico, como El desafío: Frost contra Nixon, El código da Vinci o Apolo 13; así que no saliéndose del mismo camino, esta vez varió el registro y apostó por rodar una biografía deportiva sobre uno de los momentos cumbre de esta competición.

Rush se disfruta mucho si se es seguidor habitual de la Fórmula 1, y más aún si se conoce su historia, pilotos emblemáticos y demás entresijos; sin embargo, si no se cumplen todos estos requisitos, la película utiliza todos los recursos necesarios para que el espectador no se sienta perdido ante la cantidad de elementos deportivas y demás cuestiones que va mostrando. Así, con todo lujo de detalles se nos presenta a James Hunt y Niki Lauda, dos campeones del mundo cuya rivalidad pública trascendió tanto como sus éxitos.

Como toda historia tiene que empezar en algún momento, esta lo hace en la primera carrera que ambos pilotos se enfrentaron en Fórmula 3, y a partir de ahí se va hilvanando una relación de polos opuestos que no pueden evitar seguir sendas paralelas para demostrar al otro y al resto del mundo quién de los dos es el mejor.

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James Hunt es interpretado por una cara conocida: Chris Hemsworth, o lo que es lo mismo Thor, el dios del trueno que tiene su propia película y también aparece en Los Vengadores. Guarda un notable parecido con el piloto y hasta se podría decir que le pega el papel de chico excéntrico y vividor-reproductor. Sin embargo, es incluso mejor el trabajo del actor que encarna al frío Niki, un desconocido Daniel Brühl, a quien tan solo se le reconocerá por su aparición en Malditos bastardos, o si echamos la vista una década hacia atrás, por Good Bye Lenin.

Talento contra trabajo. Diversión frente a concentración. Agresividad o control. Hunt y Lauda son la antítesis el uno del otro, y eso, más que ninguna otra cosa es lo que sacaremos en claro tras las dos horas que dura Rush. Casi toda la carga narrativa se focaliza en la vida personal de ambos pilotos y sus preocupaciones, explicando sus casos familiares, amistades, comparando sus bodas… Son pilotos y son estrellas, pero antes todo son personas, y por eso el miedo antes de las carreras a los accidentes, el ser conscientes de que pueden morir en cualquier curva y la presión que sufren están muy presentes en las conversaciones y marcan su forma de actuar.

Las escenas de competición, sin embargo, son cortas pero intensas y espectaculares. Transcurre toda la temporada de 1976, pero lo hace a base de pinceladas para que no se haga pesado. Los planos en los que se ven a los bólidos rodar pueden presumir de ser mucho mejores que los de cualquier retransmisión deportiva, y como muestra de ello, la parte que más brilla es la del desastre central de toda la historia, el accidente del austriaco Lauda en el Gran Premio de Alemania, que aunque no es el último punto de giro, sí genera una importante tensión que no abandona al espectador hasta el final.

Una de las cosas que más caracterizan al filme en lo visual es un característico filtro que emula las grabaciones de la época, con colores lavados y levemente distorsionados; una técnica utilizada también por otros como Peter Jackson en The lovely bones. Con respecto a la banda sonora, compuesta por Hans Zimmer (El rey león, Gladiator), es relevante que puede recordar al acompañamiento del videojuego de F1 2013, por oscura e intrigante.

Rush está en las salas de cine españolas desde el pasado 20 de septiembre y es una apuesta segura para los seguidores del mundo del motor, y para el público cinéfilo en general. Trata con mucho realismo y de forma muy humana uno de los capítulos más interesantes de la historia de la Fórmula 1, y puede ser la mejor película relacionada con el mundo del motor hasta la fecha.

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