Respeta a tus mayores, cómo mantener la compostura (o no) cuando aparece un deportivo clásico por el retrovisor
Existen algunos coches que, 30 e incluso 40 años después de su aparición, siguen apareciendo de manera imponente por las carreteras de toda Europa, coches que sin hacer nada más que para lo que fueron pensados, siguen dejándonos con la boca abierta.

La gran mayoría de nosotros hacemos viajes por autovías y autopistas, algunos no con muchos kilómetros, otros llegando a tragarnos cientos y cientos de kilómetros por cuestiones laborales. En estos viajes, existen algunos coches comunes, de marcas concretas, muy populares por su capacidad de rodar cientos de miles de kilómetros de manera cómoda y efectiva.
La inmensa mayoría de estos coches son, o bien coches actuales que podemos encontrar en concesionarios, o las generaciones anteriores, pero rara vez con más de 10-15 años de antigüedad. Ahora bien, otro tipo de coche es el que nos puede dar un sobresalto en el corazón en las autopistas. Y no un susto, sino un momento que varía entre la estupefacción, la maravilla y la sensación de estar viendo algo que o bien parece irreal, o parece sacado de una máquina del tiempo.

Imagina que llevas un viaje de cerca de 600 km, recorriendo varios países por caminos de todo tipo, desde carreteras en Alemania sin límite de velocidad hasta caminos por la República Checa utilizados en rallies nacionales. Y, de repente, aparece un coche con una historia única a sus espaldas.
Una silueta inconfundible
Un ejemplo de esto es el Porsche 944. Se podría extrapolar, en mayor o menor grado, tanto a los 924 como a los 928, pero en particular al Porsche 944 por su marcado carácter de Gran Turismo, de coche de hacer muchos kilómetros por carretera, una experiencia distinta al 911 al que estos tres modelos nunca jamás se acercaron a reemplazar, pese al concepto 'anticuado' del motor atrás que heredó del 356 y, a su vez, del Volkswagen Escarabajo.
El 944 es uno de esos coches que ahora podemos encontrar, en según que estado y versión, por menos de 20.000 €, tanto con carrocería normal como las versiones Targa con su motor 2.5. Lo que parece increíble es que, hace no demasiados años, estos coches se podían encontrar a precios irrisorios, habiendo adquirido popularidad y cotización en años más recientes.

Placer traído del pasado
Por supuesto, si nos vamos a los 944S o al 944 Turbo, la cuantía aumenta, aunque aún es posible encontrar un 944 Turbo a buen precio. Incluso pudimos verlo en competición (944 Turbo Cup), un modelo que a principios de los noventa daría paso al Porsche 968 que en España sigue teniendo mucha apreciación a día de hoy.
Incluso a día de hoy, ver un 944 - sin importar qué versión - planear por las carreteras alemanas llega a ser un placer para la vista. Y para los oídos, cuando escuchas llegar su motor - incluso si es un 2.5 de cuatro cilindros, esencialmente la mitad del 5.0 V8 que llegó a montar el 928.
El 944 coincidió con la llegada de Porsche Ibérica
Hace más de 40 años que este coche debutó en el mercado, prácticamente coincidiendo con la llegada de Porsche Ibérica y su implantación en España y Portugal. Hasta entonces, los Porsche habían llegado a nuestro país a través de los concesionarios de Ben Heiderich, quien también fundaría la marca Hispano-Alemán.

Evidentemente, sabemos que los coches actuales están mucho más avanzados y desarrollados que los de décadas atrás. No sólo en tecnología, conectividad y seguridad activa y pasiva, sino también en el funcionamiento de las suspensiones y la puesta a punto del chasis.
Poesía en movimiento
Y, sin embargo, ver un 944 moviéndose ágilmente por la autopista, sin apenas movimientos de la carrocería, con sus ruedas copiando sin ningún problema los desniveles e imperfecciones del asfalto, es poesía en movimiento. Una auténtica belleza, más si la carrocería brilla en algunos de los colores especiales, caso del bronce metalizado que reluce (casi) como el oro bajo el sol.
La estupefacción parece casi compartida al ver cómo muchos coches del resto de la vía parecen apartarse. O sólo dejan de lado su viaje para disfrutar viendo pasar un GT clásico en su hábitat natural y el excelente gusto de su conductor. Una forma, en cierto modo, de respetar a nuestros mayores - tanto el verlo como el mantenimiento de coches clásicos e históricos, cada uno de ellos con historia a sus espaldas.
