Odias los controles táctiles de tu coche y las marcas lo saben, pero una oscura razón les hace mirar para otro lado

Poco a poco, los fabricantes de automóviles están revirtiendo una tendencia que ha acabado siendo un fiasco: eliminar los botones físicos y reemplazarlos por controles táctiles y pantallas digitales. Pero no creas que esto obedece a una errónea interpretación de lo que el mercado demandaba.

Odias los controles táctiles de tu coche y las marcas lo saben, pero una oscura razón les hace mirar para otro lado
Interior de un Tesla Model S, pionero en la eliminación de botones físicos

7 min. lectura

Publicado: 19/09/2025 16:00

La tendencia está cambiando, pero lo hace muy poco a poco. Hace no demasiado tiempo, Tesla decidió eliminar los intermitentes táctiles en el volante, mientras que Volkswagen admitió haberse equivocado al apostar tan fuerte por esta tecnología (circunstancia que incluso ha propiciado una demanda).

Mercedes también ha dado el paso, pero todavía queda mucho camino por recorrer para revertir una moda que parecía haber nacido para contentar a un usuario cada vez más digital y conectado.

Pero, si tanto los estudios como las encuestas de opinión de los clientes dejan claro que tener que manejar el sistema de climatización, audio o control de crucero sin botones físicos provoca semejante rechazo, ¿por qué les está costando tanto a los fabricantes desandar el camino?

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«Tendrá sentido para todo el ciclo de vida del producto, que suele ser de cinco a ocho años»

Tesla lo inició todo

La obsesión por desterrar los botones tiene su origen en el culto a la modernidad que inició Tesla con el Model S a principios de la década de 2010. Aquel habitáculo casi desnudo de interruptores hizo que el resto de la industria se lanzara a la piscina sin mirar si había agua.

Honda, por ejemplo, retiró incluso la clásica perilla de volumen para después devolverla con mucha fanfarria. Como reconoció el entonces ejecutivo de Honda Norteamérica, Jeff Conrad, al presentar el CR-V de quinta generación en 2017: «Nuestros clientes y, francamente, muchos de ustedes, dijeron: “Queremos que la perilla vuelva”».

Las marcas saben desde hace tiempo que los clientes quieren botones, pero siguen tropezando en la misma piedra. ¿Por qué? En dos palabras: dinero y moda. «La razón por la que la industria siguió este camino en primer lugar es porque es costoso colocar botones y controles físicos en un vehículo», explica Sam Abuelsamid, vicepresidente de investigación de mercado de Telemetry.

Consola central de un Mercedes, con todas las funciones debiendo ser manipuladas con controles táctiles.

«Hay mucho esfuerzo de ingeniería en ello, para diseñarlos, para validar todos esos componentes. Y desde una perspectiva de fabricación, agrega mucha complejidad desarrollar un tablero o volante que tenga controles físicos», añade.

Tesla demostró que se podía prescindir de ellos, siguiendo la estela de Apple con el iPod y el iPhone. Y a medida que los coches se han vuelto más complejos, parecía lógico agrupar funciones en pantallas: «La lógica era: “Estamos agregando muchísimas funciones, no podemos tener 300 botones en el panel”», apunta Abuelsamid. «La pantalla táctil es el siguiente paso lógico en esa progresión. Pero hay que encontrar un equilibrio entre esos extremos, toda la pantalla táctil vs. toda la física, si vas a tener tantas funciones en un automóvil».

Ese equilibrio empieza, lentamente, a llegar. «Cuando Tesla lo hizo, no creo que realmente el resto hiciera ninguna investigación», considera Abuelsamid. «Hicieron lo que pensaron, lo que querían hacer. Creo que el resto de la industria debería haber realizado más investigaciones sobre factores humanos para ver realmente cuál era la solución correcta».

Cuestión de ahorrar costes

No le falta razón a Abuelsamid con respecto a una solución que se reveló ideal para ahorrar costes en un contexto de creciente complejidad tecnológica y electrónica. Y, por si fuera poco, las pantallas digitales comenzaron a bajar sus precios de forma vertiginosa, lo que dio el espaldarazo definitivo a los fabricantes de automóviles.

«Una de las principales razones por las que vimos esta avalancha hacia pantallas y superficies táctiles más suaves o táctiles-hápticas es porque los costes de desarrollo de estas pantallas se desplomaron con el tiempo», explica Robby DeGraff, de AutoPacific.

A escala industrial, cada céntimo cuenta. Volkswagen, por ejemplo, se negó a devolver los botones al volante del Golf R —aunque sí lo hizo en el GTI— porque «habría sido demasiado caro y requiere mucho tiempo modificar una placa de circuito e imprimir una nueva pieza de plástico».

Aun así, el péndulo ya empieza a moverse. «La gente quiere el toque real», asegura DeGraff. De hecho, una encuesta de AutoPacific revela que el 48 % de los conductores prefiere diales o botones, y casi la mitad cree que «los vehículos tienen demasiado contenido mostrado en las pantallas y eso no es seguro».

Intermitentes táctiles en el volante de un Tesla Model S

Y, aunque el 60 % admite que le gusta «el aspecto limpio de las pantallas en lugar de botones y diales», el mensaje es claro: no todo es cuestión de diseño minimalista.

Los fabricantes lo saben, pero el tiempo juega en su contra. «Los largos ciclos de vida útil de los productos de los automóviles son un factor importante», recuerda Stephanie Brinley, de S&P AutoIntelligence.

«La tecnología Center Stack [columna o ‘pila’ vertical de controles, pantallas y sistemas que se encuentra en la consola central de un vehículo] está diseñada como base para múltiples productos, y realizar un cambio afecta a más de un vehículo», recuerda Brinley. «Tendrá sentido para todo el ciclo de vida del producto, que suele ser de cinco a ocho años».

Efectivamente, los botones volverán, pero a paso de tortuga. «Creo que vamos a ver el péndulo oscilar de nuevo hacia algún lugar entre los dos extremos de todo táctil y todos botones», pronostica Abuelsamid. «No necesariamente será exactamente la misma solución para todos, pero creo que estará más cerca de ser una solución óptima para la mayoría de los vehículos».

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