Están robando coches modernos sin forzar nada… y es más habitual de lo que muchos imaginarían

Cada vez más coches desaparecen sin cristales rotos ni puertas forzadas. Una combinación de tecnología barata y descuido digital está facilitando un tipo de robo silencioso que pocos conductores imaginan.

Están robando coches modernos sin forzar nada… y es más habitual de lo que muchos imaginarían
Un ladrón intentando entrar en un coche

7 min. lectura

Publicado: 03/12/2025 16:00

Muchos conductores siguen imaginando el robo de un coche como algo ruidoso, con cristales hechos pedazos y cerraduras reventadas. En los modelos modernos, sin embargo, el delito se ha vuelto mucho más silencioso y, sobre todo, mucho más tecnológico.

Cómo se llevan un coche sin tocar la cerradura

El primer gran protagonista de muchos robos actuales es el sistema de acceso y arranque sin llave. Para el usuario es comodísimo: llevas la llave en el bolsillo y el coche se abre y se pone en marcha casi solo. Para un ladrón con algo de conocimiento técnico, es una puerta de entrada muy jugosa.

Una de las técnicas más extendidas es el ataque de “repetidor” o “relay”. Consiste en amplificar la señal de la llave que está en casa para que el coche crea que está a su lado. Un ladrón se acerca a la puerta de la vivienda con un dispositivo que capta la señal; otro se queda junto al coche. El sistema hace el resto: el coche, como mínimo, se abre.

Ladrón intentando abrir un coche
Ladrón intentando abrir un coche

El segundo asalto: electrónica de a bordo y robos rápidos

Una vez dentro, empieza la segunda fase. En algunos modelos basta conectar un pequeño equipo al puerto de diagnóstico para programar una llave nueva en cuestión de segundos. Ese puerto, pensado para que los talleres revisen averías, se ha convertido en una herramienta más del ladrón tecnológico.

En otros casos ni siquiera hace falta crear una llave. Hay dispositivos capaces de forzar el sistema de arranque directamente, aprovechando vulnerabilidades del software del vehículo. Desde fuera parece que el coche se marcha de manera normal, sin cables colgando ni escenas de película.

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Por qué estos robos son más habituales de lo que parece

Aunque suene a algo propio de una serie policíaca, el equipamiento necesario es cada vez más accesible. Muchos aparatos se venden en Internet como “herramientas para cerrajeros” o “equipos de diagnóstico”, y acaban en manos de quien no debería tenerlos.

A eso se suma un detalle incómodo: muchos conductores no son conscientes del nivel de exposición que implica el acceso sin llave. Dejan la llave cerca de la puerta de casa, aparcan siempre en la misma zona, comparten fotos del coche en redes sociales con matrícula visible y apenas revisan las opciones de seguridad que ofrece el propio vehículo.

Qué podemos hacer como conductores para protegernos

No existe la protección perfecta, pero sí se pueden poner las cosas mucho más difíciles. Un primer paso es gestionar mejor la llave: guardarla lejos de la puerta de entrada y, si el modelo lo permite, activar en los ajustes del coche o de la app las opciones que limiten el alcance o el tiempo de respuesta del sistema sin llave.

Ladrón intentando arrancar un coche
Ladrón intentando arrancar un coche

También ayudan las fundas tipo “caja de Faraday”, que bloquean la señal de la llave cuando no la usamos. No son infalibles, pero obligan al ladrón a esforzarse más y buscar un objetivo sencillo. Recuperar un cepo físico para el volante puede parecer poco glamuroso en pleno siglo veintiuno, pero sigue siendo una barrera visual y práctica poco atractiva para un robo rápido.

Elegir bien dónde aparcamos marca otra diferencia. Un garaje comunitario con cámaras, zonas iluminadas o espacios con cierta visibilidad siempre será mejor opción que un rincón aislado. Y, aunque dé pereza, conviene revisar las actualizaciones de software que ofrezca el fabricante: muchas corrigen fallos de seguridad que nunca llegan a salir en los titulares.

El papel de los fabricantes y lo que viene después

Los fabricantes no se han quedado quietos. Cada vez vemos más sistemas que combinan claves cifradas más robustas con tecnologías de localización o llaves que dejan de emitir señal cuando detectan que llevan un tiempo quietas. Algunas marcas empiezan a apostar por tecnologías como la banda ultraancha para medir la distancia real entre la llave y el coche y hacer mucho más difíciles los ataques de repetidor.

A medio plazo es probable que la seguridad del coche se parezca cada vez más a la de un móvil: autenticación en varios pasos, avisos en tiempo real en el teléfono cuando ocurre algo raro y más control desde aplicaciones oficiales. Pero esa evolución lleva tiempo, y mientras tanto los ladrones seguirán buscando el punto débil.

Por eso, más allá de la tecnología, la mejor defensa es saber que este tipo de robos existen, entender cómo funcionan a grandes rasgos y asumir que el coche moderno es, al fin y al cabo, un dispositivo conectado más. Cuanto antes lo interioricemos, antes podremos tomar decisiones más conscientes sobre cómo lo usamos y cómo lo protegemos.

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