Pocas marcas están apostando por los coches de hidrógeno, pero BMW cree que tienen futuro y estas son las razones
No son muchos los fabricantes que hayan apostado por los coches de pila de combustible. A nivel europeo, BMW lleva la delantera, planificando ya junto a Toyota su nueva tecnología de hidrógeno. Estos son los motivos por los que no cesa en su desarrollo.
Mientras que los coches eléctricos son la tecnología emergente en el mercado automovilístico mundial, a la pila de combustible todavía le cuesta arrancar. Si hubieses preguntado hace unos cuantos años, podríamos decir que había muchas esperanzas puestas en el hidrógeno como un paso más allá del eléctrico para reducir las emisiones contaminantes en el transporte.
Sin embargo, los años pasan y pocas marcas están inmersas en el desarrollo de una tecnología de estas características. Las asiáticas Toyota, Honda o Hyundai son las más adelantadas en este sentido, pero a nivel europeo la cosa está todavía más difícil. No obstante, BMW se está alzando con la bandera de la región en el desarrollo de la pila de combustible.
Recientemente os contamos que los bávaros habían extendido su alianza tecnológica junto a Toyota, que tiene ya en el mercado un vehículo impulsado por hidrógeno, el Mirai. Su primer coche de pila de combustible (FCEV) montará una nueva generación en la que ya trabajan BMW y Toyota, aunque este no se espera hasta el año 2028.
¿Por qué BMW apuesta por el hidrógeno?
Es la gran pregunta que se pueden estar realizando muchos, sobre todo cuando los desarrollos y esfuerzos actuales se destinan más hacia el coche eléctrico. BMW no renuncia a esto último, ni mucho menos, y sus responsables afirman que la inversión que están realizando en los FCEV es ínfima en comparación con los eléctricos puros.
Pero el hidrógeno sigue en los planes de la marca germana, a pesar de que los costes de los vehículos son excesivos (el Toyota Mirai arranca en los 66.000 euros, aproximadamente), que el suministro en las estaciones de servicio de hidrógeno es escasísimo y que el transporte y bombeo del hidrógeno líquido parece ser más complicado de lo que se esperaba.
BMW sigue adelante con su flota piloto de modelos iX5 Hydrogen en Alemania, cuyas pruebas arrancaron el año pasado con la tercera generación de la pila de combustible de Toyota como protagonista. La marca de Múnich sigue creyendo en esta tecnología y espera que varios factores aviven el interés por el hidrógeno.
En primer lugar, porque consideran que la apuesta por una creciente infraestructura para vehículos comerciales y pesados que se muevan con hidrógeno terminará beneficiando a los vehículos de pasajeros. Las estaciones actuales y futuras para camiones pesados que usan hidrógeno para impulsarse se podrían rediseñar fácilmente para adaptarse a los vehículos de pasajeros.
En segundo lugar, por los beneficios de esta tecnología en términos de conducción, al emitir apenas gotas de agua producto de la electrolisis en su mecánica, por poder afrontar repostajes en tiempos más parecidos a los coches de combustión y por comportarse mejor en condiciones climáticas extremas en comparación con los eléctricos puros.
Y en tercer lugar, por el papel de equilibrar el almacenamiento de energía estacionaria en casos de excesos de energía renovable. Todos estos excesos procedentes de, por ejemplo, la energía eólica o solar, podría almacenarse en hidrógeno de forma sencilla y volver a usarse en picos de demanda de electricidad.
Los expertos recuerdan que, para expandir la red que dé servicio a los coches eléctricos, se necesitan inversiones enormes, a la par que la disponibilidad de más cargadores para estos vehículos podría llegar a convertirse en un problema.
Fuente: InsideEVs