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La electrificación de la industria y el transporte tiene varios caminos y no todos se recorren con baterías. La pila de combustible también permite generar electricidad con la ayuda de un combustible y un comburente. Te contamos cómo.

Una pila de combustible es un dispositivo capaz de transformar la energía química en energía eléctrica directamente, sin pasos intermedios. Para ello utiliza un combustible, un comburente y tres elementos principales: el electrodo, el electrolito y las placas bipolares.
Para que la pila de combustible transforme la energía química en electricidad, es necesaria la intervención de un combustible y un comburente. El combustible utilizado suele ser el hidrógeno, mientras que el comburente acostumbra a ser el oxígeno.
Además, se hace necesaria la intervención de tres elementos que conforman la pila de combustible:
Así es el Toyota Mira de pila de combustible de hidrógeno.
Como ocurre con las baterías, las pilas de combustible pueden clasificarse en función del electrolito utilizado para su funcionamiento.
Las más habituales son las siguientes:
Ya te hemos avanzado algo en el apartado anterior, pero ahora concretamos más. Básicamente, las pilas de combustible se utilizan en tres campos principales:
Es muy posible que la aplicación más popular de la pila de combustible sea la que ya es una realidad en el transporte. No sólo existen automóviles comerciales de pila de hidrógeno, sino que también es una alternativa muy válida para el transporte pesado por tierra, mar y aire.
Las pilas de combustible estacionarias representan posiblemente el campo en el que hay más futuro para este tipo de tecnología. Son útiles para su uso en hospitales, zonas residenciales y todo tipo de industrias. Pueden usarse como generadores de calor y de electricidad, así como para la elaboración de sistemas de respaldo de la red principal en caso de emergencia.

Finalizamos con las pilas de combustible portátiles, que están orientadas a pequeños dispositivos eléctricos, desde móviles y ordenadores a pequeños electrodomésticos. Son muy escasas y la mayoría están en fase experimental, pero existen.
En líneas generales, hablamos de una tecnología en fase de desarrollo y que aún tiene que demostrar su verdadero potencial. Pero lo cierto es que no es novedosa, pues la primera pila de combustible de la que se tiene constancia data de 1843, cuando William R. Grove utilizó dos electrodos de platino sumergidos en ácido sulfúrico alimentados por hidrógeno y oxígeno.
Desde entonces, se han producido diversos avances, aunque dicha tecnología no ha conseguido dejar de ser poco más que una mera anécdota como aplicación práctica en la industria y el transporte.

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