Los eléctricos son solo la punta del iceberg, Mercedes se tambalea y los accionistas apuntan al CEO
Corren muy malos tiempos por Mercedes. La última junta general de accionistas no ha sido todo lo tranquila que se deseaba, con un Olla Källenius muy en la cuerda floja y presionado por unos resultados demasiado negativos. El sueco puede ser el siguiente en caer tras Carlos Tavares.

Las quinielas están encima de la mesa, y lo bueno es que todavía tienes tiempo para apostar. Eso si es que Olla Källenius no abandona el barco antes como lo hizo su homólogo el portugués al frente de Stellantis. Los dos tienen mucho en común, demasiadas cosas que sus accionistas le hacen ver en las juntas generales donde se exponen los resultados. Y los de Mercedes no son los mejores de los últimos tiempos.
No lo parece, pero la marca de la estrella acumula ya un tiempo dando bandazos. Se equivocaron con la estrategia de Mercedes EQ gastándose millones de euros en un marketing que acabó en la basura, y eso era lo de menos. Porque las ventas, la rentabilidad y la cuota de mercado están cayendo en picado desde hace meses en Mercedes y el fabricante Premium no se inmuta.

Los accionistas de Mercedes, en contra de la estrategia de su CEO
El pobre rendimiento de sus coches eléctricos es más que notable, pero no solo de estos, sino también de otros modelos de lujo que, en el pasado no habían tenido ese problema. Hablamos del Mercedes Clase S, que solo se fabrica en un turno. La reciente junta de accionistas no ha sido precisamente un paseo para Källenius, que ha visto como se le ha echado en cara las consecuencias de su estrategia.
Sí, Mercedes es una marca de lujo pero no hace falta demostrarlo de la manera en que se está haciendo. La política de solo coches eléctricos ha saltado por los aires, un fracaso auténtico como el de la estrategia del lujo, de la de abandonar los modelos de entrada a la gama como el Clase A o hacer de «AMG una marca compatible con la eficiencia y la ecología».
Los accionistas son observadores de la situación y ven mucho más allá de la caída en las ventas -la cuota de mercado global de Mercedes en el negocio de coches nuevos ha caído del 3 % en 2019 al 2,5 %- o de los pingües beneficios. Saben que la competencia se está volviendo más que feroz, con nuevos rivales asiáticos que van a por todas y que el objetivo de aumentar las ventas de 1,9 a 2,5 millones de vehículos en 2026 es imposible.
Mercedes logró mantener su posición como marca de lujo gracias a la disciplina de costes y una política de precios con márgenes elevados, un modelo que Källenius se ha cargado
El futuro de Källenius está en la cuerda floja, baila al borde del abismo
Mercedes está librando una seria batalla interna, en la que las ventas, los márgenes y los beneficios se encuentran bajo presión. Pero también una de las grandes debilidades de Mercedes que había logrado combatir: los proveedores. Estos se arriman a los fabricantes que más invierten en tecnología, y Mercedes es casi el único.
Pero, si estos aprecian que las cifras de producción siguen bajando, lo peor es que se reorientasen estratégicamente y alejarse de Mercedes, especialmente los que dominan la tecnología de baterías o semiconductores. Y esto ya lo ha señalado un directivo, apuntando que «Ya estamos notando que proveedores importantes están insatisfechos con nuestra tendencia de ventas».
Mercedes debe volver a la senda que la ha hecho grande y, hoy, Olla Källenius pende de un hilo. O le da la vuelta a la situación, y rápido, o a los alemanes y chinos, porque también los hay dentro, no les temblará el pulso. Audi está muy por detrás, pero BMW la puede adelantar en cualquier momento y recuperar el puesto será muy complicado.
