¿Cuánto cuestan de verdad? Cómo las marcas esconden el precio real de los coches
Te lo venden barato… hasta que lees la letra pequeña. La transparencia en los precios de los coches está en horas bajas: marcas que mezclan subvenciones, financiación y otros trucos para camuflar el precio real.

Voy a ser directo: comprar un coche en España hoy en día se ha convertido en una especie de misión de investigación con más trampas que una película de Indiana Jones. Es imposible saber cuánto cuesta realmente un coche. Las webs oficiales de las marcas, sus configuradores, los anuncios y las notas de prensa se han unido en una coreografía perfecta para confundir al comprador.
Te prometen un precio «desde» suculento, con flamantes descuentos, pero casi todos esos números vienen pegados a condiciones y letra pequeña. El que más molesto y engañoso me resulta es que las ayudas públicas como el Plan MOVES y similares aparecen en ocasiones como si fueran un descuento directo sobre el precio del coche.
Ojo que no estoy en contra de las ayudas públicas. El MOVES, la subvención del Gobierno Español para la adquisición de vehículos eléctricos e híbridos enchufables, es realmente útil y un buen incentivo. El problema no es la ayuda en sí, sino cómo se comunica: muchas marcas anuncian el precio con MOVES incluido como si fuese una rebaja inmediata y universal que hace el propio fabricante.

Confundir un incentivo público con un descuento comercial directo es jugar con la percepción del consumidor. En realidad la ayuda la paga la Administración y tiene condiciones, plazos y procesos administrativos. No siempre eres elegible, la cantidad puede variar y por si fuera poco deberás devolver una parte de lo que reciba en forma de impuestos en la declaración de la renta.
Publicidad vs realidad: jugando con las cifras
Algunas marcas rizan el rizo y también incluyen como descuento lo que podrías ahorrarte por la deducción en IRPF. Sí, te puedes desgravar un porcentaje en el IRPF al comprar un eléctrico, pero una vez más esa cantidad es un beneficio fiscal personal y no es un ahorro en el precio real del coche.
Hay otro clásico: los precios con descuento que sólo son válidos si aceptas la financiación que ofrece el fabricante. Ya no voy a entrar en el hecho de que normalmente los intereses van a ser mucho más altos que en un banco tradicional ni que en muchos contratos te pueden colar cláusulas abusivas con seguros vinculados o exigentes condiciones de cancelación anticipada.

Esas cuentas las tienes que hacer tú como en cualquier operación financiera, claro. La cuestión aquí es que nunca vas a pagar el precio anunciado sino bastante más. Echa un ojo al coste total del crédito y verás como entre intereses y comisiones ese precio mágico se evapora.
Ahora también está de moda entre los fabricantes no indicar el precio sino anunciar una cuota mensual muy baja. En la letra pequeña, muy pequeña, te exigen una notable entrada y una cuota final. Una elevada cuota final pensada para ver si hay suerte (para ellos) y vuelves a refinanciar lo que te queda de pagar y vuelves pagar intereses otra vez.
Hay que añadir que hay algunos fabricantes que indican el precio de sus coches con el descuento por fidelidad incluido. Esta es una rebaja que se hace cuando se entrega un vehículo usado de la misma marca en la compra del nuevo modelo. Una vez más, se trata de una reducción que no es ni mucho menos universal, generalmente pocos clientes podrán aprovecharse de ello.
La implantación a gran escala de los coches eléctricos ha cambiado muchas cosas, incluyendo la comunicación de precios y ofertas. La ventaja del menor coste de uso de un vehículo cero emisiones ha sido aprovechada para indicar el ahorro de combustible estimado frente a una alternativa de combustión. Poner un número medio está bien como referencia pero, aunque no es frecuente que lo pongan dentro del precio, sí que suele indicarse acompañándolo como si fuese algún tipo de descuento, pudiendo generar confusión.
Un precio real difícil de conocer
La ley española sobre publicidad es clara respecto a la publicidad engañosa. Está prohibido inducir a error al consumidor y silenciar datos fundamentales que puedan afectar su decisión de compra. A veces, algunas marcas están en una frontera difusa anunciado un precio que oculta condiciones. Se aprovechan de que tenemos herramientas legales, sí, pero en la práctica la denuncia y la resolución de estos asuntos puede tardar siglos así que pasamos del asunto.

Te pones a mirar las webs oficiales y las campañas publicitarias y terminas sospechando que hay gato encerrado en muchas ocasiones. En una época en la que la gente tiene mucha suspicacia con los precios de coches, que innegablemente han subido una barbaridad, estas prácticas generan una desconfianza aún mayor al dejar al comprador con más dudas que certezas.
Es una cuestión de credibilidad a largo plazo. Disfrazar los precios reales generan desconfianza, fomentan reclamaciones y debilita la percepción de una industria que ya tiene encima el reto enorme de la electrificación masiva bajo regulaciones medioambientales cada vez más estrictas.
Así que mi queja va por el lado de la transparencia y de la ética comercial. Si anuncias un precio, debes dejarlo claro: el PVP del coche sin condiciones, para todo el mundo. Al lado, por separado y nunca en una fuente más grande, se pueden poner los descuentos opcionales resultantes de financiar o aprovechar una ayuda pública. Todo clarito para que no parezca que sólo se quiere atrapar al comprador desprevenido.